viernes. 19.04.2024

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@jgonzalezok / Esta vez sí, las encuestas acertaron y el vencedor en las elecciones presidenciales de Argentina fue Mauricio Macri (Cambiemos), que en segunda vuelta enfrentaba al oficialista Daniel Scioli (Frente para la Victoria). La diferencia entre ambos fue muy justa: con el 99,03 % de las mesas escrutadas, Macri sacaba el 51,42 % de los votos y Scioli el 48,58 %. Prácticamente la misma diferencia que hubo en el primer turno, que fue de 2,93 puntos, pero entonces a favor de Scioli.

El resultado no fue tan amplio como se esperaba, seguramente surtió efecto la campaña del miedo que lanzaron Scioli y el gobierno, que pronosticaron la vuelta al neoliberalismo salvaje de los 90, a pesar de que Macri no practicó tal política en sus ochos años como jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires y de que anunció una política económica desarrollista.

En su primer discurso tras confirmarse su victoria Macri habló de un futuro sin revanchas o ajuste de cuentas. Volvió a repetir un concepto que venía utilizando en la campaña, el de que la Argentina que se viene no va a ser el fruto de un iluminado. No hubo en su discurso más definiciones políticas importantes, cosa que dejará para las próximas horas, cuando además anuncie el gabinete.

La presidente, Cristina Fernández, lo felicitó por el triunfo y lo convocó en la residencia de Olivos para el martes, momento en el que deberían empezar a coordinar la transición. Macri reconoció el gesto de la mandataria y calificó el diálogo que mantuvieron de “ejemplar”. La transición será muy breve ya que el cambio se producirá el próximo 10 de diciembre.

La vicepresidente electa, Gabriela Michetti, dijo en su discurso de la victoria que los humildes que en esos momentos pudieran estar preocupados y con sensación de temor, debían tener la seguridad de que no quedarán desamparados: “muy especialmente para ustedes vamos a trabajar”.

El derrotado Daniel Scioli habló poco después de las 21.30, hora local, tres horas después del cierre de los colegios, cuando ya se habían escrutado oficialmente más del 50 % de los votos. Hizo un discurso deshilachado, como si siguiera en campaña y repitió dos veces el deseo de que dios iluminara al nuevo presidente.

Conocida la derrota, la organización juvenil La Cámpora y otras agrupaciones kirchneristas, coparon la Plaza de Mayo. Algún medio local dijo que fue orden de la presidente para que los seguidores de Macri no festejaran delante de la Casa Rosada. Hubo algunos incidentes cuando la policía impidió que grupos kirchneristas avanzaran hacia el Obelisco, también en pleno centro de la capital porteña, donde festejaban los de Macri. No faltó un pequeño grupo que se manifestó ante la residencia presidencial de Olivos, pocos kilómetros al norte de la capital, para decirle a la presidente Chau, Cristina.

La victoria de Macri es la victoria de una estrategia en la que casi nadie creía, solo Macri: la de avanzar solos, sin acuerdo con Sergio Massa, el tercer candidato más votado en la primera vuelta, a pesar de que compartían su antikirchnerismo. El peligro era que la dispersión de votos favoreciera a Scioli en la primera vuelta, y que su nivel de votos fuera tal que no necesitara acudir al ballottage o segunda vuelta.

El nuevo mapa político argentino también supone una circunstancia inédita desde que se recuperó la democracia en 1983: la de tener al presidente, al jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires –Horacio Rodríguez Larreta- y al gobernador de la provincia –en este caso gobernadora, María Eugenia Vidal-, del mismo signo político. Esto permitirá coordinar políticas para casi la mitad de la población del país, algo que no fue posible en estos años, aún cuando la provincia y el gobierno nacional fueron del mismo color político. 

La jornada transcurrió con normalidad, aunque cabe destacar que tanto el candidato oficialista, Daniel Scioli, como la presidente saliente, Cristina Fernández, rompieron la prohibición de hacer proselitismo el día de la elección. El caso más descarado fue el de la mandataria, que habló en el mismo colegio electoral durante 28 minutos, en los que hizo extensas reflexiones en las que desacreditó al candidato opositor, Mauricio Macri, y realizó un verdadero acto de campaña. En la justicia se recibieron varias denuncias. Horas después, la mandataria reiteraría sus dichos en una larga catarata a través de la red social Twitter, incluyendo el vídeo íntegro de la televisión pública con sus palabras de horas antes.

El desenlace de las elecciones confirma la catástrofe que enfrenta el peronismo/kirchnerismo, después de 12 años de hegemonía. La presidente, Cristina Fernández, había sido elegida hace solo cuatro años con un inédito 54 % en la primera vuelta. Los peronistas perdieron la presidencia, pero también un gran número de bastiones que se consideraban inexpugnables, como la provincia de Buenos Aires. El pase de facturas ya comenzó y son numerosas las voces que hablan de la necesidad de renovación.

El derrotado es Scioli, pero la principal perjudicada, políticamente, es la presidente. Cristina Fernández no era candidata a nada, pero la responsabilidad política de la elección de cada uno de los candidatos y el diseño de la campaña electoral fue enteramente suya.

A ella hay que adjudicarle no solo la derrota de Scioli, también la del candidato para la provincia de Buenos Aires, que fue el bastión clave del peronismo a lo largo de su historia. Y de numerosas localidades que llevaban décadas en poder de los llamados barones del peronismo, básicamente en el conurbano bonaerense. Junto a ella, también son responsables los muchachos de La Cámpora, la organización juvenil ultrakirchnerista sobre la que se respaldó en los últimos años.

El ex candidato presidencial Sergio Massa, que quedó tercero en la primera vuelta, definió cuál va a ser su posición ante el futuro gobierno: “Así como vamos a estar a favor de las medidas para mejorar la vida de los trabajadores y la calidad educativa, también vamos a levantar la voz si el gobierno toma un camino que no lleve a buen puerto”. Igualmente señaló que se abre una nueva etapa y que hace falta renovar los cuadros políticos e instituciones sólidas.

Gana Macri con el 51,5% de los votos