jueves. 28.03.2024
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Federico Luppi tomando café a la izquierda, con Bosso en el centro detrás de Alfredo Di Stéfano, con periodistas argentinos en Madrid

Querido Federico:

Yo sé que has sido, sos y serás uno de los grandes para siempre, aunque te enojes porque lo diga. Ya no vas a señalarme mi estómago prominente, poniendo cara de enfado, y decirme: ”¡Pero no viejo, VOS sos más joven, bajá esa panza que el fueye se ahoga si no tiene espacio y no perdona!” - Es cierto que soy más joven que vos, pero siempre hasta en los últimos años antes de que te diera ese revés fuerte en tu casa, con un golpe agravando la situación, tenías mejor pinta y hasta mejor estado físico que yo, que he seguido siendo menor por poco más de media docena de años. Porque los años de vida sedentaria sentado en sillas de discusiones de convenio, o negociaciones sobre política cultural en distintas mesas de todo el mundo, como representante sindical me habían hecho perder esa figura, que hacía que cuando nos conocimos en 1965, me dijeras, cosa habitual entre argentinos: ¿Qué hacés, flaco? El flaco Jorge ahora había expandido los límites ceñidos del cinturón y eso me criticabas, porque lo considerabas un descuido para un actor, y un riesgo para la persona.

¿Te acordás que el primer encuentro fue en el rodaje de Pajarito Gómez en 1965, una de las buenas películas argentinas de la época que vaya saber por qué no tuvo la trascendencia mundial de otras? Me había invitado al rodaje mi gran amigo Héctor Pellegrini, que también me llevaba 10 años, pero era compañero de desgracias y hasta para jugar e ir al fútbol, e interpretaba su gran protagonista y que por esa peli hasta su muerte siempre se quedó con el apodo de “Pajarito”. No me acuerdo bien que conexión tenías con Héctor y la ciudad de La Plata, pero la había. “ Pajarito Gómez” que internacionalmente se llamó distinto, fue dirigida por Rodolfo Kuhn con quien trabé amistad años después en Madrid, después de estar él primero en Alemania, y yo en Inglaterra. Rodolfo murió en México. Mirá vos, Pajarito, Rodolfo, los dos muertos, hace años, y ahora te me vas vos también. En ese primer encuentro contaste que habías empezado tarde la profesión, en tanto Pellegrini y yo empezamos jóvenes, porque habías trabajado en otras cosas. También lo había hecho yo para vivir, y además dijiste que eras de Ramallo, que yo conocía, porque estaba cerca de la ciudad de San Nicolás, donde había nacido mi madre y casi todo el lado de esa parte de mi familia.

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Rueda de prensa en Circulo de Bellas Artes,  en el centro Luppi a la derecha de Bosso, y a su izqu.  Cayetana Guillen Cuervo, rodeados por famosos como, Pepe Sacristán,  Pilar Bardem,  Iciar Bollaín,,Juan Diego,  etc

Curiosamente, desde 1965 no nos vimos hasta unos 10 años después cuando yo, de paso por Madrid en 1975, ya que vivía desde 1966 en Londres, te vi en la obra EL GRAN DESCHAVE, de Sergio de Cecco y A. Chulak, en la sala Cedaceros, con quien era entonces tu compañera sentimental, Haydée Padilla, muy amiga mía del tiempo del Teatro de los Independientes, en Buenos Aires. A mí me impresionó tanto el trabajo de ustedes, especialmente el tuyo, que a las semanas volví a Madrid trayendo a mi mujer de Londres, para que viera lo bueno que eran los actores argentinos, que yo tanto le mencionaba. Resulta que poco antes la había llevado a Buenos Aires a conocer a mi familia y que viera el teatro que yo tanto admiraba de los años 60, pero no había podido ver nada de lo que yo le contaba, porque la mayoría que yo consideraba los grandes como Alterio, Murúa, Brandoni, Soriano, Politti, Vidarte, Vos y un largo etcétera, no estaban en cartelera, exiliados fuera o prohibidos. Por tanto vos y Haydée me ayudaron a poder demostrarle a mi mujer que yo no mentía. Antes lo había podido ver en el cine en Londres, con Alterio en La Tregua, y luego en Pascual Duarte, hecha en España. Pero ustedes confirmaron en el directo del espectáculo en vivo la excelencia de las interpretaciones que había visto cuando yo empecé en el teatro en Buenos Aires de los sesenta. Al contarles esto a ustedes recuerdo que Haydée, por su indiferencia, no me creyó y en cambio vos no sólo lo aceptaste como cumplido sino que volviste a decir: ¡Pero, mirá vos Flaco viniste a vernos de nuevo, desde Londres!. Cierto es que algo había pasado entre ustedes, y bien sabía yo que Haydée tenía su temperamento. Como vos también tenías el tuyo, pero conmigo, siempre fuiste de un trato exquisito, afectuoso, fraternal ¡hasta cuando me regañabas por la panza!.

Desde entonces, nos vimos con una mayor frecuencia,, quiero decir cada cierto número de meses, o cada año, hasta el 2016. Porque en 1975, que tenías ofertas para quedarte en Madrid, me confesaste que te volvías a Argentina, que echabas mucho de menos. Y recuerdo en el Mundial del 78 en Argentina, al que me llevó la BBC de Londres como reportero encargado de la coordinación entre radio y televisión de la transmisión de los partidos, que analizamos algunos juntos. Pero lo que más me marcó fue una noche de charla hasta la madrugada en el Bar Suárez, de la calle Corrientes, un famoso refugio de los nocturnos empedernidos, no sólo intelectuales artistas , sino también de gente de profesión desconocida cuyos códigos de respeto excedían los límites de lo legal, primando el culto de la amistad, donde me diste una lección de vida, y compromiso, explicando porqué te quedabas en ese país gobernado por militares que mataban gente indiscriminadamente.

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Foto en Casa de Gobierno en Argentina, esperando a Kirchner, con Bosso y Lupi a los extremos, en medio Pilar Bardem y actores argentinos famosos como Marrale y Echarri.

Luego, en España coincidimos en algunas películas como actores, recuerdo La vieja música, una película de Mario Camus, en la que hacías el protagonista, un entrenador uruguayo del club de baloncesto de LUGO (nosotros decimos basquetbol). Yo hacía el pequeño papel de un inmigrante sudamericano, ex boxeador, que contrataban para darte una paliza. Pero los dos “sudacas” se encontraban de casualidad compartiendo soledades en una escena de bar llena de nostalgia, sin saber que a cambio del dinero que necesitaba para sobrevivir, mi personaje iba a golpear salvajemente al tuyo . ¿Te acordás que el otro protagonsta lo hacía Antonio Resines, tan joven como nosotros entonces, en 1985 y nos decía asombrado que no podía entender como vos y yo estábamos hablando de nuestras cosas o de fútbol, (él era del Rácing de Santander), y cuando nos llamaban a rodar nos poníamos en situación dramática, o de acción en la pelea… El provenía de la producción, y actor intuitivo donde los haya, ahora ya habrá aprendido eso y mucho más seguramente, con los años. También coincidimos en Nadie hablará de Nosotras… donde hacías un personaje fuerte de los que te iban de maravilla, y yo el guardaespaldas de una peletera mexicana, donde apenas hablaba pero tenía un papel con mucha acción. En esa película de “Tano” Díaz Yanes sobre los toreros, Pilar Bardem hizo una creación genial, y creo que de la admiración mutua pasaron a una entrañable amistad.

¿Te acuerdas que ibas y venías entre España, Argentina y varios países latinoamericanos trabajando tanto con grandes como jóvenes directores lo que te colocó en el ´´ámbito de ícono” del audiovisual de Iberoamérica? Hasta que en el 2001 perdiste unos cuantos ahorros conseguidos a costa de trabajo y esfuerzos, en aquello del corralito argentino, a vos que compartías el guito por la ciudad de Buenos Aires como por el campo, y le dijiste adiós a la Argentina para instalarte en Madrid.

Y España certificó tu compromiso firme “como pata’e mesa”, ante cualquier convocatoria que te hiciera para apoyar causas justas cuando yo conducía los dos sindicatos de actores y artistas españoles , fueran laborales, sociales ,culturales. Políticas... Y en ésas obtuviste la nacionalidad española y te mojaste en la reivindicación de la propiedad intelectual de los actores, abanderando la lucha por ese derecho para los actores argentinos. ¡Como olvidarme que junto con otras grandes figuras rioplatenses y españolas fuimos a ver al mismísimo presidente Néstor Kirchner para que apoyara por decreto la aplicación de una ley que ya existía en Argentina desde los años 30! En el medio de todo esto decidiste volver al teatro primero en España, con gran reconocimiento aunque no estuvieras conforme. Eso no terminó bien y lamentablemente, no pude ayudar, porque hasta el empresario me dijo que no me metiera, ya que el conflicto era difícil de entender. Y te fuiste a Buenos Aires a hacer teatro como a vos te gustaba, y con quien más querías, que era tu Susana, actriz escritora, directora. Pero, seguías dando cátedra en el cine, y hasta poco antes del comienzo del final estabas representando tu unipersonal en la calle Corrientes. Pero, ya te habías apartado de la directiva de la sociedad de gestión argentina, por la que tanto habías luchado, por divergencia de criterios. Me dijiste que estabas sufriendo sus consecuencias, como si fuera un correctivo. De tus derechos de propiedad intelectual, según contaste te estaban reteniendo el pago del 100 %, cuando sólo correspondía el 20 % para la manutención de tu hijo, según establecía la ley. Eso no sólo afectaba tus ingresos, sino que te dolía como una traición. ¿ Cómo puede ser que pasaras ansiedades con lo que era tuyo, después de haberte entregado en esa causa, en la defensa de los derechos humanos, las abuelas de Plaza de Mayo, y en tantas otras, como en el apoyo con alguna crítica, como la hacías hasta del fútbol de la selección argentina, a un gobierno kirchnerista que perdió su continuidad en la Argentina?

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En Casa de Gobierno, con presidente Kirchner, Pilar Bardem en primer plano a la izquierda, con Marrale, Luppi y China Zorrilla. Foto sacada por el autor de la carta

Hasta que a principios de abril de este año intentaba despedirme de vos y de Susana, en Buenos Aires, porque adelantaba mi vuelta a Madrid, por una huelga general en contra del nuevo gobierno de Macri, y me intrigaba que no podía localizarlos… Partí sin poder hacerlo, y cuando llegué a Madrid los mensajes contradictorios de amigos me decían que habías sufrido, una caída, una embolia? Que estabas en cuidados intensivos, y que al final salías empujando para vivir. Pero, ya no pude volver a hablar con vos, y mi comunicación esporádica era con Susana, a quien mandaba mensajes positivos de cosas emotivas familiares o de mi compromiso a trabajar con CCOO y hasta las entradas para ver a Messi en el Calderón en la final de Copa, o una jugada suya grabada en mi móvil , para que te las hiciera llegar…

Y cuando empezaba a intrigarme nuevamente el silencio, con la esperanza de que se debiera a tu mejoría, como cuando me contaban escuetamente tus progresos, hace una semana, me golpeó la noticia de tu muerte.

Por eso te escribo esta carta, porque hay cosas que vivimos juntos, y otras que no pude contarte personalmente, pero sé que te habrán gustado, cuando te la dijera Susana… Te la escribo para que la comentemos juntos cuando nos encontremos en algún lugar cuando volvamos a vernos, no sé cuando, como ya pasó otras veces.

Recibe hasta entonces el abrazo del ex Flaco Jorge que te promete que intentará bajar de peso.

Jorge Bosso, es actor, ex SG de la Unión de Actores y de la Federación de Artistas de España, y vicepresidente de la Federación Internacional de Actores-FIA-.

Carta a Federico Luppi