viernes. 19.04.2024
SANTIAGO PéREZ | DESDE RIO DE JANEIRO

El Día de la Independencia reaviva las protestas

La conflictividad social experimentada por Brasil durante junio y julio dista claramente de una resolución. Prueba de ello es el resurgimiento de las movilizaciones en las principales capitales del país con motivo de la celebración del 191 aniversario de la Independencia Nacional.

@perez_santiagoLa conflictividad social experimentada por Brasil durante los meses de Junio y Julio dista claramente de una resolución. Prueba de ello es el resurgimiento de las movilizaciones en las principales capitales del país con motivo de la celebración del 191 aniversario de la Independencia Nacional. El día sábado, 7 de Septiembre se registraron en Rio de Janeiro enfrentamientos entre los manifestantes y la policía en el centro de la ciudad. Heridos, detenidos, banderas de Brasil quemadas y el desfile oficial invadido por activistas fue el saldo de la jornada. Fuerzas policiales dispersaron las protestas arrojando gases lacrimógenos que acabaron por alcanzar no solo a los manifestantes sino también a las familias que asistían a la celebración.

En Brasilia, sede del Gobierno Federal y escenario del acto central se desplegó un inmenso y estricto operativo de seguridad. Durante la mañana la Presidenta Dilma Rousseff consiguió realizar un breve desfile (entre las 9:15 y las 10:18) en el tradicional vehículo Rolls-Royce oficial en forma descubierta. Las fuerzas de seguridad lograron mantener la zona bajo control evitando la presencia de manifestantes en el campo visual de la mandataria. Por la tarde la situación se modificó y las tensiones crecieron. La zona central de la capital se trasformó en un escenario de guerra con enfrentamientos entre la policía y los manifestantes, destrucción de patrimonio público e invasión de propiedad privada. Helicópteros de la Policía Militar realizaron vuelos rasantes a baja altura en forma intimidatoria. El operativo fue acompañando por el lanzamiento de bombas de efecto moral y gases lacrimógenos que finalmente lograron dispersar la concentración. Los incidentes se registraron en cercanías del Estadio Mané Garrincha, escenario que simultáneamente a estos acontecimientos albergaba del partido amistoso entre los seleccionados de Brasil y Australia. Se detectaron corridas y confusión en los accesos mismos al estadio.  

Durante toda la semana anterior se había respirado en Brasil un clima de expectativa en torno a las celebraciones por el Día de la Independencia. Circularon especulaciones sobre si las anunciadas protestas serían relevantes o no. Interrogante que quedó despejado con el desarrollo de los hechos durante el día 7. Si bien la concurrencia fue marcadamente inferior a la de las protestas del pasado Junio, no quedan dudas de la insatisfacción de la ciudadanía con la respuesta gubernamental a los reclamos de las calles. El estado de movilización continúa en el seno de la clase media brasileña, sector social que progresivamente adquiere conciencia de clase. 

Los reclamos se focalizaron, al igual que en anteriores protestas, en demandas contra la corrupción y mejoras en la salud y la educación públicas. El día viernes 6 por la noche, Dilma Rousseff se había dirigido a la nación por medio de un mensaje transmitido en cadena nacional en donde realizó un repaso por los principales logros de su gestión, intentando de alguna forma anticiparse a las posibles protestas.

Manifestaciones alcanzaron también a otras ciudades, registrándose incidentes en al menos 12 estados. En São Paulo la central Avenida Paulista fue bloqueada, en Belo Horizonte el saldo fue de decenas de detenidos y en el Estado de Alagoas el desfile por la Independencia debió ser cancelado.

El Día de la Independencia reaviva las protestas