viernes. 29.03.2024
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La presencia de Petro en Cúcuta ya se preveía caótica desde que él denunciara que el alcalde de esa ciudad, César Rojas, había ordenado desarmar la tarima que iba a ser utilizada

Bajo un ambiente de tensión quedó la campaña electoral colombiana luego del sabotaje y atentado en Cúcuta contra el candidato presidencial de la izquierdista Colombia Humana, Gustavo Petro, mientras empezó a rondar el fantasma de la violencia en las campañas que decidirán el 11 de marzo la composición del Congreso.

La presencia de Petro en Cúcuta ya se preveía caótica desde que él denunciara que el alcalde de esa ciudad, César Rojas, había ordenado desarmar la tarima que iba a ser utilizada y que, más preocupante aún, su seguridad, a cargo de la Policía de Cúcuta, también había sido desmantelada por órdenes de Rojas. Se repetía lo que había ocurrido con el alcalde Federico Gutiérrez, ante la visita de Petro a Medellín, aunque con algunos elementos diferentes.

Por su parte, el alcalde de Cúcuta señalaba que se había expedido un decreto con anterioridad, que prohibía hasta el próximo 12 de marzo cualquier manifestación a menos de 200 metros del palacio municipal. La manifestación de los seguidores de Petro estaba prevista a realizarse en el parque Santander y frente a éste funciona la alcaldía de la ciudad.

Petro defendía su campaña: “El derecho a la reunión política es fundamental, está escrito en la Constitución y no necesita de permiso de ninguna autoridad, solo se notifica mínimo con 48 horas de anticipación según la ley”, lo cual fue confirmado por Guillermo Rivera, ministro del Interior

Petro llegó a Cúcuta, y mientras se desplazaba en su camioneta blindada hacia el lugar de la concentración, le llovían piedras de todos lados. Antes, ya se había informado sobre la utilización de gases lacrimógenos por parte de la Policía para dispersar la multitud que esperaba al candidato. Un elemento, posiblemente un disparo, golpeó la ventana del lado en que viajaba el candidato y rompió el blindaje (lo que demuestra la falta de seguridad en vehículos provistos por el gobierno).

Tras el atentado Petro reforzó la imagen del candidato víctima del establecimiento y luchador contra la contumancia entre el paramilitarismo y la política, y la capitalizó

¿Quién pudo estar detrás de los ataques? Petro no dudó en acusar al propio alcalde César Rojas, de haber organizado el sabotaje en compañía del exalcalde de esa ciudad Ramiro Suárez, a quien, dice el mismo Petro, “denuncié como asesino y paramilitar”. Petro se refiere a que César Rojas es muy cercano a Ramiro Suárez, quien ha sido condenado a 27 años de cárcel, por ser el autor intelectual de un homicidio en 2003.

Dice el portal La Silla Vacía que para su aspiración a la Alcaldía de Cúcuta, Rojas recibió el aval del cuestionado partido Opción Ciudadana “como un acuerdo entre el dueño del partido, el ‘parapolítico’ Luis Alberto Gil y Suárez Corzo, quien para ese entonces ya estaba recluido en la cárcel de La Picota”.

Para el candidato se trató de un plan pensado para atentar contra él y su campaña. Considera que fue llevado al punto más débil por parte de la Policía que lo acompañaba y esa sería una de las razones por las que fue fácil una agresión en contra del vehículo en el que se desplazaba. Más tarde denunció que se había intentado contratar a la barra juvenil del Cúcuta Deportivo para que realizara el saboteo, pero que, ante la negativa de ésta, utilizaron ciudadanos venezolanos, de los que han llegado del país huyendo de allá.

Tanto Petro como su campaña han hechos públicos videos en los que se ven destellos de disparos por los sitios en los que se desplazaba a bordo del vehículo. “Este video lo que demuestra es que la policía del alcalde de Cúcuta me llevó preciso al punto donde me iban a atentar. Así de simple y así de bárbaro. En silencio el Presidente de la República”, escribió el candidato.

Tras el atentado Petro reforzó la imagen del candidato víctima del establecimiento y luchador contra la contumancia entre el paramilitarismo y la política, y la capitalizó.

Aprovechó para abrir la brecha con el exvicepresidente y también candidato presidencial Vargas Lleras, con quien ya se había enfrentado por el modelo económico, por el incidente entre los soldados e indígenas del Cauca armados con machete y ahora al denunciar que tiene el apoyo del condenado Ramiro Suárez en Cúcuta.

Mientras, el candidato presidencial de la Farc, Rodrigo Londoño, conocido en su época de guerrillero como 'Timochenko, será operado la próxima semana tras ser internado en la Clínica Shaio de Bogotá por un dolor torácico, en una intervención que no reviste gravedad. Londoño descartó que vaya a renunciar a su candidatura, aun cuando estará dos meses fuera de acción.


Camilo Rengifo Marín | Economista y académico colombiano, investigador del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE) | Publicado originalmente en Alainet

Atentan contra Petro: ronda en Colombia el fantasma de la violencia