viernes. 29.03.2024
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Una nación sin crítica, es una nación ciega: Octavio Paz.

México, atropellos imperiales

Como nación independiente ahora, México cuenta entre los más grandes agravios cometidos en su contra, cuando menos con dos grandes heridas que no cierran: la conquista española que se extendió por ¡tres largos siglos!, y la invasión de su territorio por parte de los Estados Unidos de América que le fincó nuevas fronteras.

Ambas acciones, bien planeadas y desarrolladas por sendos imperios: el primero, español que recién estrenaba su aventurerismo por los mares, a finales del siglo XV; el segundo, norteamericano que se apresuró a consolidar desde mediados del siglo XIX, primero territorialmente sobre suelo mexicano y luego lanzarse al control del continente tras la confronta con la España trasatlántica y los procesos independentistas.

Ambos acontecimientos que ocurrieron a lo largo de los siglos, subsisten en la conciencia de los mexicanos, el primero como choque entre dos culturas —jamás “encuentro” porque nunca fue pacífico, siempre violento—; el segundo, cual robo que cercenó al país más de la mitad de su antigua extensión territorial

Ambos acontecimientos que ocurrieron a lo largo de los siglos, subsisten en la conciencia de los mexicanos, el primero como choque entre dos culturas —jamás “encuentro” porque nunca fue pacífico, siempre violento—; el segundo, cual robo que cercenó al país más de la mitad de su antigua extensión territorial.

De ambos temas se habla poco o nada, tanto en México como España y EUA. En México por el servilismo, el sometimiento o la subordinación de las elites liberales y conservadores a lo largo de la historia. En los otros dos países, España y EUA, por pura conveniencia. Al contrario, en la práctica no se alejan nunca.

Siquiera el calendario donde el tratamiento es vergonzante. Las efemérides —la versión siempre oficial— del 2 de febrero de 1848 cuando México pierde “más de la mitad de su territorio”, se aclara que fue en cumplimiento de la “doctrina del destino manifiesto”, que EUA gana la guerra y México la pierde. Antes, sobre el 13 de agosto cuando “Hernán Cortés conquista Tenochtitlan y hace prisionero a Cuauhtémoc…”, como por asares del destino, por la cruz y las espadas, el catolicismo español.

A la fecha, eso sí, heridas que no cierran, como calificó el escritor Carlos Fuentes a la frontera entre México y EUA. Sobre España, el agravio está latente, es parte del recuerdo entre la población —por dos vías: la cultura y los vestigios que sobrevivieron, códices y pirámides— en tanto no hay disculpas públicas, mucho menos indemnización. Improcedente, dirán; que no debería, por tener una justificación real basada en el saqueo de las riquezas naturales, el patrimonio de los pueblos.

De la mano de una concepción impuesta de la historia—recuérdese que la historia la escriben los conquistadores y a los conquistados no les queda otra que acatar en cuanto subordinados—, están las versiones “oficiales” de los acontecimientos, cual efemérides; las historias escritas de los grupos siempre en el gobierno, que no son otros que las familias que heredan y detentan el poder, por las buenas o a la mala.

Las cartas y la polémica, que apenas empieza

En referencia a España y el Vaticano, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador anunció que envió sendas cartas al rey Felipe VI (su antecesor de hace cinco siglos fue Felipe I) y al Papa Francisco (su antecesor Alejandro VI, emisor de las llamadas “bulas alejandrinas”), con el fin de dar inicio a un “proceso de reconciliación” rumbo a los 500 años de ocurrida la conquista de la ciudad capital México-Tenochtitlan, a partir de que pidan perdón por los agravios.

Es decir, “que se haga una revisión histórica (dice el presidente mexicano). Sobre todo, que se reconozcan los agravios que se cometieron y sufrieron los pueblos originarios. La petición la hizo López Obrador en las ruinas prehispánicas de Comalcalco, Tabasco, acompañado de su esposa la escritora e historiadora Beatriz Gutiérrez Müller, quien preside el Consejo de la Memoria Histórica.

“Que la corona española haga este reconocimiento y lo mismo la Iglesia católica, porque no se trató sólo del encuentro entre dos culturas. Fue una invasión y se cometieron actos de avasallamiento, se asesinaron a miles de personas durante todo este periodo.

“Se impuso una cultura, una civilización sobre otra, al grado que se construyeron los templos de la iglesia católica encima de los antiguos de los pueblos prehispánicos, como en Cholula Puebla.

“También se excomulgó a quienes son los padres de nuestra patria, Hidalgo y Morelos, subrayó entre aplausos.

Para el mandatario, el objetivo de las cartas no es profundizar los diferendos entre las partes sobre lo sucedido durante la Conquista, sino sacarlos del subsuelo, porque, aunque se niegue, hay heridas abiertas. Es mejor reconocer que hubo errores.”

La reconciliación

Eso es lo que se pretende con las misivas al rey de España y al Papa, anticipando que en nombre del Estado mexicano también pedirá perdón por los excesos cometidos durante 200 años del México independiente, en especial el exterminio de los yaquis y la represión a los mayas durante el porfiriato y la Revolución, así como el asesinato de miles de personas de la comunidad china en ese periodo.

Hay que recordar, primero, que desde España se ha impuesto la idea del “descubrimiento de América”, un proceso en el que intervino Cristóbal Colón y sus acompañantes montados en sus tres carabelas. Esa fecha se refiere a 1942.

Pero los españoles no se conformaron con “descubrir”, lo que inicialmente creyeron, una nueva ruta para llegar a la India por las especias. No. La corona española de Fernando II de Aragón e Isabel I de Castilla, enviaron a Hernán Cortés para hacer la guerra y conquistar el nuevo territorio, a costa de lo que fuera, como el exterminio y la imposición católica a los supervivientes.

Eso no debe olvidarse. ¿Acaso enviaron a un equipo de geógrafos o historiadores para conocer los nuevos territorios?

Por ello, lo que dimensiona el sentido de la llegada de los españoles a América es la toma militar de Nueva Tenochtitlan, entre 1519 y 1521. Ese es el hecho importante, no el descubrimiento. Para comenzar a dimensionar los hechos históricos, reconocer los agravios y comenzar a cerrar las heridas.

Ese debe ser un elemento importante clave sobre el significado real de la conquista

Siglo XV, 70 millones de indígenas, siglo y medio después quedaron 3 millones y medio. Darcy Ribeiro, antropólogo.

Galeano escribió en 2007 que el 12 de octubre de 1492 “América descubrió el capitalismo en 1942”. Colón y los banqueros genoveses y los reyes de España financiaron la cruzada. En su diario el descubrimiento, Colón escribió 131 veces la palabra “oro” y 51 veces “Dios o Ntro. Señor”.

Las enfermedades terminaron con 95% de la población. La viruela, epidemia de viruela en Santo Domingo acabo con prácticamente toda la población entre 1518 y 1519. Y la llegada de Francisco Pizarro a Perú (conquistado entre 1532-1533), fue el golpe final del imperio español sobre América.

Artículo publicado por Salvador González Briceño en Alainet

A 500 años de la caída de Tenochtitlan: “Hermanarse en la reconciliación”