sábado. 20.04.2024
Ada Colau y Yolanda Díaz. Barcelona 14 de Enero 2023

Con el título sería suficiente pero deseo añadir un poco más.

La mañana estaba luminosa y casi calurosa. Yolanda Diaz es un fenómeno por razones evidentes algunas y por otras que habrá que ir desgranando y, además, mi endémica afición a estar en los momentos importantes para que no me lo cuenten, me movilizaron hacia el Auditorio de Barcelona, con casi 2500 localidades de aforo, donde estaba convocada una “sesión de escucha” en la perspectiva del proyecto político “Sumar” que ella lidera en fase magmática aún.

Llegué con casi media hora de antelación sobre la hora prevista de inicio, las 11. Para mi sorpresa, tardé 10 minutos en recorrer el trayecto desde la cabeza a la cola de la fila, o sea, un kilómetro de fila que siguió creciendo tras de mí pues allí no paraba de  venir gente.

Aquel gentío esperando ordenada y alegremente, avanzando despacito, me remitió sin quererlo a los mitines electorales del 77 o el 82, a las filas del tranvía o el autobús de Barcelona a Badalona de los 50 y los 60, a la visita del Papa polaco, o al gran mitin contra los Pactos de La Moncloa que dimos en el Palacio de los Deportes de Barcelona en Octubre del 77 (aún me tiemblan las piernas).

En la fila había de toda edad y condición, bajo el común denominador del civismo y la expectación ante lo nuevo. Como me estaba temiendo, poco antes de llegar a la entrada principal del Auditorio, muchachas y muchachos del servicio de orden y organización recorrían la fila diciendo a la gente que ya no cabía nadie más y que Yolanda y Ada saldrían a la explanada cubierta que hay a la entrada para saludar -y consolar, pensé yo, al excedente de cupo-.

La fila se disolvió y todo el mundo apuró para tener buen sitio en la explanada. Allí había mucha gente desde luego. Al poco salió la alcaldesa Ada Colau, referente y mentora de Yolanda Diaz en Catalunya, pidió disculpas por no caber y nos remitió a un canal de YouTube para seguir el acto. Yolanda saludó, prometió volver a Barcelona a un sitio con más aforo, y enfatizó que un proyecto político para la próxima década para un nuevo país en el que la gente viva mejor … no es posible sin Barcelona y sin Catalunya. La insistencia en lo de la década me plantea un pequeño dilema: ¿Por qué 10 años y no 8 o 12 si las legislaturas son de 4?

Alguien echó a faltar pantallas grandes en la explanada para que los excedentes siguiéramos el acto y lo dijo de buen rollo, un hombre ya de edad, bajo y fornido, con aspecto de viejo metalúrgico comunista del Vallés, gritaba sin poder contener la risa, “mamones, si hubiera que pagar no vendríais tantos …”, algunos otros, tras las breves y sentidas palabras de Yolanda Diaz, coreaban “presidenta, presidenta”.

Y eso fue todo.

Sin la menor duda ni asomo de ironía, y por lo que yo ví ayer en Barcelona, el proyecto político de Yolanda Diaz tiene un continente muy brillante, potente. Se notaban sentido de la necesidad y ganas en el personal.

Sobre el contenido y, por lo tanto, su viabilidad y éxito, es pronto para mí emitir opinión o valoración. Tiempo habrá de irlo desgranando. La cosa se proyecta para las Generales de Diciembre y pasa de las Municipales de  Mayo.

Además, tiene uno muchos años de ver desfilar proyectos a la “izquierda del PSOE”, desde el remoto Iglesias del 83, Gerardo, al más reciente Iglesias, Pablo, de hace una década, “para construir un nuevo país en el que la gente viva mejor”. Yo mismo, sin ir más lejos, escribí un largo artículo para recibir al actual gobierno progresista de coalición, a finales del 2019, con un título inequívoco,  “Un nuevo gobierno para una nueva España”.

Cada vez más a menudo me lío a palos -dialécticos- conmigo mismo para que el escepticismo de la edad no se imponga a la esperanza de la vida. Pero lo hago sin hacerme trampas y en la  certeza de que ya no soy aquel muchacho -despierto y abierto al mundo, que diría Raimon- que cada 4 años, con ocasión del Congreso correspondiente de la USO, escribía resoluciones generales y programas de acción que me quedaban preciosos proponiendo nuevos países para que la gente viviera mejor.

Permítanme algunos telegramas para despedirme y no hacer esto más largo:

  •  Obviamente, como socialista que soy desde adolescente (coño, en verso), votaré siempre al socialismo democrático que lo lideran, hoy por hoy, Pedro Sánchez en España y Salvador Illa en Catalunya.   Porque  es la centralidad de la izquierda española y lleva más de 140 años construyendo un país nuevo para que la gente viva mejor.
  • Obviamente, también, como demócrata y hombre de progreso, me interesa y preocupa muchísimo que ese espacio difuso llamado “a la izquierda del PSOE” no sea un guirigai estéril, una suma inútil de votos que no suman escaños. Bien al contrario, deseo y necesito que a la izquierda del PSOE, sin comillas, no se pierda ni un voto, porque se emiten todos, primero, y porque todos son útiles para sumar escaños hasta fundamentar un próximo gobierno más incisivo en lo social y económico por ser más mayoritario y estable.
  • Precisamente por ello, deseo éxito de corazón a Yolanda Diaz. Si alguien tiene aptitudes y posibilidades es ella.
  •  Por ello,  lo más lúcido que he oído últimamente sobre el tema ha sido la propuesta de Alberto Garzón, coordinador general de IU, un muchacho discreto y serio, que se le entiende bien cuando habla, planteando que todo lo que hay real o supuestamente a la izquierda del PSOE se agrupe como una piña bajo el liderazgo de Yolanda Diaz.

Que así sea, porque en el 2023 se van a librar batallas que de ganarlas unas derechas fundadas en el sabotaje y la regresión pueden provocar una onda depresiva en las izquierdas que dure más de lo que imaginamos.

Yolanda Díaz coloca el cartel de “no hay billetes” en Barcelona