jueves. 18.04.2024
nuñez feijoo

El oficio de asesor político está, a veces, sobrevalorado. Hay, por eso, dos o tres nombres que, en los últimos tiempos, han circulado como auténticos genios dignos de que la Academia Sueca creara alguna modalidad de Premio Nobel que reconociera sus méritos aparentemente superlativos. Y no es que, yo, les quiera quitar el pan y la sal, pero insisto en la exageración que se suele emplear para hablar de sus méritos en la ejecución de ese trabajo, por lo demás, imprescindible.

Pues bien, creo que el Congreso del PP en Sevilla durante este fin de semana debería desmontar ese mito por la simplicidad del método empleado para encumbrar a su nuevo líder, publicitar su presunta nueva política y, sobre todo, recuperar la moral de su tropa después de sus últimos episodios. Y, todo, con algo más simple que el mecanismo de un chupete. Con el guion de una película de Disney.

Me refiero a Mary Poppins, esa institutriz que debía de encargarse de poner orden en la vida de los hijos, niño y niña, de un banquero. Después de una breve introducción donde se explica que los niños eran muy traviesos, la película comienza con la búsqueda de una nueva institutriz, ya que la anterior no aguantaba más la vida en esa casa. El casting de las nuevas aspirantes termina con la famosa escena del cambio de aires que trae volando a Mary Poppins. Y ya estamos en Sevilla, donde el viento del Este de la película ha cambiado de punto cardinal de procedencia por un viento del Oeste, situación de la Galicia de Núñez Feijóo.

A partir de ahí el guion del congreso ha seguido milimétricamente el de la película como le será fácil comprobar a cualquiera que la haya visto, o sea, a cualquiera. Mary Poppins comienza por poner orden en la habitación de los niños, eso sí, empleando la magia, que es el procedimiento más rápido que se conoce para arreglar algo que no parece tener arreglo. Dado que en las primeras declaraciones no se ha dicho nada de Génova 13, y dado el tiempo trascurrido desde que se anunció su traslado por motivos estéticos, hay que pensar que el pregonado cambio de sede ha sido enterrado junto a su promotor, como hacían los egipcios con su faraón al que enterraban con sus objetos más preciados. Y, a veces, con sus colaboradores más cercanos.

Después, de esa escena sólo hay que seguir la letra de las canciones más conocidas de la película. Empezando por "Hoy es día de fiesta", que si cuyo título no es lo suficientemente expresivo, su letra habla de que, incluso, daban "ganas de volar" porque "Mary hace soñar", "explicar mil maravillas sabe" y cosas por el estilo. En fin, una carta de presentación como corresponde a alguien a quien se le atribuye el poder de restaurar el orden de las cosas frente al caos.

Porque, efectivamente, Núñez Feijóo va a tener que explicar "mil maravillas". Por ejemplo, cómo auxiliarse de la derecha de la derecha, sin llamarla ultraderecha, no sea que se molesten. Por supuesto, esa explicación comienza en la fase previa, o sea en Castilla y León, con el sólido argumento del "pio, pio, que yo no he sido" y continuará anunciando su propósito de obtener una mayoría absoluta que le haga innecesario el antiestético abrazo del oso. Pero, si llega ese temido momento, siempre tendrá la posibilidad de hacer tragar esa píldora "Con un poco de azúcar". De azúcar de caña, claro, como recordará alguien con aquel famoso aforismo de "A los tontos de Carabaña se les engaña con una caña".

Pero, que nadie se preocupe porque, repitámoslo, don Alberto, "explicar mil maravillas sabe". Y, en el momento más complicado, siempre podrá entonar el Supercalifragilisticoexpialidoso que, "aunque suene extravagante, raro y espantoso, si lo dice con soltura sonará armonioso". Así que, tranquilos sus partidarios porque se anuncian tiempos esperanzadores de victoria, veremos cómo, cuándo y con quien. Y tranquilos en los partidarios del actual gobierno de izquierdas porque parece ser que tendrán, a partir de ahora, una oposición con vocación de ser adversarios y no enemigos. A ver lo que dura.

Solo recordar que Mary Poppins se terminó yendo cuando volvió a cambiar el aire. Al fin y al cabo, sic transit gloria mundi.

Supercalifragilisticoexpialidoso