martes. 23.04.2024
carteles-bancos-sucursales

Una noticia que ha pasado desapercibida como una más de las noticias económicas es que ya se puede evaluar el coste del rescate del sistema financiero a manos de nuestros impuestos presentes y/o futuros. La cuestión es que la UE, a través de Eurostat, ha determinado el coste de la participación del Estado a través del FROB en el rescate bancario –la SAREB, es decir, el llamado “banco malo”–. Este coste lo estima la UE en 35.000 millones de euros. A ello hay que añadir el coste ya estipulado por el Banco de España –aunque el Tribunal de Cuentas daba cifras ligeramente distintas– de 42.561 millones. En conjunto y redondeando supondría el rescate solo por estos conceptos de más de 77.000 millones de euros. Pero no para ahí la cosa, porque estamos a la espera de que el ICO fije el coste de los avales otorgados a las empresas que tenga que hacer frente el instituto por fallidos. En un principio se creó una línea de 100.000 millones y veremos la evaluación de todo ello y que dependerá indirectamente de la marcha de la pandemia.

¿Y quién y cómo se paga todo esto? Pues con nuestros impuestos en el tiempo presente o con impuestos de próximas generaciones si parte se hace con emisión de deuda pública, cosa que exige precisamente Bruselas para que quede constancia de que estos 35.000 millones de euros son deuda y no las mentiras que nos lanzaron Rajoy y Rato en su momento. Al final, cualquier obligación de pago cuyo deudor es el Estado –el conjunto de las distintas Administraciones– se convierte en deuda pública, salvo las ayudas a fondo perdido excepcionales como son los 72.000 millones de la Next Generation de la UE.

Por ello debería ser noticia y una exigencia –incluso de los neoliberales de plumilla digital– que se estableciera un impuesto especial para que los bancos o el conjunto del sistema financiero pagara en el impuesto de Sociedades esta deuda en un plazo a fijar. Por ejemplo, en un plazo de 10 años, los 77.000 millones de euros al 1% de interés se convertirían en 7.735,34 millones por año, cantidad perfectamente asumible por el sistema financiero. Es verdad que pagarían justos por pecadores, pero con el sistema actual pagaríamos los justos y los pecadores se irían de rositas. Incluso aunque no hubiera ni lo uno de lo otro, incluso aunque no querramos poner a la cuestión carga ética, es injusto, inmoral y un robo que lo paguen solo los ciudadanos con los impuestos sobre sus rentas. Al pagarse con el impuesto de Sociedades se pagaría solo cuando hubiera beneficios y no afecta a la asignación de recursos puesto que este impuesto es neutro desde esa perspectiva.

El impacto sobre la deuda pública será de un incremento de un 3,18% (si nuestro PIB se fija en 1.100.000 millones de euros tras la crisis) que, sumado al 117% de deuda/PIB, nos da una deuda cercana al 120%, cifra ya más que respetable. Por ello, lo dicho: un impuesto especial para el sistema financiero y en eso debiera estar la izquierda y, especialmente, la izquierda no neoliberal que es Unidas Podemos y no en otras peleas de menor fuste aunque no despreciables.

El sistema financiero y su rescate con nuestros impuestos