Decíamos recientemente, en esta misma página, que la brecha salarial se ensanchó en 33 euros durante el último año, de manera que las mujeres aún cobran 4.948 euros menos que los hombres. Y que aunque en 2019 las diferencias aumentaron justo la mitad que un año antes, a este ritmo harían falta 121 años para acabar con ellas.
Las desigualdades varían en función de la edad, la renta, la comunidad autónoma de residencia… Y de los sectores de actividad. Así, mientras que en banca y seguros la brecha salarial entre hombres y mujeres supera los 16.300 euros, en construcción y actividades inmobiliarias no alcanza los 960 euros.
En la segunda posición de este ranking de la desigualdad salarial se encontraría el sector de la información y las comunicaciones, en el que las mujeres cobran unos 7.700 euros menos. Y el pódium de la discriminación lo completaría el sector del comercio, las reparaciones y el transporte, donde las diferencias son de casi 6.500 euros.
Acabar con la brecha salarial y luchar por lograr una sociedad más igualitaria es una de las causas más urgentes y necesarias en la actualidad. Es una cuestión de vivir en un mundo más justo. Y mejor
Son algunas de las principales conclusiones de nuestro V Informe “Brecha salarial y techo de cristal”, que presentamos en la antesala del Día Internacional de la Mujer, justo después de que la Comisión Europea lanzara una batería de medidas para hacer frente a la discriminación salarial.
En cuanto a salarios medios, donde menos ganan las mujeres es en el sector agrícola, que registra sueldos para ellas que apenas superan los 5.900 euros.
Por otra parte, los avances registrados aún no logran equiparar la presencia de la mujer en el ámbito laboral. Sin embargo, existen diferencias sustanciales entre sectores, puesto que mientras la representación de mujeres en el área de la construcción y las actividades inmobiliarias apenas supera el 20% sobre el total de asalariados, en los servicios sociales prácticamente escala hasta el 63% de los puestos.
De ahí que convenga insistir en la urgencia de alcanzar un Pacto de Estado para acabar con uno de los principales detonantes de la desigualdad económica y social, y romper el techo de cristal a través de una promoción profesional más igualitaria.
Porque acabar con la brecha salarial y luchar por lograr una sociedad más igualitaria es una de las causas más urgentes y necesarias en la actualidad. Es una cuestión de vivir en un mundo más justo. Y mejor.
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