miércoles. 24.04.2024
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Foto de archivo

El Partido Popular siempre se ha caracterizado por explotar en su beneficio electoralista temas muy delicados, como el del terrorismo. No le ha temblado el pulso en instrumentalizar a las víctimas para ganar enteros electorales entre gente poco avisada. Contrasta esta memoria intempestiva con su amnesia de las propias corruptelas y de los líderes caídos. En esto hacen como con la memoria histórica, olvidarse de todo. Génova 13 ya no se vende y la presidencia saliente del partido nunca existió, al igual que quienes le salieron ranas a Esperanza Aguirre o las escandalosas comisiones aprobadas por quien acaba de ser fichada para integrar el nuevo equipo directivo.

Ahora sus fuerzas vivas prevén convencidos de haber encontrado la piedra filosofal para ganar las próximas elecciones. Rebajar los impuestos a quienes más tienen, invitándoles además a cambiar de comunidad autónoma, profesando un exacerbado nacionalismo periférico andaluz o madrileño que compite con otros mucho mejor acreditados en esa materia. Eso sí, luego abres las puertas al dinero que venga de otras administraciones o instituciones. Faltaría más. Que recauden otros y me financien algunas prestaciones para disimular una mínima gestión.

Que recauden otros y me financien algunas prestaciones para disimular una mínima gestión

Esta campaña va contracorriente. Todas las voces más inesperadas claman por una recaudación extraordinaria entre los más pudientes y las empresas con mayores beneficios para hacer frente a una crisis globalizada. Los custodios de las finanzas entienden que resulta imprescindible tomar esas medidas, para poder sufragar las prestaciones que precisa una depauperada ciudadanía en medio de unas circunstancias tan precarias. La pandemia, el ambiente belicista, las desigualdades y los fraudes de todo tipo han generado una situación muy delicada para la inmensa mayoría en Europa.

Hace medio siglo los acaudalados tributaban por doquier porcentajes que hoy nos parecen inimaginables, máxime cuando la tendencia es a cotizar lo menos posible o nada. Eso es lo que propone nuestro partido conservador. Suprimir el impuesto a los patrimonios más pudientes, para que sigan creciendo y bajar el IVA en algunos productos para todos, al margen de sus ingresos. ¿Cuál es el problema de la progresividad en materia fiscal? Así es cómo entienden su cacareado patriotismo. A los ricos no les corresponde ser caritativos ni filántropos. Bastaría con que contribuyeran a los recursos compartidos en función de sus posibilidades.

A los ricos no les corresponde ser caritativos ni filántropos. Bastaría con que contribuyeran a los recursos compartidos en función de sus posibilidades

Lo contrario conduce a situaciones insostenibles. Mantener salarios que no permiten sobrevivir trabajando, desmantelar el sistema sanitario para privatizarlo, endeudar aún más a la población, propiciar que la juventud busque otros horizontes fuera de su país, incrementar la brecha digital e intergeneracional, fomentar la demagogia o despreciar la cultura, son algunas de las consecuencias que se agazapan tras esas rebajas fiscales para los más prósperos. Pero no saben hacerlo de otro modo y lo curioso es que logran captar los votos de aquellos a quienes más perjudica una política para privilegiados.

Que las rebajas fiscales propicien recaudar más es un argumento bastante tramposo. Si la gente dispone de más capital, consumirá más. Pero eso significaría que casi todos pueden ahorrar y no están endeudados, lo que no parece compadecerse con la realidad. Es el modelo de Trump. Un heredero que jamás ha cotizado nada y se precia de no hacerlo, mientras recauda donaciones ente sus adeptos. ¿Qué sería de nuestro sistema social, si todos los ciudadanos fueran tan ejemplares y no hubiera otros que contribuyen con su esfuerzo a mantener la esfera pública? ¿A quién dirigen sus discursos los paladines del “nuevo” Partido Popular?

¿A quiénes benefician las rebajas fiscales del Partido Popular?