viernes. 19.04.2024
Foto: Aministía Internacional

Hoy, 8 de marzotodos somos feministas. No solo todas. Estaría bueno que, en un día como hoy, alguien dejara de acompañar a aquellas trabajadoras neoyorquinas que, en 1857, salieron a la calle para reivindicar un salario digno en la fábrica textil donde trabajaban. Todos, con todas, a la calle.

¿Pero, a qué calle? Porque, no está claro. Hay varias prescriptoras que nos invitan a participar en según qué manifestaciones. En Madrid tenemos varias posibilidades, dependiendo del tipo de feminismo que aceptemos, por lo que podemos ir a la calle Ferraz o a las de Francisco Villaespesa o la de Santa Susana. Incluso a las calles de Génova o del Padre Damián, donde, en un día como hoy, también despachan feminismo, naturalmente, a su manera.

El feminismo siempre se ha desarrollado desde la izquierda porque ha sido desde donde han partido siempre los avances en materia de igualdad 

Pero, no nos despistemos. Se quiera o no, se reconozca o no, el feminismo siempre se ha desarrollado desde la izquierda porque ha sido desde ahí desde donde han partido siempre los avances en materia de igualdad de derechos entre hombres y mujeres y de defensa de estas frente a los abusos de aquellos. Y, ahora, hay una división en la izquierda respecto a cómo hay que actuar para corregir una ley que tiene el defecto de reducir condenas a agresores sexuales a quienes se quería castigar más y no menos.

Pero, esa división, se está produciendo por algo que la mayoría no entendemos. Oímos, y leemos, que se produce entre quienes quieren mantener la necesidad de manifestar el consentimiento previo y quien quiere volver al "código de la manada". Pero eso resulta de una simplicidad insultante para la mayoría de los ciudadanos. Yo, me siento insultado en mi inteligencia, sea cual sea esta.

Y, ahora, me dirijo a Nuevatribuna. ¿Por qué no invitáis a algún colaborador de los muchos que tenéis, expertos en el tema, a que nos expliquen a los demás, cual es la diferencia entre las soluciones que están proponiendo el PSOE y Unidas-Podemos para resolver los problemas jurídicos, no de fondo, que plantea esa “ley del sí es si”?. Porque, el tema no es solo jurídico, es también, evidentemente, social y, por supuesto, político ya que está dividiendo un gobierno de coalición, progresista, en momentos preelectorales en los que se puede ahondar en esa división.

Podría ocurrir que el problema no fuera jurídico, sino político, precisamente, por la proximidad de esos periodos electorales. Pues muy bien, pero si los ciudadanos pudiéramos conocer esas claves jurídicas, eso sí, con la mayor sencillez posible, podríamos entender mejor quien nos puede estar dando gato por liebre. 

¿Qué feminismo?