viernes. 19.04.2024
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Acto del PSC en la campaña electoral del 28M.

Catalunya, diferenciada y decisiva

En Catalunya, el socialismo democrático, y el conjunto de la izquierda, han obtenido resultados notablemente mejores que en el resto de España, en las elecciones del pasado 28 de mayo. Hay razones, causas y, ojalá, que efectos positivos que intento desgranar en las líneas que siguen.

En primer lugar, Catalunya es un contexto diferenciado respecto al conjunto. Por: 1) El 28M se celebraron aquí sólo elecciones municipales, 2) Aquí la conjunción entre la derecha extrema del PP y el neofascismo de VOX es muy débil y reduce casi a la nada la capacidad que tienen en otras zonas de España de generar odio, difamación, mentir con eficacia y envenenar el ambiente, 3) Tenemos, a cambio, un secesionismo cuqui, simpático y jodedor hasta el extremo de condicionar, normalmente para mal, la vida política y social; secesionismo que implica a sectores de derechas vulgares y, ese es el peor hecho diferencial, y a segmentos de la izquierda, 4) La fuerza diferenciadora del contexto hace que, no pocas veces, algunos agentes socio-políticos se ensimismen e insistan en el error de creer que España es poco menos que una anécdota incidental y no un factor determinante.

Pero, bueno, podemos darle todas las vueltas posibles mas Catalunya siempre será Catalunya, en sí misma y en España.

El PSC-PSOE revalida su condición de primer partido de Catalunya

En cuanto al PSC-PSOE, lo más destacado es que en estas municipales ha refrendado la victoria de aquellas autonómicas del 14 de Febrero de 2021, en las que superó en votos a la ERC semi-secesionista de Junqueras y al Junts hiper-secesionista de Puigdemont.

Aquellas autonómicas catalanas fueron un muy brillante estreno del nuevo líder del PSC-PSOE, Salvador Illa, un hombre bueno, serio, trabajador, con unos fundamentos socialistas suficientes, pisando firme sobre la realidad de las gentes de a pie y, como buen catalán, enemigo de piruetas estériles y retórica vacía. De Illa cabría decir lo mejor que se puede decir de un líder político democrático, que garantiza eficacia, estabilidad y seguridad, que es previsible y aburrido … madre mía, qué ausencia y que ansia tienen de eso la política catalana y la española.

La victoria del PSC-PSOE en aquellas autonómicas de 2021 no fue la obra de un hombre solo, obviamente. Como todo en la vida, y porque todos continuamos lo que otros continuaron, fue el resultado de un proceso. Un proceso motorizado, en primer lugar, por miles de militantes anónimos abnegados que ratificaron su lealtad socialista cuando otros -notables y bullangueros a los que yo llamé “escisionistas de lujo”- abandonaban el barco camino del secesionismo en boga. Un proceso dirigido con inteligencia y lealtad por Miquel Iceta, que apostó a corazón abierto y a todo riesgo por la racionalidad del diálogo, el acuerdo, las políticas de las necesidades reales de los más desfavorecidos frente a las ensoñaciones identitarias de las capas más acomodadas y favorecidas, como único método posible para sacar a Catalunya del hoyo que la metió el aventurismo secesionista. Una contribución clave de Pedro Sánchez, ya como presidente del Gobierno de España, con propuestas y medidas valientes, para desinflamar la tensión en que vivía Catalunya y reconducirla hacia la paz y la normalidad civil y la solución de los graves desequilibrios socio-económicos que lastran también su crecimiento y progreso. Con esa misma generosidad, Pedro Sánchez prescinde del ministro más emblemático en la lucha contra la pandemia, el más apreciado socialmente por su entrega y rigor, para que regrese a Catalunya a liderar el PSC-PSOE y a encabezar  el cartel electoral del 14 de Febrero 2021. Cierto que Pedro Sánchez cobró y bien por ello: Se llevó al gobierno de España un activo intelectual e histórico muy importante del PSC-PSOE: Miquel Iceta, por supuesto.

Mayorías electorales para gobiernos útiles

No fue fácil ni rápido volver a la normalidad socialista en Catalunya. Pero volvimos. El PSC-PSOE es el primer partido a nivel autonómico y a nivel municipal. Y espero y deseo que lo será también en las Elecciones Generales de España previstas para el próximo 23 de Julio. En esas estamos y se trata de ir convirtiendo democráticamente nuestras mayorías electorales en instrumentos institucionales de poder al servicio de la inmensa mayoría de la sociedad, pero muy especialmente de las clases trabajadoras de toda condición de las que provenimos y aspiramos a representar, organizar, defender y promover sus derechos, progreso integral y dignidad ciudadana. En Catalunya y en el conjunto de España. Convertir los votos en poder es lo que se espera de cualquier partido, máxime cuando se es el primero por el número de votos obtenidos.

Veamos cómo porque fácil no es en el enredado contexto descrito.

Me refiero al horizonte inmediato, primero, al que emana de las recientes municipales del 28 de Mayo,  al horizonte a corto plazo de las generales del 23 de Julio y, finalmente, al horizonte catalán, español y europeo de medio plazo que apunten nuestras generales próximas en relación a las europeas de 2024.

Junqueras y ERC deben elegir ser solución y no problema

Cualquier diseño posible tiene de entrada un problema endémico que aporta incertidumbre. Me refiero a Oriol Junqueras, el líder de ERC, al que yo llamo cariñosamente “polifemo”. Parece ser un hombre culto y afable en lo personal. Pero un auténtico desastre en lo político según le pete; un cagadudas, muy receptivo al qué dirán, que lo hace inestable e incierto al tener que vincular soluciones a problemas o relacionar los tiempos de lo táctico, lo estratégico o lo ideológico. Todo ello agravado por un talante antisocialista algo pueril. A veces pienso que sus mejores atributos políticos son haber estado en la cárcel, injustamente, según él y muchos más. Estos juicios sobre una personalidad tan importante de la vida catalana no me impiden manifestar respeto por él , por su simpatía y buena educación.

¿Por qué digo esto?. Porque hay precedentes en la actuación de este hombre que cabría definir políticamente como “cagadas sin paliativos” y, lo que es peor, que hay riesgos de que vuelva a repetirlas. Me refiero, primero, a la gestión de las autonómicas de 2021. Una fórmula tripartita de mayoría progresista -PSC, ERC y Comunes- se caía por su peso que era la mejor para garantizar estabilidad y progreso a una Catalunya muy deficitaria de ello. Pues no. Junqueras se emperró en que el Gobierno de Catalunya tenía que ser secesionista aunque de mentirijillas, y apañó una mayoría con los de Puigdemont y algún otro que a las pocas semanas andaban a sartenazos entre ellos en un espectáculo sórdido e indigno. Hoy el Gobierno de Catalunya es una cierta caricatura de sí mismo, monocolor de ERC pero superviviente gracias a la altura de miras y al sentido de los intereses generales, en Catalunya y en España, que tienen el PSC y Salvador Illa al aprobar los presupuestos de la Generalitat y no acosar a un Gobierno tan débil. Ello en medio de un parlamento catalán en estado gaseoso, bloqueado, porque la presidenta, una tal Borrás, de la bancada de Puigdemont, lleva meses negándose a aceptar que debe irse a causa de una sentencia judicial que la condena a cárcel e inhabilitación por delitos probados de prevaricación y malversación. Como ciudadano de esta Catalunya tan baja de tono político, institucional y vital, se me ocurre decirle al personaje con todo el retintín irónico de que soy capaz: “Gracias, Junqueras, por su lucidez  aquel Febrero del 2021 al señalarnos el camino …”

Hace unos días, el 28 de Mayo,  ha vuelto a arrojar en Catalunya un resultado municipal casi idéntico al autonómico de 2021. Más holgada victoria para el PSC, cierto retroceso para ERC y un leve respiro para los de Puigdemont, aunque muchos de  estos últimos han procurado disimularlo u ocultarlo, como es el caso clamoroso de Trías, candidato puigdemoniano al ayuntamiento de Barcelona.

¿Una fórmula progresista para gobernar los ayuntamientos de Catalunya o repetir la cagada de 2021?

La insistencia de la realidad impone la misma respuesta: Una fórmula tripartita progresista -PSC, ERC, Comunes- que aseguraría la gobernación estable y próspera de todos los grandes ayuntamientos de Catalunya, empezando por el de Barcelona. Una excelente conquista de las clases populares catalanas en el espacio municipal de proximidad. Una antesala  para restablecer cuanto antes la estabilidad y utilidad activa del Gobierno de Catalunya. Un contrapunto fuerte al poder municipal y autonómico que están urdiendo el PP y el neofascismo allí donde puedan. Una señal de compromiso inequívoco desde Catalunya con la necesidad de renovar y relanzar el mandato del Gobierno progresista de España tras las Elecciones Generales del 23 de Julio. Una apuesta democrática y progresista desde Catalunya y desde España que cierre el paso a la ola reaccionaria y neofascista que recorre Europa y que tendrá en las Elecciones Europeas de Mayo del 2024 una batalla determinante… Todo eso y más tiene que ver con la necesidad, matemáticamente posible, de una coalición progresista en Catalunya ya mismo.

¿Verdad que está clarísima esta fórmula y que sería muy buena para la inmensa mayoría aquí y en todas partes?. Pues Junqueras, tal vez añorando la cagada de Febrero del 2021, se apresuró  a declarar la misma noche del 28 de Mayo, que no, que ERC había bajado por no hablar de independencia, que había que volver a aislar al PSC, que había que buscar acuerdos con los secesionistas de Puigdemont en el sagrado nombre de la “unidad nacional”, que había que formar un gobierno catalán secesionista como mejor defensa frente al gobierno de España -inevitable según él- de PP y VOX … La declaración era la propia de un político que tiene un problema para cada solución, que se encastilla en el error flagrante, que parecen importarle muy poco los  riesgos serios que corre su país y sus conciudadanos a causa de su irresponsabilidad y actuación errática … No podía evitar la indignación mientras oía al líder carismático de ERC, y solo me venía a la boca una palabra,  pero no la pronuncié porque soy una persona educada.

A las pocas horas rompió su silencio otro líder histórico de ERC, Joan Tardá, pero que lleva mucho tiempo como hibernado tras dejar la portavocía del Congreso de los Diputados, que fue ejercida desde entonces por Rufián. Sin citarlo, Tardá salió al paso de las declaraciones de Junqueras, le recordó que ERC es un partido progresista, que la E quiere decir Esquerra, izquierda en castellano, que había que respetar  las resoluciones del último congreso, que hacer política no es bambolear a derecha o izquierda caprichosamente. Por supuesto, Tardá no propuso en sus declaraciones la fórmula tripartita a que me vengo refiriendo -tiene su dosis de antisocialismo- pero le dio a Junqueras con la mano abierta.

Democracia y progreso o autoritarismo y “derogación”. Esa es la disyuntiva a corto y medio plazo

Hasta aquí lo que hay. Lo demás son futuribles a días, semanas o meses vista. Meterme con ellos me parece un ejercicio abusivo del espacio e inútil. Tiempo habrá.

Quiero, no obstante, concluir punteando algunos de esos futuribles:

  1. Mucho antes de que empezara la campaña electoral al ayuntamiento de Barcelona le dije en privado a quien debía que me parecía algo muy pintoresco que el PSC fuera cuatro años miembro del gobierno presidido por Ada Colau y que tres meses antes de la elección el compañero Collboni se apeara en marcha para encabezar una oposición furibunda a Ada Colau. En fin, doctores tiene la Iglesia. Espero que aquella pirueta de gobierno a oposición no sea obstáculo insalvable para acordar una fórmula progresista para gobernar juntos el Ayuntamiento de Barcelona, que no es cualquier cosa. En todo caso, Collboni, en el gran mitin de cierre de la campaña electoral del 26 de Mayo en Barcelona, con Illa y Pedro Sánchez, proclamó casi a gritos tres veces  “no pactaré con Trías, no pactaré con Trías, no pactaré con Trias …”
  2. Espero y deseo que Junqueras y ERC no consumen una “alianza municipal secesionista” y se arriesguen a repetir el espectáculo bochornoso que dieron en el Gobierno de la Generalitat en 2021, pero ahora en decenas de ayuntamientos de Catalunya. La ciudadanía de esta tierra no merecemos la reiteración de esos espectáculos y, además, no está  el horno para bollos con el facherío rondando para saltar sobre nuestro autogobierno.
  3. El 23 de Julio no es la segunda vuelta de un duelo derecha-izquierda. Es mucho más, muchísimo más. Está en juego un modelo de Democracia y de España, respetuosa y vertebrada en su diversidad, fraterna, solidaria, orientada al progreso social y a la construcción de una Europa realmente comprometida con los grandes retos de la Humanidad, la paz y el cambio climático como fundamentales … o bien, mejor o mal, una España gris, “castellana”, autoritaria, regresiva en lo social, alineada con las expresiones más antieuropeas y funcionales de Trump y Putin. Una España “derogada” como proclaman las derechas. Catalunya, y el PSC-PSOE como pívot partidario, debemos volcarnos para lograr la victoria el 23 de Julio, y sumar nuestros resultados a los del PSOE y Yolanda, porque sólo la victoria nos sirve para dar continuidad y profundidad a una España y a una Catalunya en la que quepamos todos con holgura.
  4. España es la cuarta potencia de la Unión Europea. Que el 23 de Julio triunfe la Democracia, el progreso y el compromiso europeo, o que triunfe aquí un gobierno que amancebe derecha y neofascismo, puede ser determinante cara a las Elecciones Europeas de Mayo de 2024 y al devenir del proyecto europeo en su conjunto. La ola reaccionaria y neofascista que recorre Europa proclama sin pudor que una victoria en España de PP/VOX, y un gobierno del mismo signo, sería decisiva para que el Partido Popular Europeo abandonara las pocas reservas que le quedan y se entregara al neofascismo. Un desastre, vamos, que no debe suceder.
  5. Hay que ir preparando desde ya mismo, en cada Estado miembro y en la Unión, candidaturas de concentración por la Democracia, el progreso, la Europa social y federal. En nuestro ámbito natural el papel de conjunto del PSOE, y el del PSC en una circunscripción clave como Catalunya, seguirán siendo decisivos.

Continuará.

El PSC y el PSOE son y serán decisivos