jueves. 28.03.2024
Energia_Electrica
No puede ser eficiente un sistema que fija el precio en una subasta por el método más caro

En los días del pasado mes de mayo tuvo lugar una discusión –creo que en exceso interesada– sobre si la forma de fijación de precios de la energía en sus diferentes variantes por el precio más caro en el mercado mayorista del mix energético da lugar a beneficios extraordinarios para las eléctricas o no. Y la cuestión no ha acabado sino que va para largo. Por supuesto que el Sr. Garamendi, presidente de la patronal más importante, lo niega y también algún economista como José Carlos Díez.

Pero para centrar el tema la cuestión no es simplemente si ese método da beneficios extraordinarios –que los da– sino si eso supone, además, rentas ricardianas porque, en este caso, al menos parte de esos beneficios se derivan exclusivamente del método de fijación de precios. En este caso solo con cambiar el método se evitarán parte de esos beneficios y, con ello, bajarían los precios de la energía en todas sus variantes y procedimientos.

Y tan importante como lo anterior es si este método de fijar el precio del kwh para todas las formas o procedimientos de obtención de energía tales como la hidráulica, ciclo combinado, solar, eólica, del carbón, petróleo, etc., constituye o no una asignación eficiente de los recursos, tal como debieran defender los neoliberales si fueran coherentes con sus principios económicos. A esto hay que contestar que no puede ser eficiente un sistema que fija el precio en una subasta por el método más caro, sino que ¡solo será eficiente aquel procedimiento que fije un único precio al casar oferta con demanda en un mercado o subasta que sea o simule un mercado competitivo sin fallos de mercado!

Si damos por hecho que la demanda está dada, solo será eficiente un sistema por el lado de la oferta que emplee los recursos para la obtención de un mismo producto de tal manera que el precio final –sea fijado burocráticamente, sea por subasta o sea fruto de la oferta y la demanda– iguale a los costes marginales de cada uno de los procedimientos. Solo entonces podrá determinarse un nivel de producción de cada procedimiento que sea eficiente al menos por el lado de la producción. Esto lo sabemos con seguridad al menos desde la obra de León Walras y rematada por los criterios de Wilfredo Pareto y otros. Es claro que el procedimiento empleado hasta ahora en el mercado europeo de fijación de precios y, como consecuencia, de los diversos procedimientos de obtención de la energía, da lugar a asignaciones ineficientes. Ello tiene dos efectos: energía más cara y menos abastecimiento.

Como esto último –lo de menos abastecimiento– es obvio cualquiera que conozca las maneras adecuadas de asignación óptima de los recursos con el sistema actual de fijación de precios, vamos a centrarnos en si esos beneficios extraordinarios de las eléctricas da lugar a beneficios más rentas ricardianas. Dice David Ricardo que estas rentas “es siempre la diferencia existente entre el producto obtenido mediante el empleo de dos capitales iguales de capital y trabajo”. Traducido al lenguaje moderno y al sistema energético al menos europeo, lo que significa es que existen diversas formas o procedimientos de obtener un mismo producto y, dado que el precio de este es igual independientemente de los costes unitarios de su obtención, son rentas la parte de los beneficios obtenidos como consecuencia de sus costes diferentes si ¡la cantidad producida en cada procedimiento o sistema no iguala el precio (único) del kwh con los costes marginales de cada procedimiento! Es verdad que este criterio puede dar lugar a pérdidas en aquellos procedimientos cuyos costes medios superen al precio para el nivel asignado de acuerdo con el criterio anterior (precios igual a costes marginales).

David Ricardo pone el ejemplo del trigo obtenido con tierras de diferente calidad y nos dice que, dado que el precio final del trigo es el mismo por la homogeneidad del producto –cosa que no ocurre con otros productos si varía la calidad–, entonces será diferente la cantidad del trigo producido para una misma cantidad de tierra y un mismo trabajo. Para que se produzca estas rentas debe cumplirse dos requisitos al menos: que el producto final sea homogéneo y de la misma calidad –como ocurre con el trigo ricardiano y con el kwh de la energía– y que no pueda discriminarse el precio final en su venta, es decir, que exista un mercado competitivo al menos para el producto final (trigo, kwh, etc.) o que existe un método de subasta que imite un mercado competitivo ideal.


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Precios de la energía y rentas ricardianas