viernes. 26.04.2024
sociedad

¿Se ha reducido la brecha de género en las profesiones en los últimos años? ¿Es posible alcanzar la paridad en las distintas ocupaciones profesionales? ¿Sirven las políticas de cuotas? ¿Se ha errado en la gestión de las políticas activas de empleo? Enrique Negueruela da respuesta a estas y otras cuestiones en este artículo de fondo donde analiza al detalle el mapa ocupacional de España y el peso que sigue teniendo la asignación de roles según el sexo en el mercado laboral, con una gran parte de sectores en los que las mujeres quedan excluidas o tienen una mínima representación. 


ENRIQUE NEGUERUELA | Hace 165 años las mujeres obreras del textil en Estados Unidos hicieron una huelga reclamando mejores salarios y mejores condiciones laborales. En su recuerdo celebraremos el 8 de marzo. Hoy en España tenemos que seguir reivindicando mejores salarios y mejores condiciones laborales para que se elimine la brecha de género.

BRECHA DE GÉNERO EN LAS PROFESIONES

Para poder analizar la brecha de género existente en las diferentes ocupaciones hay que recurrir a los microdatos de la EPA a tres dígitos. No hay ninguna otra estadística que nos informe de las ocupaciones. Vamos a analizar qué ha pasado en los once últimos años porque tampoco podemos analizar más atrás. Se toma como punto de partida 2011 porque fue en ese año cuando se aprobó la última Clasificación Nacional de Ocupaciones (CNO-11), por lo que antes de esa fecha no es comparable.

La media anual de 2022 de la EPA establece una situación de casi paridad en el conjunto del empleo asalariado del Estado: de los 17,3 millones de personas asalariadas, hay 8,3 millones de mujeres, el 48,2%, y 8,9 millones de hombres.

Si miramos el volumen de trabajo asalariado que realizan las mujeres, esa paridad va disminuyendo, en vez del 48,2% las mujeres asalariadas trabajan el 45,5% de las horas trabajadas habitualmente. Si en vez de las asalariadas, posamos la mirada en el conjunto de personas ocupadas, las mujeres suponen el 46,2% de todas las ocupadas, dos punto menos que sobre las asalariadas. En relación con las horas trabajadas, las mujeres ocupadas trabajan el 43,4% de todas las horas, casi cinco puntos menos que si miramos las personas asalariadas. Esta constatación debe poner uno de los focos en la situación profesional, las mujeres ocupadas no asalariadas tienen una participación muy inferior a las asalariadas, y en la parcialidad, que la sufren especialmente las mujeres.

Pese a ello podemos establecer como primera conclusión que en 2022 se da una situación de casi paridad en el conjunto del mercado asalariado de trabajo teniendo en cuenta a las personas trabajadoras asalariadas. El problema es que esa paridad no se traslada al conjunto de los 170 subgrupos ocupacionales, ocupaciones a tres dígitos de la Clasificación Nacional de Ocupaciones de 2011 (CNO-11).

cuadro1_profesiones_brecha_genero
Fuente: INE. Microdatos de la EPA a tres dígitos. Elaboración propia

De las 170 ocupaciones que hay solo 38 son paritarias

Solamente en 38 subgrupos de la CNO-11 las mujeres y los hombres tienen una representación paritaria (entre el 40 y el 60%). En esas ocupaciones paritarias hay 1.495.145 hombres, un 50,1%, y 1.488.828 mujeres, el 49,9%. Si analizamos el cuadro anterior, elaboraremos la segunda conclusión: de las 170 ocupaciones que hay, solo 38 son paritarias; las mujeres y los hombres tienen una representación paritaria (entre el 40 y el 60%) solamente en el 22,4% de las ocupaciones, en una de cada seis ocupaciones, la probabilidad de que sea un hombre o una mujer quien desempeñe un puesto de trabajo es similar.

En esas ocupaciones paritarias trabaja solamente el 17,3% de las personas asalariadas. El 16,7% del total de hombres asalariados y el 17,9% del total de mujeres asalariadas trabajan en ellas. En 2011 hubo 35 ocupaciones paritarias cifra que descendió a 33 en 2017.  

87 ocupaciones masculinizadas y 41 feminizadas

Las mujeres tienen la mitad de salidas profesionales que los hombres

Si continuamos mirando el cuadro, observamos que hay 87 ocupaciones masculinizadas y 41 feminizadas. Esto supone que los hombres tienen algo más del doble de opciones profesionales que las mujeres. Esta es la tercera conclusión: las mujeres tienen la mitad de salidas profesionales que los hombres.

En el conjunto de las ocupaciones masculinizadas hay 6.720.256 personas de las que solamente un millón son mujeres, una de cada siete personas asalariadas.

Entre las ocupaciones masculinizadas hay 38 con menos de un 15% de mujeres. En esas 38 ocupaciones las mujeres representan el 3,7% del total de personas asalariadas. Estas 38 ocupaciones o, más exactamente, subgrupos ocupacionales, suponen uno de cada seis empleos asalariados.

Las mujeres están excluidas del 17% de los empleos

Según estos datos, podemos formular una cuarta conclusión: las mujeres están excluidas del 17% de los empleos. En las ocupaciones con menos del 15% de presencia de mujeres hay 2.823.741 hombres y solamente 107.458 mujeres. En ellas hay 74.309 hombres y 2.828 mujeres por cada ocupación.

Se miramos en el otro polo, aquellas ocupaciones en las que los hombres representan menos del 15% de las personas asalariadas, las ocupaciones feminizadas, hay 1.820.565 mujeres y 178.726 hombres. En ellas hay 260.801 mujeres y 25.532 hombres por cada ocupación.

La quinta conclusión es que la media de personas en las ocupaciones feminizadas (184.084 personas) duplica con creces la media de las masculinizadas (77.244 personas asalariadas).

Cuándo se alcanzará la paridad

Se analizamos las variaciones que hubo en las ocupación entre 2011 y 2022 podremos proyectar la fecha en la que se podría producir la paridad manteniendo una variación similar. Esta variación nos permitirá evaluar la incidencia de políticas de empleo de igualdad o su ausencia.

Se ha calculado independientemente cuándo se alcanzará la paridad de las ocupaciones masculinizadas de las feminizadas. Se considera una ocupación masculinizada que ha llegado a ser paritaria cuando el peso de las mujeres es superior al 40%; en las feminizadas se busca cuándo será inferior al 60%.

En la CNO-11 a tres dígitos, subgrupo ocupacional, hay 170 ocupaciones diferentes que se han clasificado en función del porcentaje de presencia de mujeres en tres estratos: las ocupaciones masculinizadas en las que la presencia de mujeres es inferior al 40% y en la tabla aparecen de color amarillento, las paritarias en las que las mujeres representan entre el 40 y el 60% y están en color verde, y las feminizadas donde las mujeres suponen el 60% o más, están con el color violeta. Para hacer este análisis, partiremos de las diecisiete divisiones de grupo principal en las que se aglutinas los 170 subgrupos ocupacionales.

cuadro2_profesiones_brecha_genero
FUENTE: INE. Microdatos de la EPA a tres dígitos. Elaboración propia

Dentro de los grupos ocupacionales masculinizados hay dos en los que nunca se alcanzará la paridad porque disminuyó la presencia de mujeres.

  • En el grupo Q Ocupaciones militares las mujeres disminuyen su peso en 1,2 puntos hasta el 10,9%.
  • En el grupo J Trabajadores calificados en el sector agrícola, ganadero, forestal y pesquero las mujeres asalariadas representan el 10,2%. Hay 5.478 mujeres asalariadas menos en el sector primario, una merma del 23,3% frente al incremento del 8,8% de los hombres, 12.756 hombres más. Obviamente con esta evolución nunca se alcanzaría la paridad.

La séptima conclusión es que hay dos grupos de ocupaciones masculinizadas ya en 2011 y en los que aún aumentó más la brecha de género al crecer más el número de los hombres (1,4%) que el de las de las mujeres (0,6%). En estos grupos trabajan 284.127 personas, el 1,6% de todas las personas asalariadas.

Hay otros tres grupos en los que la paridad no se alcanzará hasta dentro de más de trescientos años:

  • En el grupo K Trabajadores calificados de la construcción la presencia de mujeres es anecdótica, un ridículo 2%. No hace falta decir que estas cifras impiden alcanzar la paridad. Con el ritmo de estos últimos doce años no será hasta el 3079 cuando se alcanzará la paridad, centro de 1.056 años. Estas cifras se dan al tiempo que se insiste desde diferentes entidades en la carencia de personal cualificado. ¿Habrá alguna mente preclara que piense en la formación de mujeres para este ámbito?
  • En el grupo L Trabajadores calificados de las industrias manufactureras, las mujeres ocupan el 12,5% de todos los puestos y con el ritmo actual de alcanzarse a la paridad esta no será antes de 2328, dentro de 305 años. 
  • En el grupo N Conductores y operadores de maquinaria móvil las mujeres ocupan uno de cada 25 empleos. Según el Censo de conductores de noviembre de 2022 de la Dirección General de Tráfico, el 43,2% de las licencias de conducción están en las manos de mujeres. Contrasta esta cifra con el 4,0% de puestos de trabajo ocupados por mujeres. Se comparamos el 43,2% de las licencias con el 4,0% de los empleos parece que algo falla en nuestro mercado de trabajo. En este grupo, continuando con el ritmo actual hacia paridad, esta no se alcanzará hasta dentro de 645 años, en 2668. En este grupo ocupacional también se escucha hablar de falta de personal.

La octava conclusión es que, en estos tres grupos de ocupaciones masculinizadas, construcción, industria manufacturera y conductores, no se alcanzará la paridad en un período de tiempo mínimamente aceptable, inferior a trescientos años. En estos grupos trabajan 2.533.217 personas asalariadas, el 14,7% de las asalariadas.

Existen cuatro grupos donde la paridad, de producirse, tardará más de cincuenta años:

En servicios de protección y seguridad las mujeres ocupan uno de cada siete empleos

  • En el grupo D Técnicos; profesionales de apoyo. los hombres crecen un 19,3%, hay 200.481 hombres más y las mujeres lo hacen en un 20,3%, hay 134.045 mujeres más. En esta evolución, crece más el número de hombres que el de mujeres. En este grupo figuran Técnicos de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) en las que las mujeres ocupan en 2023 el 15,2% de los empleos, 2,7 puntos menos que en 2011.
  • En el grupo I Trabajadores de los servicios de protección y seguridad, las mujeres ocupan uno de cada siete empleos. En los últimos doce años los avances han servido para que las mujeres ocupen el 6,5% de los empleos en la Guardia Civil, el 13,4% de los de policía y el3,1% de los bomberos. Es en los servicios privados de seguridad donde alcanzan una mayor presencia con un 17,7%.
  • En el grupo M Operadores de instalaciones y maquinaria fijas y montadores, las mujeres ocupan algo menos del 30% de los empleos asalariados, habiendo crecido en los últimos doce años un 1,6%. 
  • En el grupo P Peones de la agricultura, pesca, construcción, industrias manufactureras y transportes las mujeres suponen el 26,1% habiendo crecido un 2,2% en doce años.

No será hasta dentro de más de cincuenta años cuando las mujeres ocupen un 40% de los empleos asalariados

La novena conclusión es que no será hasta dentro de más de cincuenta años cuando las mujeres ocupen un 40% de los empleos asalariados. En estas ocupaciones trabaja una de cada cuatro personas asalariadas, 4.108.336 personas lo que supone el 23,8% de todos los empleos.

Además de estos grupos hay otro, el grupo A Directores y gerentes que, pese a estar rondando la paridad, presenta algunas graves discriminaciones en las áreas de Director de producción en el sector primario o en la industria manufacturera, un 18,5% de mujeres, directores y gerentes de empresas de restauración donde las mujeres suponen el 28,4% mientras que representan el 51% de los trabajadores asalariados de los servicios de restauración.

De este primer vistazo a la distribución por sexos en las ocupaciones, aparece como una obvia décima conclusión que las autoridades que tenían que poner en marcha políticas de igualdad no lo hicieron de forma suficientemente eficaz.

ASIGNACIÓN DE ROLES SEGÚN EL SEXO

Después de este recorrido sobre cómo se distribuyen los hombres y las mujeres asalariadas entre los 170 subgrupos ocupacionales, hay algunos aspectos que es posible remarcar.

El primero de ellos es que el porcentaje de participación de las mujeres en los grupos jerárquicamente superiores es menor al de su peso en los grupos inferiores. Esta es la muestra palpable del techo de cristal que hay en el conjunto del mercado de trabajo. Mientras las mujeres suponen 48,2% de todas las ocupaciones, en el grupo A Directores y gerentes, representan casi diez puntos menos. Si hubiera habido paridad, es decir que las mujeres tuvieran la misma representación que en el conjunto del mercado laboral (el 48,2%), debería haber 40.847 mujeres más en puestos directivos, un aumento del 21%.

En el sector primario y en la industria manufacturera, por poner un ejemplo, las mujeres que trabajan como peones, tienen un porcentaje de participación 10,8 y 44 puntos superiores al de los trabajadores calificados en esas actividades.

Un segundo aspecto a destacar es la traslación al mercado de trabajo de la más tradicional asignación de roles según el sexo.

Como vimos, los hombres están en mayor medida que las mujeres en la dirección, en las fuerzas armadas y de seguridad, en la producción de alimentos y bienes, en la construcción, obras públicas y transporte, en las TICs.

Las mujeres están más que los hombres en la educación, en los cuidados de niños, mayores y enfermos, en los trabajos administrativos y de secretariado, como dependientas y vendedoras, en la limpieza dentro y fuera de los hogares.

La diferenciación de roles por sexo recuerda más la sociedad medieval que una postindustrial

Esta diferenciación de roles por sexo recuerda más la sociedad medieval que una postindustrial. Esa traslación es la causa de nuestra segunda conclusión: solo en uno de cada siete puestos de trabajo es similar la probabilidad de que sea ocupado por un hombre o por una mujer y que el abanico profesional de las mujeres está reducido a la mitad del de los hombres.

Brecha salarial

La desigualdad salarial entre mujeres y hombres proviene de la desigual retribución que tienen las ocupaciones masculinizadas y feminizadas y de la actividad económica en la que se desarrollen. Si miramos las tablas salariales de los diferentes convenios encontraremos en ellas la expresión de la desigualdad.

Si el reto en el siglo pasado fue a alcanzar la incorporación de la mujer al mercado laboral, en la primera mitad de este se debe alcanzar la paridad en los empleos, su no asignación en función del sexo.

Políticas de cuotas

La igualdad precisa políticas de cuotas. Cuando estas se establecen, la igualdad avanza

La igualdad precisa políticas de cuotas. Cuando estas se establecen, la igualdad avanza. Basta observar la modificación de la composición por género del Congreso de los Diputados o en parlamentos autonómicos. La Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la Igualdad efectiva de mujeres y hombres establece un porcentaje mínimo del 40% de presencia de mujeres.

En el año 2000 había en el Congreso de los Diputados 99 diputadas, un 28,3% de mujeres; en 2011 las mujeres suponen ya 125 diputadas, el 35,7%; en 2016 aumenta a 138, el 34,9%; en 2019 alcanza a 166 diputadas, el 47,4%.

Es preciso ahondar en la determinación de cuotas y extenderla a otros ámbitos, acompañándola de procesos de sensibilización y orientación.

Estamos escuchando una y otra vez que no hay personas para trabajar en la construcción. ¿Se ha pensado alguna vez que se podría incorporar a mujeres a las diferentes ocupaciones de la construcción y se han ejecutado planes para ello?

En la merma de la brecha de género es preciso que, en primer lugar, se establezca mediante procedimientos rigurosos cuáles son las ocupaciones no paritarias y en que actividades económicas. Con este catálogo, a definir cada dos años, se podrá determinar los estudios de tipo profesional, formación profesional y universitarios, en los que debe establecerse un sistema de cuotas de entrada.

Políticas activas de empleo

Es preciso establecer una serie de programas específicos para la incorporación masiva de las mujeres, con fondos y programas específicos

El segundo ámbito es en las políticas activas de empleo. En la formación en Certificados de profesionalidad para esas ocupaciones se deberá mantener las mismas cuotas. Además, es preciso hacer programas específicos, combinación de orientación y formación, para la realización, en los mercados locales de empleo, de actuaciones dirigidas a las mujeres que estén paradas en las profesiones feminizadas para el trasvase a aquellas otras en las que, siendo masculinizadas, exista una demanda potencial de trabajadoras. Mención aparte merecen las TICs y todo el relacionado con la robótica. Es preciso establecer una serie de programas específicos para la incorporación masiva de las mujeres, con fondos y programas específicos.

Otra línea de actuación debería ser la incorporación de mujeres en aquellos ámbitos envejecidos en los que la crisis dejó sin recambio a los trabajadores actuales, dos ejemplos son la construcción y el metal.

Son necesarios planes específicos de formación en alternancia para la incorporación de mujeres en el conjunto de sus ocupaciones. Mientras la paridad no se alcance en el mercado de trabajo, no será posible una igualdad real entre mujeres y hombres que parta de la equiparación salarial.

Profesiones masculinizadas y feminizadas: las mujeres tienen la mitad de salidas...