miércoles. 24.04.2024
illa albiach
Salvador Illa y Jéssica Albiach.

En la historia de los pueblos hay momentos en los que la palabra “cambio” tiene una particular significación. Creo que en relación con las elecciones del 14-F estamos en Catalunya en uno de ellos. No es casual que esta afirmación aparezca en los eslóganes de campaña de PSC y Comuns. Uno, señalando que lo necesitamos, otro, que lo merecemos. Y ciertamente Catalunya lo necesita y lo merece. Joan Coscubiela lo expresaba estos días con una expresiva afimación: “reconducción o decadencia”.

Se plantean dos cuestiones esenciales. Una es ciertamente qué cambio, pero no basta. Hay y habrá que discutir ciertamente qué queremos, cómo nos gustaría que avanzara el país, cómo avanzar en propuestas y en gestión política para hacerlas realidad. Una dosis de utopía y luego un proyecto de futuro inmediato, camino imprescindible para un futuro más lejano. Considerando la relación, “correlación”, de fuerzas en presencia, fuerzas sociales, políticas, económicas, …, nacionales e internacionales, … Las que existen y las potenciales. Las que no dependen de nosotros y también las que de nosotros dependen o pueden depender. La participación en las muy diversas formas de movilización social es una forma de incidir en ellas.

Pero hay momentos especiales en las que nuestra capacidad de incidencia, individual y colectiva, es mayor. Hoy, las elecciones a las instituciones de gobierno, es uno de estos momentos.

Es evidente que Catalunya necesita y se merece un cambio para superar la etapa que hemos vivido en los últimos años, una etapa de bloqueo y paralización, de ruptura ciudadana, de trumpismo a la catalana, de incompetencia institucional. Discutamos qué cambio, y, también e imprescindiblemente, quién debe pilotarlo, qué fuerza o fuerzas políticas deben y pueden protagonizarlo desde las instituciones, Parlament y Govern. De eso van las próximas elecciones al Parlament de Catalunya del 14 de febrero, fecha ya definitiva.

Seguramente a todas las organizaciones políticas les gustaría alcanzar la mayoría absoluta, aunque todas saben que no puede haber muchas con más del 50%. Pero, como señala acertadamente Lluis Rabell en un reciente artículo, “es mejor recurrir a fórmulas algebraicas … que tratar de aplicar las reglas de la aritmética”. Se trata de conseguir una suma eficaz de diputados, pero no sólo, también la fuerza suficiente de las organizaciones que puedan asumir un proyecto coherente de gobierno capaz de hacer frente a los problemas del momento.

Ahora entiendo que no hay otra fórmula de cambio que una suma política, la del PSC y Comuns, sumando diputados y sintetizando propuestas políticas desde Catalunya, para Catalunya y también para el conjunto de España, puesto que no es posible ni tendría sentido, un proyecto catalán que no tuviera en cuenta la política estatal, que no quisiera incidir en la política estatal.

Para utilizar fórmulas al uso, estoy proponiendo un “bipartito”.

Se ha especulado con una fórmula de “izquierdas” que incluiría a “Esquerra Republicana de Catalunya”, pero no me parece viable. Por una parte, porque es discutible que ERC sea “de izquierdas” (el hábito no hace al monge), aunque en ocasiones lo parezca, que incluso apoye planteamientos progresistas importantes a veces, como en la investidura del Gobierno PSOE-UP. Pero su historia en la política catalana y española apunta a lo que muchos opinan, que “no es de fiar”, como ha demostrado ya en diversas ocasiones, entre otras en la reciente votación sobre la aplicación de los fondos europeos para la reconstrucción frente a la pandemia del Covid-19.

Necesitamos este gobierno bipartito para conseguir que las dos almas de la izquierda trabajen juntas y sepan resolver las tensiones que inevitablemente derivarán de sus propios y no idénticos proyectos estratégicos, o de sus prioridades del momento, y que sepan a la vez construir eficaces propuestas de gobierno, que puedan incluso conseguir más amplias, aunque no siempre idénticas, mayorías en torno ellas.

Es cierto que en ésta, como en todas las elecciones, sólo se puede votar a un partido, y que existe un espacio electoral que puede oscilar entre ambas. Si embargo, más allá de la decisión individual al depositar la papeleta en la urna, hemos de entender que el objetivo esencial ahora ha de ser ampliar el espacio sumado de ambas formaciones de izquierdas, asumiendo que, además del espacio en posible disputa entre ambas, existen otros espacios, seguramente mayores, en los que pueden y deben crecer para que la suma de ambas sea mayor. Las encuestas apuntan que es posible, pero dependerá en mucho de cómo orienten sus campañas ambas organizaciones.

¡Esperemos que acierten! 


Declaración de apoyo a las fuerzas progresistas en Catalunya

Por el bipartito que Catalunya necesita y merece