sábado. 20.04.2024

Davos fue el impulso de la globalización desde los años noventa hasta nuestros días. Davos surge ya en 1971 como una fundación europea, pero adquiere más relevancia cuando tan solo se habla del fracaso del socialismo tras el hundimiento de la URSS y por tanto de la recuperación del ultra liberalismo político y económico a escala planetaria. Para ello había que comprar o destruir los sindicatos de clase, negar la existencia de la clase obrera, liquidar los partidos obreros y/o acabar de meterlos en la dinámica del capitalismo e inventar sustitutos y forzar líderes que asumieran el capitalismo. Tatcher y Reagan en los años noventa del siglo XX, aplican estas políticas y sus asesores las teorizan, la socialdemocracia del sistema inventa la “tercera vía” de Giddens y Blair más González, apoyada por grandes empresas mediáticas como PRISA en España o Soros. Tal y como Alfonso Guerra predicó, el socialismo debe reconocer “el mercado” es decir el capitalismo dicho de forma digerible.

Pero Davos es mucho más que una feria privada de multimillonarios, es un ente político de primer orden que marca y señala las políticas económicas a seguir por los gobiernos. Acabada la globalización el globalismo ocupa su lugar. El globalismo no hace sino pretender el dominio mundial del capitalismo anglosajón e imponer el dominio mundial de lo que Jalife-Rahme, señala como la anglosfera pues el objetivo no solo es ya el dominio comercial mundial, sino el militar del territorio OTAN bajo dirección de los EEUU. El globalismo impone y lo consigue por ahora, un gobierno real mixto privado y político, en realidad de las grandes corporaciones capitalistas anglosajonas, patriarcales y blancas. Las materias primas principales como el petróleo, el gas, los metales o el litio y las tierras raras, están en manos de pueblos inferiores que no saben explotar bien sus riquezas y por tanto hay que dominarlos por las buenas es decir a través de sus elites corruptas y de sus oligarquías aliadas a la anglosfera, la OATN, o directamente a los EEUU. Si esto no ocurre pues Bolivia o Perú pueden ser ejemplos de intervención muy reciente, se da un golpe de estado y un punto.

Davos es mucho más que una feria privada de multimillonarios, es un ente político de primer orden que marca y señala las políticas económicas a seguir por los gobiernos

A Davos le gusta el teatro, en su momento fue el progre Bono, recaudando dinero para los pobres del mundo, este año Sánchez o Petro, y respeto mucho a Petro, han jugado el papel de niños díscolos. Pero al final Sánchez ha hecho gala de asumir al 100% las políticas globalistas en materia política y sobre todo de dominio militar de Occidente.

Davos reconoce en la 53 edición la necesidad del llamado capitalismo verde, pero sin hacer o decir nada concreto para impulsar el capitalismo verde. No hace falta, los verdes se han hecho ya atlantistas y belicistas.

Si la sombra de Soros es alargada y su control del globalismo y los globalistas, estos mandan en su internacional “davista”, en ese reparto de control político, aparece un alemán Klaus Schwab, industrial y banquero teutón, que fundó Davos el FEM y que es un tipo que se enriqueció rápidamente a su sombra. Schaw no solo dirige este cotarro sino que señala las políticas mundiales de los líderes blancos, cristianos, liberales e imperialistas y sin que nadie lo haya elegido democráticamente ni para presidente de escalera, participa en cumbres del G7 y otros encuentros políticos.

En la 53 edición Herr Klaus ha lanzado la idea de invertir en chips para ser implantados en el cerebro humano y crear la súper persona feliz. Es lo más, no solo nos controlan mediante sus redes, empresas de comunicación y dinero, sino que ahora plantean controlar mediante chips, nuestro cerebro. Así de peligros para la humanidad es Davos.

El capitalismo siempre ha necesitado de las guerras, para ampliar su comercio, extender su poder político, o sus colonias, superar sus crisis o domar a sus poblaciones

Pero hay algo más grave, Davos se ha posicionado por la guerra de forma clara. El capitalismo siempre ha necesitado de las guerras, para ampliar su comercio, extender su poder político, o sus colonias, superar sus crisis o domar a sus poblaciones. Pero ahora lo dice claramente y señala que hay que vencer a Rusia. No pongo mis esperanzas en Rusia, sino en las clases obreras del mundo que también en Rusia son explotadas, no, sino que es su símbolo: vencer en Ucrania para vencer en el mundo y esto es estar dispuestos a ir de cabeza a la tercera guerra mundial pues piden tanques, no diplomacia. Davos llama a la III Guerra mundial. Saben que el mundo se les va de las manos y el capitalismo está en fase terminal o al menos de senectud es decir profunda vejez, con unas nuevas potencias que les disputan el comercio y encima poseen las materias primas y la inmensa mayoría de la población mundial se están organizando al margen de ellos, por eso llegan a la conclusión de que no hay más camino que la guerra.

Su ventaja es que las izquierdas mundiales, que el socialismo internacional, han renunciado al internacionalismo o están demasiado ocupados en sus patrias y no se ocupan de la clave internacional frente a la internacional capitalista anglosajona. Al menos podíamos buscar coordinación internacional. Además de que renuncian al socialismo y sus valores aquellos que comparten algo de poder.

La cosa no es ir a Davos a defender la existencia de los impuestos, eso ya lo hacía y muy bien el liberal Adam Smith en el siglo XVIII, la cosa es organizarse para repartir la riqueza y buscar la igualdad, que es lo que hace Davos pero en este caso para menos del 1% de la población mundial y unas cuantas multinacionales.  

Davos no es solo la capital del capitalismo, lo es del globalismo