miércoles. 24.04.2024

“¡Uf! ¡Menos mal que alguien lo ha dicho públicamente!: ETA está viva, está en el poder, vive de nuestro dinero…” Así se expresaba un usuario de una red social, supongo que tras escuchar las declaraciones de la candidata Díaz Ayuso

Al igual que el doctor Velasco en el siglo XIX paseaba el cadáver de su hija en calesa por las calles de Madrid, Ayuso ha desenterrado el cadáver de ETA y lo exhibe, no por un motivo morboso como el del fundador del Museo Antropológico, sino por puro interés electoral. 

Declaraciones notables, efectivamente, y que no serán las últimas. Provocadoras, inductoras de realidades “alternativas” similares a aquellas que descubría la película de Amenábar: los vivos son los otros, nosotros somos los derrotados, este es un mundo ficticio. 

Nadie parece haberse fijado en una palabra de la perorata completa de la candidata, que deja al descubierto sus raíces ideológicas: contubernio”. A muchos de los lectores, por edad, no les dirá nada, pero a los que ya peinamos canas hace años, nos traerá el recuerdo de la furibunda reacción del franquismo ante la primera reunión, celebrada en 1962, de personalidades políticas e intelectuales, que habían estado en bandos opuestos en la guerra civil, pero que coincidieron en la necesidad de la democracia en España: lo que la prensa de la dictadura denominó “el Contubernio de Múnich” y que prefiguró, dieciséis años antes, nuestra Constitución.

Al igual que el doctor Velasco en el siglo XIX paseaba el cadáver de su hija en calesa por Madrid, Ayuso ha desenterrado el cadáver de ETA y lo exhibe

O sea que, para ella, hoy existe de nuevo un contubernio y la banda terrorista no sólo no fue vencida, sino que está en el poder, es decir que está en el gobierno del Estado. Lo cual cuadra perfectamente con el ¡sí!, enfático y coral, emitido por la bancada de la derecha en el Congreso en respuesta a las preguntas de Pedro Sánchez sobre si consideraban a Zapatero y a Rubalcaba traidores a las víctimas y cómplices de ETA. Otra vez el mundo al revés, quienes dirigieron con éxito la lucha y consiguieron desmantelar la organización terrorista, eran en realidad sus acólitos. Hasta quizás, como sostuvieron durante años algunos “peones negros”, fueron ellos, desde la oposición, los que organizaron los terribles atentados del 11-M.

Díaz Ayuso ahora se orienta hacia un nuevo objetivo: desbordar a Feijóo hasta que cante “El emigrante” de Juanito Valderrama

De todos modos, nada hay nuevo bajo el sol y es similar la estrategia, a la utilizada por Aznar para vendernos el apoyo a la guerra de Irak: "pueden estar seguros de que el régimen iraquí tiene armas de destrucción masiva”. Ahora expresada en su “convencimiento” de que habrá “consultas” en el País Vasco y Cataluña si siguen los socialistas en la Moncloa, soslayando que el referéndum y la declaración de independencia en Cataluña se realizaron con Rajoy en el gobierno, algo que también debe pertenecer a la falsa realidad.

Todo parece indicar que la aspirante del PP madrileño considera ya alcanzada su primera meta de ganar las elecciones autonómicas. Diga lo que diga y haga lo que haga, muchos medios de comunicación, defensores de teorías de la conspiración y tertulianos - algunos inefables, como los que puso Telemadrid a “analizar” el debate en el que la presidenta perdió los papeles - van a aplaudir sus barbaridades. Piensa que las elecciones son ya un puro trámite, porque además tiene el seguro VOX, por si no lograse la mayoría absoluta. Y ahora se orienta hacia un nuevo objetivo: desbordar a Feijóo hasta que cante aquella canción de Juanito Valderrama, “El emigrante”. Igual que lo tuvo que hacer Casado, cuando se atrevió a exigirle responsabilidades por la actuación de su hermano durante la pandemia. Claro está, esta vez para convertirse en la cabeza de la derecha española.

El contubernio de “los otros”