viernes. 26.04.2024

La Comisión Europea ha actualizado sus previsiones económicas a la vista de la continuidad del conflicto bélico de Ucrania, la elevada inflación y la prevision de dificultades con el suministro de energía para los próximos meses. Indica una desaceleración del crecimiento del PIB europeo, y frente al crecimiento del 2,7 % indicado en primavera se calcula un 2,3% en 2022. Para 2023 la caída es del 2,3% al 1,5%. 

Con estas previsiones se confirma una fuerte desaceleración pero no una recesión que nos situara en crecimientos negativos. El aspecto más preocupante se refiere a la inflación promedio del 2022 que sitúa en 8,3% con una previsión para 2023 del 4,6%.

Estos cálculos están sometidos a la evolución de la guerra de Ucrania, estancada en numerosos frentes, que hacen prever  una larga duración de la misma y los efectos reales de las sanciones europeas a Rusia y del corte de suministros energéticos y de productos agrícolas hacia Europa.

Para España la Comisión Europea indica un crecimiento anual del 4%, ligeramente por debajo de las previsiones del Ministerio de Economía y una inflación del 8,1% en 2022 y un 3,1% para 2023, lo que de cumplirse indicaría un horizonte de estabilización en el medio y largo plazo.

Los resultados del primer semestre de las empresas españolas arrojan unos resultados satisfactorios y los datos de creación de empleo, impulsados por la temporada turística, las exportaciones y la construcción son positivos.

Por todo ello resulta todavía más sorprendente el catastrofismo exhibido por partidos como el PP y VOX que directamente se niegan a admitir los datos contrastados de las fuentes oficiales y de los organismos europeos. La escasa convicción del PP en el rechazo de las propuestas planteadas ante la crisis económica por el gobierno le ha llevado a abstenerse en el decreto anticrisis votado en el Congreso de los diputados después del Debate sobre el estado de la Nación.

Resulta innegable que la demostración de estabilidad del gobierno de España (frente a situaciones como las que atraviesan Italia, Francia o Reino Unido) ha sido un duro golpe para los intentos de desestabilizar el gobierno de coalición y la mayoría de la investidura que se ha visto reforzada.

186 votos a favor, 51 en contra (VOX) Y 108 abstenciones (PP y Ciudadanos) consolidan la ruta marcada por el ejecutivo y abren la puerta a la aprobación de los presupuestos en el otoño y a un desarrollo del proceso de ejecución de los programas del Fondo de Recuperación  que refuercen la creación de empleo y la actividad económica.

Por su parte el director de coyuntura de Funcas, Raymond Torres considera que “El horizonte voluntarista de la Comisión Europea, elude el papel vital de la política económica para afrontar el shock energético. De su gestión depende la supervivencia de muchas empresas que, pese a ser viables, necesitan un apoyo fiscal para ajustarse y transitar hacia un modelo menos intensivo en carburantes fósiles. Las sociedades europeas también amenazadas con desgarrarse por el carácter desigual de la crisis: el informe confirma que los deciles de rentas más bajos son los más expuestos a ella y los hogares manifiestan un malestar creciente ante la pérdida del poder adquisitivo de los salarios”.

Por ello más allá de las “medidas estrella” anunciadas por Pedro Sánchez de impuestos temporales a los beneficios de bancos y empresas de energía y ayudas para transporte público y becas hay dos problemas “estructurales” de los que se ha hablado poco en estas semanas.

En primer lugar la pérdida de poder adquisitivo de todos los trabajadores ante la brecha entre la inflación y las subidas salariales de los convenios y en segundo lugar los problemas de las pequeñas y medianas empresas que afrontan fuertes subidas de costes en las materias primas y los gastos generales.

Más allá de los grandes anuncios de decenas de miles de millones en sectores como los chips, el coche eléctrico o las baterías y la inteligencia artificial hay que ejecutar de una forma efectiva las ayudas a las pequeñas empresas que lo están pasando muy mal, no han recibido las ayudas prometidas y atraviesan enormes problemas de liquidez consecuencia de una pandemia brutal que ha arrasado con más de un sector productivo.

Controles reales de precios, políticas que favorezcan el ahorro energético, subidas salariales acordes con la inflación y ayudas fiscales y a la inversión para las pequeñas empresas que lo necesiten son medidas insoslayables en los próximos meses para que el conjunto de la población se identifique con las decisiones adoptadas y tenga confianza en una recuperación justa y una salida a la crisis progresista.

Hay que decidir donde irán los ingresos generados por los nuevos impuestos a los grandes beneficios de las empresas de algunos sectores. En ese sentido Inmaculada Martínez Zarzoso, profesora de la Universidad Jaume I, considera que debido a la gran influencia de los elevados beneficios empresariales en las subidas de precios, se podrían aprobar esos impuestos especiales a otros sectores con resultados extraordinarios.

Poco se ha hablado igualmente de garantizar que las grandes empresas tecnológicas y de distribución como Google, Facebook, Amazon, Netflix, etc. paguen los impuestos correspondientes en los países donde generan sus ingresos y no los evadan mediante el uso de los paraísos fiscales. Queda todavía mucho recorrido por desarrollar en el terreno de los ingresos fiscales para poder orientar la inversión pública hacia los sectores realmente necesitados de impulso y sostenimiento.

Un tema pendiente para el otoño será la negociación salarial de los principales sectores de producción. Las conversaciones entabladas entre las partes sociales y el gobierno no parecen caminar hacia buen puerto. Las posturas están muy alejadas y las tensiones inevitables para conseguir mantener la capacidad adquisitiva de los salarios pueden ser un elemento de confrontación inevitable. 

Por ultimo es prudente poner todas las previsiones en cuarentena. La evolución de los precios energéticos y su impacto en la inflación se ha llevado por delante las previsiones económicas de las firmas de análisis desde comienzos del año y nadie se atreve a poner una fecha concreta cuando llegará a tocar techo la inflación en Estados Unidos. Esta semana ha marcado un nuevo record en 41 años, que se dice pronto, al llegar al 9,1%. La subida de tipos tanto de la Reserva Federal como del Banco Central Europeo serán un hecho y la paridad Euro-Dólar se ha alcanzado después de decenas de años en contra de la moneda europea.

Ante estas incertidumbres es conveniente hacer caso a las propuestas de moderación en el consumo de energía, realizar un gasto ecológicamente responsable y ser conscientes siempre que quizás lo peor está por llegar.

Hasta hace poco Sri Lanka era un lugar paradisíaco para ir de vacaciones y ahora su economía ha colapsado y no se sabe cual será la salida a su enorme deuda y falta de materias primas. La toma del palacio presidencial por la multitud que ha forzado la huída de sus dirigentes ha dado la vuelta al mundo.Otros países como Túnez, Ghana o Egipto tienen igualmente graves problemas de deuda y pueden estar en la cola para ser los próximos en no poder cumplir sus compromisos de pago. 

Por cierto y como mensaje para navegantes como el PP que sólo saben proponer bajadas de impuestos advertirles que en Noviembre de 2019 el gobierno de Sri Lanka redujo un 30% sus impuestos en un país ya de baja fiscalidad.

¿Propondrán algo más que bajar impuestos los partidos conservadores españoles en las próximas elecciones generales de 2023?

Se alejan las previsiones de recesión en Europa