Tras la reforma laboral de Macron aprobada en 2017, las clases populares, medias y bajas, han perdido poder adquisitivo y se ha precarizado su situación.
Los problemas estructurales que afronta la eurozona son muchos y no podrán ser superados a corto plazo, incluso aunque ya existiera, que no existe, un consenso social y político suficiente.
El Brexit blando de May, el Brexit duro de Boris y sus secuaces, el no, pero sí, o depende, de los laboristas, o el Brexit sin Brexit de la élite económica-financiera tienen poco vuelo.
Las divergencias políticas persisten y las soluciones a los dos grandes problemas políticos que están encima de la mesa, la inmigración y el Brexit, siguen estando muy lejos.
Finlandia es uno de los países más seguros del mundo y, al igual que sus vecinos, no ha sufrido tan terribles ataques como los acaecidos en Alemania, Francia, España o Reino Unido.
Hay que observar cierta tendencia a confundir los grupos descaradamente extremistas y violentos con las formaciones nacional-populistas, cercanas pero no idénticas.