domingo. 28.04.2024
ciencia

El salón de actos está repleto de gente. Los miras, te miran... Todos sabéis que habéis comenzado un camino en el que vais a estar pegándoos unos contra otros por financiación, proyectos y oportunidades. Comienza la presentación: Bienvenidos al Programa de Doctorado. Después de una buena dosis de toda la burocracia a cumplimentar sólo para poder entrar en el programa, viene lo divertido. Un artículo de un periódico aparece en la pantalla: “La salud mental de los doctorandos”. Y no es que sea precisamente alentador lo que te cuentan.

El mundo de la investigación es un mundo... ¿complejo? Bueno, más bien podría decirse que muy muy precario. No es novedad que la gente esté años y años haciendo una tesis doctoral sin cobrar, sin un proyecto asociado. Y cuando por fin la terminas, una palmadita en la espalda y adiós. A eso además hay que añadirle los problemas propios de cualquier entorno humano. La gestión de egos es difícil desde que el mundo es mundo.

Tu director o directora de tesis sabe y tú no, así que su opinión es la única que vale. No tiene por qué escucharte, no tiene por qué hacerte caso. Lo que sí tiene que hacer es darte el visto bueno para que tú avances. Ese es el punto de inflexión. Supuestamente haces una tesis doctoral para iniciar tu carrera investigadora, pero es otra persona la que tiene que dar su visto bueno a cada paso que des. Esto también aparecía claramente en la presentación del primer día: “Conflictos entre doctorando y director/tutor de tesis”.

¿A nadie le parece raro que eso tenga que ir en la presentación inicial? Quizás si es un problema tan común habrá que hacer algo, ¿no?

Ese es el punto, tú tienes una investigación que normalmente te ilusiona, o que al menos te interesa. Pasan los meses, pasan los años, todo son problemas y dificultades. Al final llega el punto en el que odias el día en el que elegiste hacer un doctorado. Odias hasta el día en el que decidiste hacer una carrera científica. Odias a esa niña que en su día dijo que quería ser científica, que quería dedicarse a investigar. Te llegas a plantear que los últimos 5-6 años de tu vida no han tenido ningún sentido, que si te hubieses dedicado a otra cosa sin duda vivirías mucho mejor.

Mientras sigamos maltratando a la ciencia y maltratando a la gente que quiere dedicarse a ella, estamos acabados.

Porque en ciencia, que quieras independizarte, poder pagar las facturas y tener una vida en general es secundario. Si no coges tú la oportunidad, lo hará otro. Pero eso sí, normalmente gratis o cobrando un salario que no alcanza ni para una habitación en una casa compartida. De nuevo, si quieres dedicarte a la ciencia, sería más correcto decir “Bienvenido a los Juegos del Hambre”, porque con tu sueldo (o tu no sueldo) no te va a dar ni para una bolsa de pipas. Y la suerte más te vale que esté de tu parte (en este caso, una familia que pueda mantenerte mientras vives “de la ciencia”), porque si no es imposible.

Pero bueno, tomaste la decisión, ya estás aquí. No vas a tirarlo todo por la borda, ¿no?. Comienzas a plantearte de qué te va a servir tener un doctorado y hay una pregunta que se ilumina en tu cabeza... ¿Voy a tener una vida mejor?. Cada año de doctorado te lo preguntas con más fuerza. Todo el esfuerzo que estás haciendo, ¿va a servir para algo?. Y mientras tanto, la investigación te asquea cada día un poco más y pierdes la esperanza de poder vivir. La precariedad es lo único que conoces, no solo por tu experiencia, sino por lo que ves a tu alrededor. Por eso, después de esta tortura, lo último que quieres es saber nada más de la universidad.

Quizás ese es el truco, que no queramos volver a la universidad y sustituir los privilegios de la gente que lleva en su puesto desde el siglo pasado. Existen en España departamentos enteros que se van a jubilar en un periodo de 5 años y no tienen gente que vaya a sustituirlos. ¿Quién va a querer volver? ¿Quién en su sano juicio (si te queda algo después de leer la tesis) va a querer seguir dedicando su vida a la investigación? Mientras sigamos maltratando a la ciencia y maltratando a la gente que quiere dedicarse a ella, estamos acabados.


laura lopez mendizábal
Laura López

Laura L. Mendizábal |

Bióloga especialista en Antropología física, evolución y biodiversidad humanas.

Actualmente realizando el Doctorado en Biología, estudiando la salud materno-fetal mediante técnicas de Machine Learning y Big Data.

@LauMendizabal

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