lunes. 29.04.2024

Un millón de sirios han tenido que abandonar el país convirtiéndose en refugiados y dos millones están desplazados. La mayoría mujeres y niños. La violencia sexual contra las mujeres también es en Siria un arma de guerra. La situación humanitaria es catastrófica.

"La violencia sexual durante las detenciones es una de las armas más horribles del Ejército sirio y las fuerzas de seguridad del gobierno que la emplean regularmente para humillar y degradar a las detenidas con total impunidad", dijo Sarah Leah Whitson, directora de Human Right Watch para Oriente Medio.

"Las agresiones no se limitan a centros de detención, ya que las fuerzas gubernamentales y la milicia progubernamental 'shabiha' han llevado a cabo agresiones sexuales contra mujeres y niñas en casas y barrios residenciales", indicó.

Tras las mujeres, los jóvenes en general y las niñas en particular son los que reciben torturas peores.

Human Right Watch relata el caso de una mujer del barrio Karm al Zeitun de la ciudad de Homs, la cual explica cómo oyó a las fuerzas de seguridad y a las milicias de la "shabiha" violar a sus vecinas mientras ella se ocultaba en su casa. "Pude oír cómo una niña luchaba contra uno de ellos. Él la empujó y le pegó un tiro en la cabeza, dijo a HRW. Tres niñas, la menor de 12 años, fueron violadas después”.

Tras sufrir estas vejaciones pocas son las mujeres que lo relatan públicamente ya que temen ser marginadas por su entorno, especialmente por sus maridos. "Incluso cuando quieren buscar ayuda, los sobrevivientes de una agresión sexual tienen acceso limitado a tratamiento médico o psicológicos”, añadió HRW.

No hay que olvidar que ya antes de comenzar el conflicto, las mujeres vivían en una situación bastante precaria y violenta en dicho país. Numerosos son los casos de maltrato doméstico. Y es que las mujeres sufren discriminación en la ley y en la práctica. “En Siria siguen en vigor leyes que asignan a la mujer una condición inferior a la de los hombres basándose en la Ley de la Condición Personal que regula el matrimonio y su disolución, la herencia y otros asuntos” afirman desde Amnistía Internacional. Y añaden: “Las mujeres y las niñas no estaban protegidas adecuadamente frente a la violencia intrafamiliar. El Código Penal prescribía penas más leves de lo normal por asesinato y otros delitos violentos cometidos contra mujeres si se consideraba circunstancia atenuante la defensa del “honor” de la familia”.

Un estudio del Fondo de Población de la ONU, reveló que “una de cada tres mujeres sufría violencia intrafamiliar en Siria”. Tras la violencia contra las mujeres y niñas nos encontramos con las agresiones sexuales a trabajadores médicos, desertores del ejército o activistas de los derechos humanos.

Mientras tanto no sabemos si la comunidad internacional hace poco o mucho por Siria, pero los resultados son nulos. Los países de acogida de ese millón de refugiados son Líbano, Jordania, Turquía, Irak y en menor medida Egipto. Las necesidades de esta población son infinitas, agravadas por un duro invierno, recordemos las inundaciones en uno de los campos de refugiados de Jordania, pero hasta Naciones Unidas a través de su agencia para los refugiados ACNUR se queja de que no llegan fondos suficientes de los países que forman dicho organismo. Nadie ofrece dinero para paliar la situación de crisis humanitaria, por eso las organizaciones tienen que acudir a donaciones privadas.

Los países participantes en la Conferencia de donantes para Siria celebrado en enero en Kuwait anunciaron la donación de una suma de 1.500 millones de dólares (1.105 millones de euros) según el secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon. El dinero, cuando llegue si es que consiguen recaudarlo, será destinado a los refugiados y desplazados internos. No sería la primera vez que los países en este tipo de reuniones se comprometen a algo que después no cumplen. Pensemos en Afganistán y en otros muy países en conflicto.

Tan grave es la situación que varias organizaciones humanitarias (Amnistía Internacional, el Consejo Europeo para refugiados entre otras) han pedido a los ministros de justicia e interior de la Unión Europea que tomen medidas urgentes para ayudar a los refugiados que huyen de Siria.

De abril de 2011 a octubre de 2012 habían solicitado formalmente asilo a la UE unos 23.500 sirios, quince mil en Alemania y Suecia aunque con resultados desiguales. Peor lo tienen los que han intentado entrar en Europa a través de Grecia o Chipre. Muchos de los que intentaron entrar en Grecia las autoridades de ese país los devolvieron a Turquía además de ser agredidos por la extrema derecha de dicho país. En Chipre se niegan a examinar solicitudes con lo cual los que han tenido que huir de su país, se quedan en situación de limbo.

Pero nuestra Europa, egocéntrica e insolidaria se niega a actuar. Una cosa son las declaraciones y otras los hechos. Hay que asistir y proteger a este millón de refugiados que han huido y no debe detenerse a estos ciudadanos por motivos de inmigración como está ocurriendo en varios países receptores.

La Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Navi Pillay, criticó el fracaso del Consejo de Seguridad para llevar el caso sirio ante la Corte Penal Internacional (CPI), mientras que el presidente de la Asamblea General de la ONU, Vuk Jeremic, califico la situación de "masacre".

"Desde hace casi dos años, la comunidad internacional no consiguió poner fin a la masacre", declaró Vuk Jeremic durante la apertura de la principal sesión anual del Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Hasta el momento han fallecido más de 75 mil personas.

Pero tanto Rusia como China siguen apoyando al régimen del dictador Bashar al Asad cuando en realidad debería estar siendo juzgado por “crímenes contra la humanidad”.

Amnistía Internacional también ha pedido al fiscal de la Corte Penal Internacional su intervención basándose en la documentación que ha recopilado de violaciones de los derechos humanos sistemáticas y generalizadas por parte del régimen sirio y también de la oposición

Hay que destacar que la mayoría de ataques generalizados llevados a cabo por el dictador afectan especialmente a la población civil, así hemos podido ver como bombardeaban hospitales tras la llegada de un gran número de víctimas o las colas de gente que esperaban para comprar el pan. Esta forma de actuar ha hecho que la mayor parte de las víctimas sean mujeres y niños.

Pero los opositores tampoco han tenido una conducta ejemplar, Por esa razón el llamado Grupo de Amigos de Siria en Roma, han decidido ayudar a la Coalición Nacional Siria, la principal alianza opositora, con 60 millones de dólares (49 millones de euros) de Estados Unidos en concepto de alimentos y material médico y la promesa de la Unión Europea de que enviará vehículos acorazados y demás material militar para su empleo, únicamente, en la protección de civiles. Nadie se atreve a facilitarles armas. En Washington preocupa que esas armas acaben en posesión de milicias radicales islámicas libremente afiliadas a Al Qaeda.

“No habrá negociación si no está incluida la muerte de El Asad en el acuerdo de paz” declaraba recientemente el general Abu Abeida, líder de la milicia rebelde Liwa Derea Al Shabaa. . Es obvio que este tipo de declaración sólo estimula la espiral de odio por ambas partes. Y mientras tanto ¿quién se acuerda de las mujeres sirias?

Las sirias en el olvido