domingo. 28.04.2024
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La Sala de lo Militar del Tribunal Supremo ha anulado las penas solicitadas por el Ministerio de Defensa, incluida la de rescisión de su compromiso con las Fuerzas Armadas, al cabo de Sanidad Militar D. Marco Antonio Santos Soto.

Creo que es una buena noticia y motivo de satisfacción.

No sólo porque se repara la injusticia cometida con el cabo Santos, que ha visto su honorabilidad mancillada al ser expulsado de las Fuerzas Armadas, su carrera profesional mutilada y su medio de vida extinguido por el simple hecho de “opinar” y lo que al parecer se ha considerado aún más grave: expresarlo.

Sino también porque con esta sentencia sale reforzada la disciplina, elemento indispensable para el adecuado funcionamiento de las Fuerzas Armadas. Porque la disciplina, para ser realmente útil, tiene que ser bidireccional. No solamente implica la prontitud y exactitud en el cumplimiento por los subordinados de las órdenes recibidas, sino, asimismo, la adecuación de dichas órdenes y decisiones a las necesidades y funciones de las Fuerzas Armadas por parte de los mandos.

Excederse en las medidas tomadas en ámbitos ajenos al funcionamiento interno de las Fuerzas Armadas y a la importante función que constitucional y socialmente tienen encomendada es tan “indisciplinado” como no cumplir las órdenes recibidas en el ámbito propio que exigen esas funciones.

Las opiniones personales de carácter político o ideológico, aún en el caso de que sean críticas y públicas, no forman parte de las funciones profesionales de los miembros de las Fuerzas Armadas, por lo que no deberían estar sujetas a sanciones disciplinarias y, mucho menos, judiciales. Especialmente si ciertos tipos de estas opiniones personales parecen tener el derecho a ser expuestas con normalidad y aceptación y otros no.

Disciplina en su doble dirección, descendiente, pero también ascendiente, exigible no solamente a los profesionales, los militares, sino a toda la cadena de mando de las Fuerzas Armadas, que, recordemos, tiene su cúpula en el presidente del Gobierno a través de su ministra de Defensa. 

Enrique Vega Fernández, coronel de Infantería (retirado)

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