domingo. 28.04.2024
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Julián Besteiro.

Hace unos días escuchaba a un compañero de partido comentar la dignidad y el sentido de la responsabilidad de Julián Besteiro al quedarse en Madrid en abril de 1939. Tengo que admitir que me sorprendió sobremanera escuchar esto, sobre todo por el desarrollo de los hechos al final de la mal llamada guerra civil.

Los meses de enero a marzo de 1939 son realmente desconocidos para la ciudadanía. Después de la derrota en la batalla del Ebro, el Ejército Popular y el gobierno republicano estaban deshechos, el primero por su baja moral y por falta de armas, mientras que el segundo, por el devenir de la guerra y por la situación internacional, escorada hacia las potencias facciosas.

Tras la entrada de las tropas en Barcelona a finales de enero de 1939, el gobierno de Juan Negrín vuelve a la península, para reorganizar la situación y lograr algo que se antojaba difícil, ¿Ganar la guerra? NO, evacuar a los miles de españoles que, si caían en manos del ejército franquista, iban a sufrir represalias de todo tipo, entre este grupo estaría Julián Besteiro.

¿Qué es lo que sucedió? Juan Negrín se reunió con los jefes militares para exponerles la situación y el plan, al que una buena parte se negaron, por supuesto no en el momento, sino a principios de marzo de 1939, cuando dieron un golpe de estado, con apoyo de un sector de la Federación Socialista madrileña, la CNT y otros partidos políticos.

Estos alegaron que Negrín estaba cediendo el poder a los comunistas y que era un agente encubierto de la URSS para derrocar al gobierno legítimo, lo cual hoy en día se ha demostrado que no era cierto.

El recién formado Comité de Defensa Nacional intentó, sin esforzarse demasiado, que hubiera las menores represalias posibles, sin éxito alguno. En los últimos días de marzo, se entregó la aviación y los integrantes de este consejo salieron al exilio, dejando tras de sí a miles de compatriotas a los que solo les quedaba esperar su destino.

¿Fue un acto de dignidad la acción de Besteiro? Cada uno tendrá su valoración, lo cual no tacha la excelente carrera política de este profesor de lógica y socialista, sin embargo, si debo decir que quizá, citar a Besteiro y no a Negrín, a Carrillo, a Zugazagoitia o Mariano Ansó, no era una buena idea.

Si algún/a lector/a quiere ampliar sobre este episodio de nuestra historia, puede leer las biografías de Negrín de Ricardo Miralles o Gabriel Jackson, o si lo prefieren, podrán leer a la trilogía de Ángel Viñas sobre la guerra civil.

Por último, me gustaría destacar, como hago habitualmente en los altavoces que se me brindan, que tanto el PSOE como Juventudes Socialistas, deberían honrar más a menudo a su figura más desconocida, pero no por ello menos importante, Juan Negrín López, quién hoy día sigue sin estar rehabilitado para la ciudadanía española, aunque si para el PSOE.

Besteiro y el final de la guerra civil