viernes. 17.05.2024
LA REBELIÓN EN TÚNEZ, "FUNDAMENTAL" EN EL MUNDO ÁRABE

La 'Revolución de los Jazmines' alumbra el inicio de una transición democrática

La comunidad internacional observa con mucha cautela cómo se van sucediendo los acontecimientos tras las protestas del pueblo tunecido contra el nepotismo del presidente huido, Ben Alí, y su familia. El primer ministro ha anunciado la composición de un gobierno en el que estarán los líderes de los principales partidos de la oposición. Túnez se esfuerza por volver poco a poco a la normalidad pese a los esporádicos episodios de pillaje.

nuevatribuna.es | 17.01.2011

Todo empezó cuando el pasado 16 de diciembre un joven tunecino se quemó a lo bonzo frente a un edificio gubernamental ante la desesperación de ver como la policía decomisaba su pequeño carrito de frutas y verduras con el que se ganaba la vida. Mohamed Bouazizi, ingeniero informático de 26 años, moría días después en el hospital de Ben Arous desencadenando las revueltas que han llevado a Túnez a empezar a escribir una nueva página de su historia.

La explosión social en el país considerado por Europa como la ‘puerta de África’ ha llevado estos últimos días a una situación incontrolable, tanto que el presidente Zine al Abidine Ben Ali, abandonó el pasado viernes Túnez tras sus intentos frustrados de sembrar el caos como excusa de su brutal represión y presionado por las revueltas y la convocatoria de huelga general. Dejó descabezado el Ejército y la policía originando episodios de pillaje y allanamiento de las propiedades. El pueblo se enfrentaba por primera vez a la corrupción instalada en una dictadura que pretendía perpetuarse. A la inestabilidad en la calles ha seguido una cierta situación de calma con el anuncio de composición de un nuevo gobierno provisional en el que por primera vez la oposición estará representada por sus principales líderes.

Así, lo anunció este lunes el primer ministro, Mohamed Ghanouchi (más tecnócrata que político) quien reveló que en el nuevo Ejecutivo permanecerán los actuales responsables de Defensa, Interior, Finanzas y Asuntos exteriores. El nuevo Gobierno se compromete a poner en libertad a todos los presos políticos con una amnistía general e iniciar un proceso que algunos analistas empiezan a comparar con transiciones como la española, pacífica y democrática. Y todo ello derivado de un extraordinario movimiento popular que ha puesto a Túnez en el foco de atención de la comunidad internacional y que ha dado ejemplo para el resto del mundo árabe donde se están originando otras revueltas. Hoy mismo, en un chat en el diario francés Le Monde, la presidenta de la Federación Internacional de Derechos Humanos, Souhayr Belhassen, consideraba como “fundamental para el mundo árabe” la conocida como ‘Revolución de los Jazmines”, una revolución ante toda pacífica pese a que no ha podido estar exenta de ciertos pillajes y de actos de violencia innecesaria.

Túnez, con una población de diez millones de habitantes, es un país relativamente moderno, muy europeizado e internacionalizado, con muchos universitarios y mujeres incorporadas a la vida profesional. Que vive del turismo y con cientos de empresas, sobre todo de Francia, pero también de Alemania, Italia y España, que hacen negocio allí. Pero el paro en los últimos tiempos ha ido creciendo, hasta alcanzar un 20%, llegando a un 30% entre los jóvenes y la crisis económica ha encendido la mecha de la rebelión ante un régimen liderado por Ben Alí, cuya esposa en segundas nupcias, Leila Trabelsi y su familia han llegado al límite de la corrupción: concesiones de grandes supermercados, bancos, usurpación de bienes privados y apropiación de otros públicos a través de adjudicaciones fraudulentas… Sin contar con los tejemanejes de Trabelsi que pretendía liderar una sucesión de su marido al estilo Kirchner, y de la que Francia sospecha que ha sacado del país 1,5 toneladas de oro.

La situación era insostenible, pero el pueblo tunecido en su mayoría está dando ejemplo de madurez en algo que no va a ser fácil resolver. La gente ha creado ‘comités cívicos’ para velar por las propiedades, comités integrados por personas de todas las edades y de todas las clases sociales. El ejemplo dado (al margen de que se produzcan excepciones y robos) ha sido puesto en valor por Belhassen en el citado chat, quien prevé en tono muy optimista una vuelta a la normalidad: “los periódicos han abierto, se distribuyen alimentos, la gente viaja en transporte público (…) esta mañana, los tunecinos se incorporaron al trabajo. Esto es un signo de confianza y revela el civismo de los tunecinos”.

Lo que parece claro es que la revolución en Túnez ha puesto en preaviso a otros gobiernos árabes. El secretario general de la Liga Árabe, Amr Musa, ha apelado a la “lección” dada por los tunecinos capaces de hacer huir a su presidente corrupto y ha recordado que lo ocurrido no es un baladí en el mundo árabe, pese a que gobiernos como el de Egipto (con 80 millones de habitantes) afirmen que no habrá un contagio de las protestas: “La sociedad árabe tiene unos elementos de construcción, actuación y reacción similares, así que no podemos simplemente considerar a Túnez como un incidente aislado”, ha advertido.

La 'Revolución de los Jazmines' alumbra el inicio de una transición...