viernes. 17.05.2024

Ayuda internacional a Haití: Unos crían la fama y otros cardan la lana

AGNESE MARRA
La respuesta internacional ante la tragedia de Haití ha vuelto a poner sobre la mesa la nunca reconocida competencia entre Estados Unidos y la Unión Europea. El primero ha demostrado sus grandes dotes en marketing político. La UE, a pesar de haber sido más efectiva, ha quedado eclipsada con un sonoro suspenso en relaciones internacionales.
NUEVATRIBUNA.ES - 22.01.2010

La respuesta internacional ante la tragedia de Haití ha vuelto a poner sobre la mesa la nunca reconocida competencia entre los dos gigantes occidentales: Estados Unidos y Unión Europea. A pesar de que los representantes de ambos lados nieguen tal competitividad e insistan en su “buena colaboración”, los hechos ocurridos en la última semana demuestran lo contrario.

El brutal terremoto también ha removido los cimientos de la UE, donde se ha empezado a cuestionar su eficiencia a la hora de enfrentarse a una catástrofe de este tipo. Por otro lado, Estados Unidos ha demostrado una vez más su enorme poderío en recursos, y su excelente dominio del marketing, a la hora de ‘vender’ su gestión en la isla caribeña.

A las pocas horas de producirse el trágico seísmo, la comunidad internacional respondió rápidamente con todo tipo de equipos de emergencia. Estados Unidos nunca había ofrecido tanta ayuda humanitaria como en esta ocasión. El presidente Barack Obama hizo una rápida rueda de prensa en la que mostró su solidaridad con los haitianos y en la que anunció un presupuesto de 100 millones de dólares para el país más pobre de América Latina. El mandatario norteamericano conocía lo que se jugaba en esta acción, y ha sabido mostrar su mejor cara y sus mejores intenciones.

La reacción de la UE fue un poco más lenta y Su situación interna, muy distinta a la estadounidense. La tragedia de Haití pilló a la UE en paños menores. La nueva ‘ministra’ de Exteriores de la UE, Catherine Ashton, hacía apenas diez días que estrenaba cargo. El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, acababa de iniciar su presidencia rotativa, lo que también implicaba delimitar sus competencias frente al presidente permanente, el belga Herman van Rompuy, que también comenzó sus funciones el 1 de enero. Como problema añadido, el Parlamento Europeo impedía el nombramiento de comisaria búlgara, Rumiana Jeleva, quien habría asumido el encargo de dedicarse a la ayuda humanitaria.

A pesar de estar en plena transición democrática, la ayuda de la UE ha sido cuatro veces superior a la de Estados Unidos. Ha destinado 429 millones de euros que se aglutinan en tres apartados: 137 millones de ayuda inmediata aprobada por la UE, 200 millones adicionales para proyectos a medio y largo plazo, y 92 millones más que han sido concedidos de forma individual por distintos gobiernos europeos. Sin embargo estas cifras quedan oscurecidas por la falta de acciones más simbólicas que prácticas.

Las primeras críticas que recibió la UE se produjeron el pasado lunes. Las ONG denunciaban que Estados Unidos controlaba el aeropuerto de la capital haitiana perjudicando la entrada de ayuda humanitaria. Francia fue el primero en quejarse y en acudir a la puerta de Ashton para saber por qué EEUU estaba al mando. Al día siguiente, Sarkozy rectificaba y aplaudía el trabajo de los norteamericanos. La UE se volvía a mostrar unida y en ‘colaboración’ con Estados Unidos.

Pero a Ashton le seguían lloviendo las críticas. Había pasado una semana desde que el terremoto sacudió la tierra de los haitianos y la ministra de Exteriores de la UE no había aparecido por la isla. Mientras, el fin de semana anterior, en vuelos más que relámpago, llegaba primero la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, y al día siguiente aparecía por Puerto Príncipe su marido, el ex presidente Bill Clinton.
Ashton lejos de corregir sus ‘errores’ decía: “No sé por qué debo ir, yo no soy doctora ni bombera”. Zapatero, el otro encargado de gestionar la crisis desde la UE, defendía a su compañera: “El único protagonista debe ser el pueblo que sufre en Haití”.

Mientras la UE discutía por cómo hacer visible su presencia en la tragedia, Estados Unidos, cual película de Hollywood, desplegaba a 12.0000 soldados y ocupaba todas las comisarías, puestos de telecomunicaciones y sedes del gobierno haitiano.

“La Unión Europea es donante del 65% de toda la ayuda al desarrollo y humanitaria del mundo, pero en cambio la gente ve hospitales de campaña estadounidenses”, lamentaba el parlamentario europeo irlandés Gay Mitchell. A pesar de que los líderes europeos se empeñan en no caer en el eje bipolar EEUU-UE, las justificaciones muestran lo contrario: “La capacidad logística de EEUU y la proximidad geográfica son dos aspectos a tener en cuenta y que pueden disculpar la supuesta lentitud europea”, decían esta semana fuentes de Moncloa.

Pero el problema no es la “lentitud europea”, ya que en términos de ayuda real su trabajo ha sido si no superior, al menos equivalente al estadounidense. Pero en materia de ‘relaciones públicas’, la UE ha suspendido estrepitosamente, quedando totalmente eclipsada por Estados Unidos.

Cuando la opinión pública defiende la ‘ocupación militar’ estadounidense en aras de la resurrección de Haití, es importante conocer con los datos en la mano el trabajo de los ‘invisibles’. La UE es quien más ayuda económica ha aportado. Mientras Estados Unidos ha ofrecido 7 toneladas de alimentos, Perú ha donado 24 toneladas; México, 70; Brasil, 28; España, 150. Cuba es el país que más médicos ha enviado sumando los 400 que ya trabajan antes en la isla. A todos ellos (y muchos otros que no se citan) se suma el trabajo de las diversas agencias de Naciones Unidas, como la PAM que ha conseguido alimentar a 200.000 personas (dos veces más que Estados Unidos), UNICEF que se está encargando de recoger a los miles de niños que se han quedado huérfanos, o la OMS que coordina todos los equipos médicos de la zona. El que unos se sepan vender mejor que otros no puede servir de justificación para tomar un papel de control y mando que nadie le ha delegado.



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