lunes. 29.04.2024

Que la Guerra viene,
¿cómo? ¿otra vez?
¡mentira!, ha estado
ahí, siempre,
pero crece;
natural invento
del humano ser;
siempre,
¡y desde siempre!

Desde Caín y Abel,
nos lo enseñaron,
lo aprendimos bien;
que Caín no era malo,
creo yo,
ni Abel bueno,
el cuento es este,
paralelo a ver:
malos y buenos,
los dos;
el mal y el bien
juntos,
siempre juntos,
como el arriba y el abajo,
como el blanco y el negro;
como el día y la noche,
como el hombre
y la mujer,
como la guerra
y la paz;
la paz de nombre
y de papel;
real la guerra,
siempre.

Business is
her second name
;
Negocio es
su apellido,
en inglés,
como la Libertad,
la estatua, claro;
la otra,
la de verdad,
incluida en la guerra
está;
la guerra crece,
como la desnutrición
de los niños;
de los adultos
el hambre y la miseria,
y el desempleo,
¡siempre!

Pero, es la guerra
EL negocio;
THE BUSINESS IS,
y la Libertad
en ella muere;
sobre miles,
sobre millones de muertos
la Libertad camina,
hundiéndose
como en arena movediza;
sólo queda la estatua,
recuerdo lastimero,
ironía cruel
y sin medida;
Bertolt Brecht
¿recuerdan?
quería destruirla,
para que no fuera estatua
sino vida.

Los miles,
los millones de muertos,
marginales son,
“daños colaterales”,
¡metáfora maldita!
que de inocentes
la muerte justifica.

¡Que la guerra crece
y del entero mundo
se empodera!
Siempre;
Sólo que no sabemos,
ignoramos
quién la lápida
le pondrá
al planeta,
de los rayos solares
al vaivén,
o de bombas nucleares
cubierto por doquier,
cuando los locos
negociantes,
aquellos business men
sin compasión alguna,
el botón rojo aprieten
con su último grito
de locura.


Jorge Mora Forero
Weston, Florida, USA

¡Viva la guerra!