sábado. 27.04.2024
Gobierno provisional en 1869
Gobierno provisional en 1869

La industrialización española fue lenta debido al atraso económico, y la agricultura siguió siendo el sector más importante. Hubo avances en la industria textil y la siderurgia. 

  1. La agricultura y ganadería 
  2.  La industria y la minería
  3. El ferrocarril
  4. Los transportes 
  5. La sociedad del estamentalismo a la sociedad de clases
  6. Principales leyes económicas
  7. El surgimiento del movimiento obrero en España 

Comenzó la explotación de minas y mejoraron las comunicaciones gracias al ferrocarril y a la mejora de las carreteras. 

La agricultura y ganadería 

Hubo primeramente una transformación de la propiedad agraria en España, ya que durante toda la Edad Media se había dado una distribución muy desigual. Con la revolución liberal se implanta la propiedad privada de la tierra mediante las desamortizaciones, la supresión del mayorazgo y la abolición de los señoríos. 

Los campesinos que trabajaban las tierras se vieron perjudicados. En general, la agricultura siguió siendo tradicional y explotada por jornaleros sin tierras. 

La producción agrícola aumentó gracias a la mejora de los transportes, el aumento de la población y la política proteccionista. Los cultivos mayoritarios eran la patata, el maíz, el trigo, el olivo y la vid. 

La vid tuvo mucho auge, y aumentaron las plantaciones de olivo. A partir de entonces, se empezó a extender la superficie en la que se plantaban frutales y otros tipos de cultivos de regadío.

Los gobiernos liberales del siglo XIX, especialmente los progresistas, tuvieron como uno de sus objetivos iniciar la reforma del régimen de la propiedad de la tierra y la introducción de innovaciones técnicas en los cultivos 

Por todo esto, se promovió una Reforma Agraria Liberal, que se llevo a cabo a través de un conjunto de medidas como son la abolición de los señoríos y derechos jurisdiccionales, desamortizaciones… Tras estas reformas, la tierra paso a ser una mercancía que podía ser vendida y comprada libremente. 

Las desamortizaciones no significaron la perdida de los derechos sobre la tierra de los antiguos señores pues, a excepción de algunas zonas, compraron tierras quienes ya las tenían y quienes contaban con recursos para adquirirlas. 

Se creó una clase media en el ámbito rural. Se puede afirmar que la consecuencia más importante de la reforma agraria liberal fue el aumento de la roturación de tierras, pero no por la modernización de las técnicas de cultivo, que continuaron atrasadas con respecto a las innovaciones que se estaban produciendo en los países más avanzados de Europa.

Los cereales fue el cultivo que más se expandió, pues representaba el 80% de la tierra cultivada. El segundo gran protagonista fue la vid, que se convirtió en un producto de exportación, junto con el aceite y los cítricos. Destaca también el maíz y la patata en el norte. En cuanto a la ganadería descendieron sobre todo la lanar y la ovina, creciendo la cabaña porcina. 

Aparecieron minifundios en la submeseta norte y en Galicia, cuya producción era insuficiente para alimentar a una familia, con lo cual toda la producción se destinaba al autoconsumo sin posibilidad de vender el excedente en el mercado. Los latifundios se formaron en Castilla-La Mancha, Extremadura y Andalucía donde los grandes propietarios solo querían la obtención de fáciles beneficios. 

 La industria y la minería

El proceso de industrialización en la España del siglo XIX sufrió un notable retraso con respecto a los países centrales de Europa. Sin embargo, y a pesar de que la economía española seguía siendo fundamentalmente agraria, algunas zonas de la península iniciaron el camino hacia la industria moderna. 

Fue en Cataluña donde a finales del siglo XVIII se había iniciado una importante manufactura textil de algodón mediante las fábricas de indianas que adoptaron las primeras hiladoras mecánicas. 

A mediados del siglo XIX, la industria textil catalana era la punta de lanza de la industrialización española. Este crecimiento solo se vio interrumpido por la Guerra de Secesión de Estados Unidos (1861- 1865) a causa de las dificultades que los empresarios españoles tuvieron para conseguir materias primas. 

La industria textil fue la primera en mecanizarse. La primera máquina de vapor se instaló en el año 1833 y hacia el año 1860 la hilatura estaba mecanizada totalmente, y el tejido al 45%. Esto redujo costes. Las medidas proteccionistas permitieron sustituir los tejidos ingleses. 

La industria siderúrgica iba retrasada debido a que los yacimientos de España estaban muy separados entre ellos. Esto retrasó la industrialización. A partir del año 1880 se impone la siderurgia vasca, debido a la gran cantidad de hierro, que podía ser convertido en acero con el convertidor Bessemer. 

La minería se desarrolló debido a la cantidad de recursos y la demanda existente, llegando a convertir la exportación de metales en la mayor partida del comercio exterior español.

A pesar de este crecimiento continuo de la producción, las cantidades absolutas eran muy pequeñas, comparadas con las de otros países de Europa. En la siderurgia hay que destacar tres zonas: los primeros intentos de crear una siderurgia moderna se desarrollaron a mediados del siglo XIX en Málaga, y esta producción fue la hegemónica en la Península durante treinta años. 

Esta siderurgia malacitana fracasó por el uso de carbones vegetales ante la dificultad para adquirir carbón de coque, por lo que entró en definitiva decadencia a mediados del siglo XIX. La existencia de yacimientos de hulla en Asturias convirtió a esta región en el centro siderúrgico de España hasta el año 1880. 

Sus minas de carbón le favorecieron a pesar de la escasa calidad y el poco poder calorífico de la hulla asturiana. Se mantuvo debido a ser la única zona de España que disponía de carbón mineral. Vizcaya fue la tercera zona, ya que poseía extensas minas de hierro y una tradición que se remonta a la Edad Media. 

Fue a partir del año 1876, con la llegada de carbón de coque y debido al poder calorífico de este carbón y su precio reducido hizo que acabara ganando a las empresas asturianas. Los nuevos sectores como el metalúrgico y el químico, que a mediados del siglo XIX representaba solo el 3% de la industria, fueron ganando terreno con el avance del siglo. 

Relacionada con el proceso de urbanización hay que mencionar la industria de gas, que se extendió por Barcelona, Madrid, Bilbao, Zaragoza y Sevilla. También creció la industria química que producía ácido sulfúrico, potasa y sosa para consumo de otras industrias, y explosivos para la minería. 

El ferrocarril

Fue decisivo para la formación de un mercado de ámbito nacional y para la consolidación de la industrialización moderna. La construcción de éste se aceleró con la ley de ferrocarriles del año 1855. Primeramente se inició el ferrocarril con el apoyo de la Real Orden del año 1844. 

Esta legislación no tuvo el éxito esperado, ya que la falta de iniciativa hacía su construcción muy lenta, 476,9 km de vía en diez años. De éstos, 278 km eran de línea Madrid-Albacete. También fueron importantes las vías Madriz-Aranjuez y Barcelona-Mataró, cuyo promotor era el Marqués de Salamanca, que promovió otras líneas posteriores, como la de Aranjuez-Almansa-Alicante y Sama de Langreo-Gijón.

 A partir del año 1855 se le dio un empuje a la construcción del ferrocarril. La ley de ferrocarriles facilitó la formación de sociedades anónimas ferroviarias, preveía el pago de subvenciones estatales y permitía la importación de material, además de provocar la inversión de capital. 

Hubo una crisis que frenó el ritmo en el año 1866, ya que el capital extranjero se veía reducido y las líneas no eran rentables, la mayoría pasaba por territorios despoblados, y era muy caro. 

Con todo, el ferrocarril facilitó el comercio interior durante la crisis y, posteriormente tuvo más auge, la red multiplicó su longitud durante la Restauración. Se incrementó además el capital español en las compañías y el ferrocarril se empezó a usar en otras industrias.

Los transportes 

La red de transportes y de comunicaciones en España se había visto perjudicada tradicionalmente por las dificultades geográficas y por los conflictos bélicos como la guerra de la Independencia, guerras carlistas, que interrumpían las comunicaciones y fomentaban el bandolerismo. Por lo que se hace imprescindible la creación de una red ferroviaria. 

Por lo tanto el resto de la construcción conoció diferentes fases: 

a) La primera gran expansión del trazado se realizó entre los años 1855 y 1866 y supuso una movilización de capitales muy superior a cualquier otra iniciativa económica del siglo XIX, donde intervinieron de forma muy destacada compañías extranjeras. Se abrieron ahora las líneas de Madrid-Alicante, Sevilla-Cádiz, Barcelona-Zaragoza y Madrid-Irún. 

b) La crisis del año 1866 supuso la paralización de la construcción, pues cuando acabó la fase intensiva, la explotación de las líneas puso al descubierto que los ferrocarriles producían unos beneficios muy escasos. 

c) Una nueva etapa constructiva se inició a partir del año 1873, completándose el trazado de la red que había quedado paralizado. Pero a consecuencia de la crisis anterior, que había hecho desaparecer la mayoría de las compañías, tan solo permanecían la del Norte y la MZA (Madrid-Zaragoza-Alicante).

Algunos de los aspectos de la Ley de Ferrocarriles condicionaron la historia económica de los cien años siguientes:

a) Consolidó una estructura radial de la red con centro en Madrid, dificultando las comunicaciones entre las zonas más industriales y dinámicas. 

b) Fijó un ancho entre carriles diferente al de la mayoría de las líneas europeas, obstaculizando así los intercambios con el resto de Europa. 

La sociedad del estamentalismo a la sociedad de clases

La revolución liberal acabó con la sociedad estamental, dando lugar a una sociedad de clases, una sociedad igual ante la ley pero desigual por su nivel de renta y las propiedades. Los estamentos del Antiguo Régimen dieron lugar a una división propia de una sociedad capitalista, una sociedad de clases. 

Las nuevas leyes impusieron la igualdad jurídica de todos los ciudadanos, que ponía fin a los privilegios otorgados por el nacimiento, los títulos o la pertenencia al clero como sucedía anteriormente. 

La nobleza perdió sus derechos señoriales pero acrecentó su poder económico por las desamortizaciones. Se integró en los grupos dirigentes de la burguesía. La Iglesia vio reducido su poder económico, y su importancia social entre la clase proletaria y los sectores intelectuales se vio perjudicada. 

Debido a esta pérdida de poder económico, el clero disminuyó de manera considerable a mediados del siglo XIX, pero también mantuvo su poder e influencia social y, sobre todo cultural, al seguir controlando la educación. 

Las clases burguesas adquirían el papel de nuevas clases dirigentes, en principio tenían ideas progresistas, que querían acabar con los privilegios de la nobleza y el clero, pero fueron adoptando ideales conservadores al incrementarse su poder. 

La alta burguesía estaba constituida por altos cargos militares o Administración, las clases medias por comerciantes, abogados, médicos…La pequeña burguesía, de tenderos y artesanos. 

Las clases medias, por su parte, fueron un sector poco numeroso constituido por comerciantes, dueños de talleres, mandos intermedios del ejército… Ocuparon la cúspide social de las ciudades. 

La mayor parte de la población eran las clases populares formada por campesinos y obreros industriales. Los campesinos seguían ocupando el estrato más bajo de la escala social. Sus condiciones de vida eran miserables, lo que causó numerosas revueltas en el campo. El número de obreros industriales fue creciendo. 

Los campesinos y artesanos emigraron a las ciudades en busca de mejores condiciones de vida. Sin embargo, las condiciones de trabajo y de vida eran iguales o peores que las del campo, por lo que poco a poco fueron tomando conciencia de su situación como clase y se crearon asociaciones para la defensa de sus derechos. 

Por último, dentro de las clases populares destacaba el servicio doméstico, donde abundaban mujeres, que desempeñaban las tareas del hogar de las familias nobiliarias, de la alta burguesía e incluso de las clases medias.

En este nuevo sistema, todos pagaban impuestos, eran juzgados por las mismas leyes y tribunales y gozaban, teóricamente, de iguales derechos políticos. Pero a pesar de todo esto, se seguía limitando el derecho al sufragio y a la participación política. Los ciudadanos quedaron definidos por su pertenencia a una determinada clase social, según su nivel económico. 

En la España liberal del siglo XIX, al igual que en el resto de Europa, se constituyeron dos grandes grupos sociales: la Burguesía, poseedora de alguna propiedad urbana, industrial o agraria; y el Proletariado, integrado por aquellos que tan solo poseían el salario que obtenían con su trabajo en las fábricas. 

Las diferentes condiciones de vida de ambos grupos eran evidentes. La conflictividad social de esta nueva sociedad fue distinta de las formas de rebeldía características del Antiguo Régimen. 

Las desigualdades de riqueza y las duras condiciones de vida y trabajo de la clase obrera y de los campesinos pobres dieron origen a nuevos movimientos sociales e ideologías políticas que reclamaban mejoras salariales y laborales para los más desfavorecidos y denunciaban el capitalismo como un sistema social injusto. 

Las reglas que regulaban este nuevo tipo de trabajo eran en todas partes muy similares y no tenían nada que ver con las conocidas hasta entonces: 

  • El patrón, propietario del establecimiento industrial, empleaba a obreros a cambio de un salario, normalmente escaso. 
  • Las mujeres y los niños a partir de los siete años también trabajaban en las fábricas y cobraban salarios muy inferiores a los de los hombres. La jornada laboral no estaba regulada, era de doce a catorce horas diarias durante seis días a la semana, y se cobraba por día trabajado. 

La más mínima protesta significaba el despido y no existía ninguna protección en caso de paro, enfermedad, accidente o vejez. Las condiciones de trabajo y de vida de los campesinos no eran mejor que la de los obreros, salvo que fueran propietarios. 

Los que peor vivían eran los arrendatarios que pagaban un alquiler por trabajar la tierra y los jornaleros, que al igual que el proletario, vendía su trabajo a cambio de un salario. El papel de la mujer venía determinado por la concepción tradicional que las subordinaba a los hombres y las privaba de todo derecho jurídico o político. 

Ahora bien, en función de su origen, familia o riqueza, las mujeres tenían diferentes condiciones de vida y un determinado papel social. Las que pertenecían a las elites poseían un destino esencial: el matrimonio. 

Su educación era acorde con esas expectativas y por lo tanto tenían una pequeña base cultural para mantener una aceptable vida social, conocimientos de las tareas domésticas y una estricta moralidad. La vida de las obreras y las campesinas eran muy distintas, pues ellas eran, al igual que los hombres, una importante fuerza de trabajo.

Principales leyes económicas

La mala situación económica que dejó el reinado de Isabel II hizo que el gobierno provisional tuviera que tomar una serie de leyes económicas con el final de mejorar la difícil situación en que se encontraba el país.

  • La Ley de Minas, que con ella se intentaba conseguir grandes recursos financieros para reducir la gran deuda pública. Se venden las explotaciones mineras a compañías extranjeras por dicha ley, que hasta ese momento eran de la Monarquía. Esta ley se la llamo “la desamortización del subsuelo” y fue realizada por el ministro de Fomento del momento que era Manuel Ruiz Zorrilla.
  • El ministro de Hacienda, Laureano Figuerola planteo en octubre del año 1868, la unificación monetaria de la peseta de plata, que sustituye las monedas que había en circulación y que eran unas noventa en total:
  1. De oro existían, los escudos, ducados y castellanos
  2. De plata y cobre estaba el real de vellón.
  3. De cobre estaba el maravedí junto a numerosas monedas de tipo regional, como el dinero existente en Valencia, Aragón y Cataluña.

El problema de estas monedas es que su valor estaba continuamente cambiando debido a la cantidad de metal que se usaba y a su peso. La peseta se había ya usado como moneda ya desde el siglo XVII, pero será ahora cuando se convierte en la única moneda legal y se regula su aleación y su peso.

Al inicio la peseta era convertible en plata, pero la depreciación de la plata que la contenía lo hizo inviable. Ya desde el año 1874 se empezaron a emitir billetes. Cada peseta se dividía en cien céntimos. Otras unidades que tuvieron gran éxito dentro de la peseta fueron:

  • El duro que tenía el valor de cinco pesetas.
  • Dos reales que equivalían de cincuenta céntimos.
  • Una perra gorda que equivalía a diez céntimos.
  • Una perra chica que equivalía a cinco céntimos.
Las primeras pesetas
Las primeras pesetas

Destaca también el Arancel Figuerola del año 1869, donde se procede a rebajar los aranceles y significa el final del ya tradicional proteccionismo. Esto provoca una fuerte oposición en la burguesía catalana que trabajaba en el textil y en grandes propietarios agrícolas que producían cereales.

Se intentó la sustitución el impuesto de los consumos que era muy impopular y que era un impuesto indirecto. Se le sustituye por otro que tendría que haber sido proporcional a la riqueza y los bienes. Sin embargo, ante la carencia de medios públicos no se consiguió imponer y se acabó volviendo al impuesto de consumos.

Esta vuelta al impuesto de consumos generó mucha frustración en las clases populares que habían sido el soporte de la revolución.

El surgimiento del movimiento obrero en España 

La nueva coyuntura política que se da en el país donde se permitía la libre asociación hizo que surgieran los primeros sindicatos del movimiento obrero que de esta forma salieron de la clandestinidad en que se habían movido.

Un real de vellón
Un real de vellón

Llegó a España en el año 1868, Giuseppe Fanelli, que fue enviado por Bakunin como representante de la Iª Internacional que era una asociación internacional de sindicatos y asociaciones obreras. Fanelli colaboró en la creación de la Federación de la Región Española.

Ya en el año 1869 se habían constituido doscientos sindicatos que tenían una afiliación de unos 15.000 trabajadores y además se empezaron a publicar numerosos boletines obreros. Se hacen propuestas en estos boletines para la mejora de las condiciones de vida y se usa la huelga como instrumento de presión y de logro de objetivos.

Los sindicatos se extienden por las principales ciudades, Bilbao, Valencia, Zaragoza… Anselmo Lorenzo se convierte en Madrid en uno de los líderes más destacados de la Federación de la Región Española. La presencia de Fanelli es importante porque consigue que el movimiento obrero español tenga un gran peso la corriente anarquista libertaria.

A todo ello hay que añadir, que en el año 1871, se produjo la revolución conocida como La Comuna de París, que fue la primera experiencia de un gobierno integrado por miembros del movimiento obrero de tendencia socialista y anarquista.

Como todos saben, esa experiencia no podía permitirse y fue duramente reprimida, pero sus medidas confiscatorias generaron gran miedo en las elites europeas y comenzó la persecución de los miembros de la Federación de la Región Española.

Se celebra en el año 1871 el Congreso de la Iª Internacional en Londres, donde Anselmo Lorenzo representa a la Federación de la Región Española y se une al sector anarquista de Bakunin en contra de los marxistas. Llega a Madrid también en el año 1871, Paul Lafargue que era el cuñado de Marx y que se pone en contacto con Pablo Iglesias, iniciándose la corriente marxista en los sindicatos españoles.

Transformaciones económicas y sociales del sexenio