martes. 30.04.2024
isla_teatro

Pablo D. Santonja | @DatoSantonja

Entramos en el majestuoso Teatro Fernán Gómez, y como nos tiene acostumbrado, nos deriva a una de sus salas para nada más cruzar el umbral, encontrarnos con una majestuosa playa. Todo está dispuesto como si de una gran isla se tratase: el suelo lo cubre una densa capa de arena, al fondo se puede ver el mar y la vegetación, los efectos de sonido te llevan a la naturaleza y en el centro una gran tribu se acomoda en el espacio creando una asamblea. Como espectador puedes elegir si quieres sentarte en la arena junto a la tribu u ocupar una de las butacas. Sin mediar palabra, una Haka irrumpe en el silencio de la sala y nos contagia a todos de una fuerza visual que te pone en alerta sobre lo que vas a ver.

Isla te hace partícipe desde el inicio de la historia que cuentan, haciéndote protagonista, pues eres tú espectador y partícipe de la asamblea en primera persona. Una vez integrado en la tribu, la premisa que se dibuja es sencilla: el hombre civilizado ha llegado a la tribu con la petición de que se unan al progreso. La Isla manda a unos emisarios para conocer el mundo civilizado y a su vuelta, se reúnen en asamblea para contar sus historias vividas y decidir si unirse al “progreso” o quedarse como están.

Bajo esta idea, durante 90 minutos el espectador es testigo del absurdo de la época actual a través de los ojos de los personajes de la tribu, a través de un discurso muy crítico con el capitalismo, el uso del dinero, la individualidad personal en una ciudad superpoblada, y la falta de humanidad misma arrasada por el progreso. Dicho así, puede sonar denso, pero lo más alejado de la realidad: durante hora y media nos plantean un espejo tan ridículo de nuestro tiempo que no tienes otra opción que echarte a reír. El tiempo se pasa volando, y cada golpe de efecto funciona mejor que el anterior, dejando una reflexión final tan potente, como optimista. Se tocan de forma transversal ideas como la permanencia de las tradiciones, la entidad propia, la crítica al trabajo, al anonimato en una sociedad que te convierte en un número, mendicidad, prostitución, problema de vivienda, miedo a la muerte… Sería incapaz de enumerar todos los conflictos que aborda y dibuja esta obra de forma tan fresca y dinámica.

El peso de la obra lo tienen un elenco coral de casi 20 actores que se dejan la piel en llenar el escenario y volcar toda su energía en hacer de esta Isla algo real

Pero sin dudar, el peso de la obra lo tienen un elenco coral de casi 20 actores que se dejan la piel en llenar el escenario y volcar toda su energía en hacer de esta Isla algo real. Impresionante e imperdible trabajo de coreografía grupal que hace va desde la mímica, hasta el baile. Eligiendo con cuidado los momentos de cada actor, haciendo que cada personaje brille en algún momento y cobre protagonismo, convirtiendo Isla en una obra completamente horizontal, donde todos destacan a la par y defienden sus papeles con un arrojo que más quisieran producciones más consabidas.

Paloma Pedrero y Pilar Rodríguez han sabido llevar el texto a otro nivel, haciendo un trabajo humano y verdaderamente inclusivo. Y no es para menos, pues detrás de esta producción se encuentra la ONG Caídos del Cielo, una organización que trabaja contra la exclusión social usando el teatro como herramienta. Esta organización nace en 2008 con la obra “Caídos del Cielo”, donde Paloma Pedrero daba voz y expresión a un grupo de personas sin hogar que participaban en su taller de teatro. Desde el 2008 hasta la actualidad han continuado dando voz a diferentes personas con diferentes riesgos sociales donde han hecho su lema “el teatro puede” realidad, igualando y dando espacio a personas que la sociedad, en algún momento, ha dado la espalda.

Un trabajo interdisciplinar que aúna voluntarios, trabajadores sociales, psicólogos, profesionales del teatro, que han entendido el teatro como herramienta para la transformación social.

Al final estamos ante una obra que celebra muchas cosas: celebra la diversidad, celebra el bien hacer, celebra el teatro, celebra la inclusión, el ser humanos, las contradicciones de nuestra era, y lo mejor de todo, te hace partícipe de la gran fiesta que es Isla. Un lugar donde sentirse acogido.

'Isla', gran trabajo humano