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Francisco Nieto
Al igual que su tía abuela y su bisabuela, Dýja acompaña a las que han dado a luz y acoge a los recién nacidos. Además de haber seguido el camino de su tía abuela, ahora vive en su apartamento y se sumerge en sus escritos, manuscritos cuyos cientos de páginas invaden el espacio y que heredó, con la misión de cuidar.
Sus padres, por su parte, regentan una funeraria. Por lo tanto, es una larga tradición familiar cuidar de los seres humanos, dice Dýja, tanto al comienzo de su vida como cuando llega “a su destino final”: “La rama materna se hace cargo del hombre cuando se enciende la luz y la rama paterna toma el relevo cuando sale".
Una novela sutil y lúcida sobre la fragilidad y la belleza de la vida, La verdad sobre la luz rinde homenaje a todas aquellas mujeres que, durante siglos, han ofrecido atención y amor a las madres y a sus recién nacidos
Mientras diciembre entierra a Reykjavik en la oscuridad, la joven se sumerge en las observaciones de su tía abuela: sobre la concepción, el nacimiento, la vida, la muerte... Mezcladas con sus propias reflexiones recopiladas sobre cientos de partos a los que asistió. El nacimiento, “la experiencia más peligrosa en la vida de un ser humano”, porque hay nacimientos de los que el niño no sobrevive, y otros de los que la madre nunca se recupera del todo.
Pero ¿qué valor tiene la vida humana comparada con la magnificencia del reino animal y la inmensidad de la naturaleza que lo rodea? Además, en una isla como Islandia, donde las tormentas pueden ser increíblemente violentas –como la que teme la hermana de Dýja, meteoróloga, cuando se acerca la Navidad–, y donde el poder de los animales –cetáceos, aves migratorias…– ofrece un espectáculo todo ¿todo el año?
Como suele ocurrir con la autora, los capítulos breves marcan la historia que avanza aleatoriamente a partir de las lecturas de Dyja y de las reflexiones fantasiosas y visionarias de su tía, que se interesaba tanto por la pereza de los espermatozoides como por las abejas, "los animales más importante en el planeta” y cuya desaparición “suena la sentencia de muerte de la especie humana”.
Otros personajes van y vienen silenciosamente alrededor de Dyja. Su hermana meteoróloga que predice, a medida que se acerca la Navidad, una tormenta devastadora muy bien llamada “terremoto celestial”. Un turista australiano que vive en el apartamento de arriba y que cruzó el país para venir a “rumiar” en Islandia. O esta pareja angustiada que llora desde el nacimiento de su hijo. " ¿Es normal ? » duda el padre, un electricista que tiene miedo a la oscuridad…
En lugar de sentir humildad ante el reino animal y vegetal, el hombre quiere apropiarse de todo sólo para sí mismo. Quiere poseer los peces del océano y los ríos cristalinos de las montañas, quiere poseer las cascadas, las islas, le gustaría poseer hasta el sol poniente. Es una forma de olvidar que es mortal. Cuando finalmente comprende lo que más importa es que está enfermo y no le queda mucho tiempo de vida.
A través de los escritos de su tía abuela se revela una gran sabiduría que explora el significado de la vida, del azar, de esa fuerza llamada luz que buscan todos los seres vivos, desde los animales hasta las plantas. La verdad sobre la luz es seguramente una de las novelas más contemplativas de la escritora islandesa, y sin duda la que lleva al máximo sus reflexiones existenciales poniendo en perspectiva la esencia de la humanidad. Sin duda, uno de esos libros preciosos que nos complace anotar, leer y releer lentamente, y en los que el más mínimo pasaje revela una nueva profundidad en cada relectura.
Una novela sutil y lúcida sobre la fragilidad y la belleza de la vida, La verdad sobre la luz rinde homenaje a todas aquellas mujeres que, durante siglos, han ofrecido atención y amor a las madres y a sus recién nacidos. La tía Fifa, que tejía ropa para cada bebé que daba a luz, les susurraba al oído: “Que conozcan muchos amaneceres y muchos atardeceres” y les deseaba “sol, luz y calor”.
'La verdad sobre la luz', de Audur Ava Ólafsdóttir.
Publicado por la Editorial Alfaguara
