martes. 30.04.2024

Ainhoa Mela | @ainhoacriticas

La emoción de las primeras veces es un sentimiento que no se olvida; y más cuando esa primera oportunidad viene disfrazada de papel protagonista en la vuelta al cine de uno de los grandes directores de nuestra industria. 

Para la gaditana Lupe Mateo, “El amor de Andrea” no llamó a su puerta, sino que tuvo que salir a su encuentro. “Manuel (Martin Cuenca, director de la película) y el equipo fueron por todos los institutos de la bahía de Cádiz en 2021 anunciando el casting. Mi profesora de teatro me lo comentó y decidí presentarme. Tuve que pasar hasta diez pruebas y finalmente en 2022 me dijeron que me cogían”. Así narra la joven actriz sus inicios en un proyecto para el que el director tuvo claro que era la indicada.

Manuel Martín Cuenca sólo le bastó mirar la primera prueba que la joven actriz realizó, para saber que aquella Lupe era su Andrea. Y es que es suficiente estar unos segundos con la joven actriz para darse cuenta de que a Lupe Mateo y a Andrea les separa una fina línea que a veces cuesta distinguir. Cuánto hay de Lupe y cuanto de Andrea en la protagonista de la nueva película de Manuel Martin Cuenca es la difícil pregunta que la joven actriz intenta desentrañar. “Conecté enseguida con Andrea porque me vi muy reflejada en ella. Era una chica empática, muy madura y cabezota, que son tres cualidades que veo en mí. Pero también Andrea se fue moldeando a mí. Manuel fue rescribiendo el guion de mi personaje con las palabras que yo decía, las expresiones que usaba… Así que también Andrea está remodelada a mi”

A Manuel Martin Cuenca sólo le bastó mirar la primera prueba que la joven actriz realizó, para saber que aquella Lupe era su Andrea

Lo que permitió a Manuel Martín Cuenca crear una simbiosis perfecta entre su actriz y su protagonista fue la manera inusual con la que decidió rodar este proyecto. Desconocedores de la evolución de su historia y el desarrollo de sus propios personajes, los actores no recibían el guion de las escenas que rodaban hasta el día antes de la grabación. Todo un reto el de la improvisación que a la joven actriz no le creó ningún temor. “Yo ya había hecho algunas pequeñas improvisaciones y me lo tomé como un juego. Era como vivir otra vida. Porque tú en la vida real no sabes qué te va a responder la persona con la que estás teniendo una conversación. Y en nuestro caso fue igual. Te podías hacer una idea de qué te podía responder tu compañero, pero no sabíamos realmente lo que nos iba a decir. Ni siquiera si nos iba a responder. Sólo conocíamos nuestras líneas. Entonces era como un juego. Yo simplemente viví la vida de Andrea”.

Vivir una vida llena de momentos dolorosos generaron en Lupe unos sentimientos de los que le costó desprenderse durante los dos meses que duró el rodaje. “Yo me lo llevaba todo a casa. Si grababa escenas duras con el que es mi padre en la película, yo llegaba triste y reventada a mi casa diciendo: no me puedo creer que mi padre me haya hecho esto. Y cuando grababa escenas felices, por ejemplo, las que rodaba con los niños, volvía perfectamente. Al final Andrea y yo nos convertimos en la misma persona, pero con vidas distintas”.

Incluso meses después de acabar el rodaje, todavía uno puedo observar que, por momentos, Andrea aún vive en ella. La actriz se revuelve y se emociona hablando de una historia de la que tiene clara la enseñanza que deja. “La familia no es la que te han otorgado sino las personas que te apoyan, te quieren y te ayudan en tus decisiones. El personaje de Andrea busca continuamente motivos para no asumir que su padre no la quiere. Y cuando lo acepta, es cuando se da cuenta de quién es su familia de verdad”.

“La familia no es la que te han otorgado sino las personas que te apoyan, te quieren y te ayudan en tus decisiones”

Uno de los grandes retos a los que tuvo que hacer frente fue precisamente el crear una familia con sus compañeros de reparto. “Yo nunca he trabajado como actriz y no sabía que los actores teníamos que hacer ensayos. Pero como no teníamos el guion, nuestros ensayos antes de empezar el rodaje consistieron en crear una familia. Creamos vínculos muy fuertes entre nosotros, especialmente con los niños que hacen de mis hermanos. Y así creamos una hermandad entre nosotros”.

Pero la creación de esta particular familia no fue sólo cosa de actores. A este proceso detrás de las cámaras también contribuyó el propio director, para el que Lupe sólo tiene buenas palabras. “La manera de trabajar de Manuel es muy especial. Nos cuida y se preocupa mucho por nosotros” asegura la actriz. “La primera semana de rodaje estaba muy nerviosa y para que estuviésemos tranquilos no dejaba que se acercase nadie a decirnos nada, ni siquiera los cámaras; todo lo hablábamos sólo con él. Manuel me quitaba mucha carga, ese sentimiento de responsabilidad de a veces me surgía por ser la protagonista de la película. El hacia como si todo fuese un juego”. 

Este particular juego de interpretar a Andrea llevó a Lupe a hacer un paréntesis de dos meses en su vida que, como ella afirma, ha merecido la pena. “Esta experiencia me ha dejado muchas lecciones de vida. Sobre todo, el comprender que tenemos que dejar de crear conexiones y de intentar forzar relaciones donde no las hay”.

Para una joven estudiante de bachillerato, iniciarse en el mundo de la interpretación con un papel protagonista en una película de Manuel Martin Cuenca ha supuesto entrar pisando fuerte a una industria en la que no sabe si llegará para quedarse. “No siento obligada a ser actriz ahora que he hecho este papel” afirma Lupe Mateo. “Poder trabajar en algo relacionado con el arte es muy difícil, tienes que ser el mejor de los mejores. Por eso poder actuar lo veía como una puerta cerrada con candado y ahora esa puerta la veo entreabierta. Pero no me pongo ninguna presión. A lo mejor sigo con arte dramático o quizás me dedico al mundo del maquillaje”. Sólo el futuro nos lo dirá. 

Lupe Mateo: “Andrea y yo nos convertimos en la misma persona, pero con vidas distintas”