Ángel Monedo |
En la hora del vermut, el sexteto de Getxo ofreció en el majestuoso Teatro CaixaBank Príncipe Pío (también conocido como The Music Station) otra exhibición de una música marcada por la honestidad más sincera y la poesía más emotiva de McEnroe.
La voz pausada de Ricardo Lezón transporta con sus letras a lo más profundo del alma con temas que son capaces de mirar al corazón sin olvidar la fuerza y esencia del indie. Este tipo de Neil Young patrio (y muy bohemio) logró conectar desde el principio con el público que llenaba el recinto de la antigua Estación del Norte.
"Qué ilusión ver tanta gente", decía el cantautor antes de que empezaran a sonar las primeras estrofas de "Agosto", con ese sonido lento y cauteloso que tanto caracteriza a la banda. Le siguió "Montreal", una canción del álbum "Mundo marino" (2008) que desgrana un mensaje común en sus letras: la relación de amor y la convivencia en pareja. Así lo expresa en este tema cuando dice, "hoy he pensado en ti antes de dormir, ya sabes que no lo he vuelto a conseguir, como dabas vueltas a mi alrededor”. No tardó en escucharse uno de sus temas más famosos y conmovedores de la banda, "La cara Noroeste", con esa estrofa tan peculiar que si la escuchas una vez es posible que pase a formar parte de tu vida: "extraña forma de sentir, estar pensando siempre en ti, extraña forma de morir vivir pensando en ti".
Ricardo Lezón desahoga en sus letras episodios pasados, ya sea una ruptura sentimental o el agotador trabajo como camarero. El setlist dio paso a "Los veranos", otro tema de ritmo lento que nos hace soñar con los ojos cerrados y con universos mejores, seguido por "Los valientes", quizás el himno más desgarrador y descorazonador de la banda, donde la parte acústica y melódica se fusionan en una amalgama sonora que provocó los primeros aplausos del público.
Después de preguntar al público si se encontraba bien y disfrutando, Ricardo Lezón dedicó el tema "Asfalto" a su hermana, quien se encontraba entre el público apoyando el concierto. Así continuó una mañana inolvidable en la que el sonido lento de la guitarra, definido por un tono cálido, logró evocar recuerdos bañados de melancolía entre todos los asistentes. El lugar no importa, McEnroe rememora paseos por el Barrio de Gracia en Barcelona, el espigón de Zarautz, las calles de Malasaña, las calles de Oporto o las playas de El Palmar. Con "Luz de gas", las palmas y silbidos de emoción se intensificaron en lo que ya se anticipaba como la recta final del concierto. Y así llegó "Electricidad", tema que profundiza en la melancolía con estrofas que dicen: "acuérdate de mí cuando pises algún charco; no dejes de buscar, incluso en la hora más oscura, puede aparecer de pronto la electricidad".
Ya en el tramo final del concierto, la banda se atrevió con una canción muy antigua que no suelen incluir en su repertorio en vivo, "Cuando suene This Night", otro ejemplo de un grupo que, a pesar de los años, mantiene un canto pausado y lento con letras cocinadas a un ritmo quebrado, acompañadas por tres guitarras y un bajo al mismo son.
Finalmente llegaron auténticos himnos como “Naoko” o "Rayo de luz", esta última fue el pretexto ideal para que la hija del cantante, Jimena Lezón, subiera al escenario para compartir con el público esa hermosa letra que dice: "yo remaré siempre hacia ti, sin importar si la fuerza es tuya o mía". Y así, con la sensación de estar en un recital de poesía más que en un concierto, llegaron los bises con "Ahora", "Vereda/Mundaka" y "vendaval". Esperamos volver a disfrutar de esta banda pronto. La décima edición de Inverfest nos deja el alma revuelta y el corazón latiendo a un ritmo lento. Agur, McEnroe.
