A Feijóo y su PP se le está haciendo muy larga esta campaña, especialmente después de quedarse al desnudo con los pactos con VOX incluso en lugares donde PSOE había ganado las elecciones.
Preso de sus palabras pierde fuelle. Señalar que era un político de palabra justo el día que obligaba a la candidata en Extremadura a romper con la suya, no fue demasiado afortunado.
La última genialidad ha sido el desafortunado debate tenido con una periodista de TVE a cuenta de las pensiones.
En tono solemne acababa de asegurar que el PP siempre había revalorizado las pensiones de acuerdo al IPC, a lo que la periodista le señalaba que no era así ya que en nada menos que tres años, 2012, 2013 y 2017 sí lo había hecho.
Un rato de rifirrafe y de nuevo la mentira que como se sabe tiene las patas cortas, habitual desde que MAR se ha hecho con las riendas de su campaña.
En 2012 con Rajoy en el gobierno las pensiones subieron el 1%, el IPC 2,9 %, en 2013 2 y 2,9 %, por último en 2017, 0,25 y 2 %. Sin olvidarnos que en 2021 votaron en contra de dicha revalorización.
Mentiras y más mentiras aunque en esta ocasión las escuchen los 9 millones de pensionistas que a pesar de su edad tienen memoria.
A eso habría que añadir su cobardía ante los debates como se refleja en su ausencia en el del martes 18, al que solo acuden Sánchez, Abascal y Yolanda Díaz.
La última insidia sobre correos y el voto por correo demuestra que empiezan los nervios y como en algunos partidos de futbol comienzan a temblar las piernas y aparecen las imprecisiones.
Eso está originando un cambio en el sentido de la marcha de la campaña y empieza a intuirse que el electorado progresista comienza a desperezarse ante este cúmulo de despropósitos.
La posibilidad de ver en el gobierno de España a los extremistas de VOX y además dirigido por un sucio mentiroso para el que todo vale, comienza a hacer estragos entre quienes por enfado, desidia, o pasotismo pensaban abstenerse hace apenas unos días.
Somos más resuena en algunos lugares y si vamos a votar habrá remontada.
Eso hay que repetir machaconamente en los días que quedan, que somos más y si vamos ganamos.
Votar a cualquier partido progresista o de izquierdas, pero votar, aunque quizás se debería a lanzar el mensaje de que en ciertas provincias donde dividir el voto nos hace perder a todos, debería a empezar a lanzarse la idea del voto útil.
Este es el último aviso, o futuro o pasado, o avance o retroceso, o remontada o agujero negro.
Votar, votar, votar, votar.
Veremos.
