sábado. 27.04.2024
Ione_Yolanda
Ione Belarra y Yolanda Díaz

La ruptura entre Podemos y Sumar estaba casi cantada pero no era inevitable. En cualquier caso es una mala noticia para toda la izquierda y un error político de bulto para las dos organizaciones.

La que podríamos llamar “izquierda alternativa” parece seguir la misma trayectoria que desde 1978 recorrió el PCE y sus diversas derivaciones, con los resultados de sobra conocidos y eso que según decían venían a renovar y regenerar la política. Las buenas intenciones les han durado muy pocos años.

Ahora estamos en la fase de quién echa la culpa a quién y en mi opinión están muy repartidas.

Podemos, tras el error de apreciación de Pablo Iglesias al designar a Yolanda Díaz como su heredera, se enrocó en la candidatura de Irene Montero en las elecciones generales, como una cuestión de principio, sin valorar que era una ministra achicharrada políticamente y que no podía seguir, al menos a corto plazo, en la política nacional. A partir de la negativa de Yolanda Díaz (supongo que con el claro beneplácito de la dirección del PSOE), una parte de la dirección de Podemos fue elevando las críticas a la dirección de Sumar, sin participar en el acto de constitución de Sumar.

La segunda fase de el desencuentro fue el empecinamiento en mantener a Irene Montero como Ministra de Igualdad o alternativamente conservando ese Ministerio en manos de Podemos, lo que también era imposible de aceptar por Pedro Sánchez tras lo sucedido con la ley de “solo sí es sí”, que tanto ha desgastado al Gobierno de coalición.

La tercera fase han sido las sucesivas advertencias de que los y las congresistas de Podemos querían tener autonomía de funcionamiento y que no iban a tragar con lo que decidieran Yolanda Díaz y Pedro Sánchez, constituyéndose en la mejor garantía de que no hubiera retrocesos en las políticas de la pasada legislatura y que se seguiría avanzando.

Y han terminado, por el momento, abandonando el grupo parlamentario de Sumar y de paso ya han anunciado que en los próximos procesos electorales irán por su cuenta.

Sumar o mejor dicho el equipo de Yolanda Díaz, no se ha quedado corto en este proceso. No solo excluyeron a Irene Montero, es que fueron muy restrictivos a la hora de incluir candidatos de Podemos en puestos de salida en las elecciones generales.

Una vez constituido el Congreso, no aceptaron a ningún diputado de Podemos en la Mesa del Congreso, lo cual resultaba poco comprensible. Exclusión que se ha mantenido con la configuración de las comisiones parlamentarias. Una purga política que, era evidente, iba a ser difícilmente asumible por Podemos.

Y la puntilla ha sido la no inclusión de nadie de Podemos en el nuevo gobierno, cuando se han incluido a Más Madrid, a los Comunes y al equipo de Yolanda. La oferta de Yolanda Díaz de Nacho Álvarez como Ministro, publicitada sin mediar un proceso discreto de negociación con Podemos, tuvo la esperada respuesta negativa de Ione Belarra y de paso apartar del camino a Nacho. Quiero pensar que fue una torpeza y no una provocación del equipo de Yolanda.

Podemos tiene que cambiar pronto y a fondo de actitud o se quedara en un triste recuerdo de lo que pudo ser en sus primeros años y luego malgastó. Además no debe convertirse en una mera referencia de una parte del feminismo más radical. Tendría que aprender de IU, que sin estar adecuadamente representada y valorada por la dirección de Sumar, esta pacientemente desarrollando una inteligente estrategia no rupturista, aunque sin decir que sí a todo lo que llega de la dirección de Sumar y con una ejemplar retirada de Garzón, tan distinta a la pataleta de Belarra y Montero por no seguir como ministras.

Las nefastas consecuencias para Podemos con una sangría de cuadros y afiliados puede pasar una terrible e irreversible factura en las próximas elecciones.

Y Yolanda Díaz y su equipo más cercano deben proceder cuanto antes a la estructuración política de Sumar, dejando de ser el mero gabinete de los fieles de Yolanda. Porque hasta ahora, y bien que lo siento, todos los llamamientos a ser un movimiento renovador, unitario, amable, con otra forma de hacer política, lo que realmente ocultan es un funcionamiento más cercano a una “camarilla” que a una dirección democrática, transparente y participativa. Y no sé cuánto aguantarán IU, Compromis, los Comunes, y las demás organizaciones. La propia Yolanda está perdiendo simpatías en las encuestas.

Y Sumar tampoco esta exenta de sufrir a medio plazo una deriva de descomposición, si no corrige con urgencia su actual estado magmático. No es tarea fácil pero es imprescindible.

Y así no podemos seguir. No podemos trasladar a la ciudadanía que la izquierda alternativa es intransigente e incapaz de convivir y colaborar. Por ello las personas de izquierda debemos ser claros y exigentes con las direcciones de Podemos y Sumar y no andar con paños calientes, por mucho que nos duela.

Yo viví procesos parecidos en la órbita comunista y poscomunista en la década de los 80 y 90 y ya fue suficiente.

Nos estamos jugando el futuro de las políticas progresistas en nuestro país.

La intransigencia en la izquierda alternativa