El muralismo mexicano fue capaz de crear una estética con autoridad propia que se ha convertido en un punto de referencia en la historia de la pintura, tanto mexicana como internacional.
Fue una leyenda que comenzó en la década de los años de 1920, conocida tanto por su espíritu independiente y su modelo femenino, como por sus dramáticas e innovadoras obras de arte.
La pintura expresionista, considerada la última vanguardia antes del cubismo y del arte abstracto, tardó en ser valorada y reconocida, más allá de los aficionados más inquietos y entendidos.