jueves. 28.03.2024

Uribe un representante de la posverdad

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Álvaro Uribe y Pablo Casado. (Foto: Nueva Economía Fórum)

Álvaro Uribe continuó y profundizó una época aciaga para Colombia con su primer mandato en 2002, la conocida forma de pervertir y corromper voluntades para un segundo mandato después de modificar la constitución colombiana en el  llamado escándalo de la -yidispolítica-, nombre que se conoce a esa truculenta forma de comprar los votos necesarios para aprobar la reforma Constitucional y acceder al segundo mandato, son los hechos por los que más se le conoce, pero no son los únicos de la antidemocracia.  Hoy en día hay condenados por esta causa, pero Uribe fue presidente.

Este expresidente hoy senador por el Centro Democrático, partido que controla y con el que obtuvo la curul en las elecciones de 2014, se recordará por su política de seguridad democrática muy cuestionada por los procedimientos como se combatía a las guerrillas. Fue una época en que la inversión extranjera creció de 2 mil millones de US al año a 7 mil millones. Época en que el Canal de Isabel II, la mayor empresa pública de la comunidad de Madrid, acrecentó sus negocios en Colombia. Los nexos de González, mano derecha de Aguirre, con Colombia saltaron a la opinión pública, causando cierta preocupación en el PP, al punto que también se supo de una operación de espionaje entre miembros de ese partido. Detectives siguieron con cámara oculta durante el verano de 2008 a Ignacio González a Colombia, quedando en los periódicos las fotos  y el recuerdo de la imagen de las bolsas grandes llenas de basura, que entraban a una casa en la costa Caribe colombiana. Se trataba de él y Edmundo Rodríguez, quien apareció en los papeles de Panamá, e Idelfonso de Miguel, -gerente entonces del Canal de Isabel II. La semana pasada, la Fiscalía general colombiana  incautó 262.000 euros en diligencia de allanamiento realizado en el apartamento de Edmundo Rodríguez Sobrino, expresidente de Inassa y de la Junta Directiva de Triple A.

El Canal tiene acciones en 21 empresas latinoamericanas a través de su filial Inassa y es socio en Santa Marta capital del departamento del Magdalena, del empresario William Vélez Sierra, investigado por la Fiscalía general, por vínculos con grupos paramilitares del Bloque Norte de las Autodefensas Unidas de Colombia. Una de esas sociedades es con la empresa que se encarga en esta ciudad del abastecimiento de agua y el alcantarillado, la empresa Metroagua, S.A. ESP. El Canal posee el 35,8% de las acciones en ella, el municipio el 28,1%. Y tres empresas locales, otro 33%. Estas últimas pertenecen al investigado que habría pagado a jefes paramilitares para conseguir la concesión de determinados contratos de recogidas de basuras, lo llaman, no en vano el Zar de las basuras.

William Vélez Sierra, primo segundo de Uribe, socio del canal, es contratista del ente público madrileño en el negocio de la recogida de basuras en la ciudad de Barranquilla capital del departamento del Atlántico, llamada triple A. El canal también tiene el 81.16% de las acciones de esta empresa de Acueducto y Alcantarillado de Barranquilla, la cual subcontrata a William Vélez para la recogida de basuras de esta ciudad. Vélez es dueño del Grupo Ethuss, un conglomerado de empresas del sector eléctrico, los servicios públicos y la construcción. Tres de las compañías de este grupo, Eléctricas de Medellín Ingeniería, Eléctricas de Medellín Comercial y Termotécnica Coindustrial, son socias del Canal en Metroagua. Un entramado grotesco de corrupción consolidad durante los gobiernos Uribe, del cual no pocos despachos de la comunidad de Madrid, por aquel entonces tenían fotos, cual referente del cual aprender.

Aunque ahora sea el adalid de la manipulación y el populismo contra las negociaciones, el hizo esfuerzos por tener acercamientos para un diálogo con el ELN y con las FARC-EP. Con los que sí tuvo acuerdos fue con las Autodefensas Unidas de Colombia, generándose acuerdos para la desmovilización de los paramilitares, muy cuestionada hoy, porque de desmantelamiento poco, ya que hoy se ve el fortalecimiento en la ocupación de los territorios que dejan las FARC-EP sembrando de dolor por asesinatos a líderes sociales de las zonas que cuentan con procesos de restitución de tierras o se enfrentan a proyectos económicos extractivistas, como es el Norte del Cauca, la Costa y otras regiones.  

Las violaciones a los derechos humanos, durante estos gobiernos es insoslayable, la privatización de la salud, y los casos de corrupción incontables, como el de Agro Ingreso Seguro, donde el dinero que estaba destinado para campesinos, terminó en manos de terratenientes y dueños de grandes empresas. O las "chuzadas" del DAS, en donde se ordenó intervenir las comunicaciones telefónicas y seguir a opositores de su gobierno. También creo redes de informantes, financiadas con supuestos proyectos de cooperación financiados por la Comunidad de Madrid, que  ponían en riesgo y convertían a la población civil en carne de cañón de informantes. En política internacional el gobierno de Uribe apoyó diplomáticamente la Invasión de Iraq de 2003.

Por si no fuera poco, esta red de intereses económicos privados denostaron las empresas públicas para apropiarse de su capital, arruinarlas, privatizándolas, y parte de ese dinero de la corrupción  lo donaron para las campañas políticas de las alcaldías de la región, incluso se acusan mutuamente de haber aportado a la campaña de Santos, al fin y al cabo comparten el interés de mantener el status quo para enriquecerse y para eso comprar la voluntad y la decisión de gobernantes títeres, que participan del latrocinio.

Este es el ilustre expresidente que presentó Pablo Casado, vicesecretario de comunicación del Partido Popular, en Nueva Economía Fórum este miércoles, el que añora el pasado de conflicto armando y de violencia en Colombia, el que amenaza con hacer trizas los acuerdos si gana las próximas elecciones, tiene el apoyo del PP, comparten muchas cosas, pero es rechazado los y las colombianas residentes en Madrid y ONG defensoras de la verdad, pues nadie mejor que él representa la posverdad, una nueva forma de hacer política basada en la mentira, la manipulación, y la patraña, un estilo que pronto será cosa del pasado, al menos en España.

Uribe un representante de la posverdad