viernes. 19.04.2024

Vox se afianza en Latinoamérica

Abascal con Eduardo Bolsonaro
Abascal con Eduardo Bolsonaro

 

Los intentos de Vox por trascender las fronteras españolas no son nuevos. Los mítines, las conferencias, las cumbres y los seminarios son los foros en los que nacen las nuevas alianzas de una derecha cada vez más internacionalista. La cumbre “Libertad para Europa”, que se llevó a cabo en 2017 en Coblenza, Alemania, reunió a los líderes de la ultraderecha europea –envalentonada entonces por la ascensión al poder de Donald Trump- en una demostración de fuerza ante las elecciones en Holanda, Francia y Alemania.

Allí estaban presentes la por entonces candidata a las elecciones presidenciales francesas por el Frente Nacional, Marine Le Pen; Frauke Petry, de Alternativa por Alemania; Geert Wilders, del Partido de la Liberación holandés; y Santiago Abascal en representación de Vox. Todos los buenos muchachos de la renaciente, recalcitrante y fascista derecha europea, dispuesta a dar batalla.

Pero Europa supo ponerle sus límites a una manera de hacer política basada en el odio y la xenofobia. Los resultados no fueron del todo buenos, y algunos de los referentes de la ultraderecha prefirieron conceder lugar a las nuevas y más aguerridas figuras. Los mítines continuaron afianzando los ideales compartidos, transformándose en una suerte de comunión que la derecha nostálgica del fascismo supo reivindicar a cara descubierta.

Ahora es América Latina la tierra fértil para Vox. Durante la presidencia de Mauricio Macri, fue Ortega Smith quien inició una serie de reuniones en Buenos Aires con el fin de “hacer la resistencia frente a la imposición totalitaria” y “luchar por la reconquista de los valores perdidos”. En aquella charla realizada en la sede del Círculo Militar, el Secretario General de Vox explicó que la intención de su partido era tener presencia en el país sudamericano.    

Así es como lo hace la derecha cuando no está en el poder. El recurso es la organización de conferencias y seminarios, convocando a expresidentes y personalidades reconocidas para influir mediante cartas y declaraciones, muchas de ellas firmadas por Mario Vargas Llosa o José María Aznar.

Durante la presidencia de Donald Trump, Steve Bannon, uno de sus principales asesores, viajó por varios países de Latinoamérica para tender puentes entre grupos de la extrema derecha regional.

Ahora es Vox quien lo hace, enviando representantes a Ecuador para la asunción de Guillermo Lasso. “Nos hemos reunido con muchos aliados que están dispuestos a frenar el avance del comunismo en la Iberosfera (palabra acuñada por Vox en sus comunicados)”.

La mala nueva es que ya no es solo el Partido Popular con José María Aznar el que busca articular las derechas iberoamericanas, sino que a este se le suma Vox con un discurso de odio que representa todo un desafío para el progresismo de la región. 

 

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