viernes. 29.03.2024

En el quinto coño rogando un voto

El colectivo de inmigrantes españoles expresó su malestar por la falta de información respecto del voto válido para las elecciones autonómicas del 24 de mayo.

Los votos de miles de españoles quedarán fuera de los próximos comicios electorales

Desestimando el acuerdo establecido por la Ley Orgánica de Régimen Electoral General (Loreg), el Censo de Extranjeros Residentes Ausentes (CERA) -ente mediante el cual los ciudadanos españoles residentes en el extranjero acceden a informarse respecto de los comicios electorales de su país- no divulgó la información necesaria a los votantes, provocando duras críticas por parte de este colectivo.

El plazo para apuntarse a la lista de los votantes concluyó el pasado 1 de enero, tal como corresponde a lo determinado por la Ley Electoral; sin embargo, según manifiestan  desde diferentes centros de españoles residentes en el exterior, hubo escasa información de todo lo concerniente a dichos comicios. La ausencia de campañas oficiales, boletines informativos o avisos de prensa -que le hubieran correspondido a las organizaciones destinadas allí, en parte para estos fines- hizo que un buen número de españoles ya no pueda votar en las próximas elecciones del 24 de mayo.

Según Prensa Española, periódico publicado en la ciudad argentina de Mar del Plata, “esto mismo ocurrió en las elecciones europeas al cerrarse el censo con mínima información”. José Marcos, editorialista de dicha publicación, asegura que “esta situación ya fue denunciada en una campaña a través de las redes sociales por un importante grupo de españoles emigrantes de aproximadamente treinta países”.

José Marcos denuncia que por esta circunstancia, los votos de miles de españoles quedarán fuera de los próximos comicios electorales. Los datos más puntuales de la cantidad que se perderán seguramente podrá aportarlos la Oficina de Censo del Instituto Nacional de Estadística (INE).

UN VOTO, SE LO RUEGO

Esta falta de información respecto de los comicios electorales ha generado malestar entre los españoles emigrados que vieron frustrados sus deseos de votar. Para quienes confían en la transparencia de este encuentro con la democracia que practicamos en el cuarto oscuro, un sólo voto puede ser decisivo. De manera que el lector más sensible seguramente podrá solidarizarse, comprender la frustración que este colectivo puede haber experimentado. Porque de seguro si les sucediera esto mismo, si se les desestimara en su derecho, seguramente experimentarían esta misma frustración; pero en carne propia. Frustración, cierto manoseo, cierto vapuleo, cierto ninguneo.

Para otros lectores, quizás más escépticos a los avatares de nuestra querida democracia, la mirada puede ser distinta. Quizá refrescada incluso por la hilaridad. De esta manera, siempre habrá quien pueda imaginar a estos frustrados votantes españoles en dirección al viceconsulado de alguna ciudad de un país en el culo de mundo en donde viven desde hace varios años. Si se quiere se le puede agregar algún condimento folklórico que complete la escena y la comicidad cobra vida.

Pero nada de comicidad reviste este “descuido” de las autoridades competentes cometido en perjuicio del colectivo español residente en el extranjero, con ganas y derecho a voto. Como tampoco tiene gracia alguna la reforma de la ley electoral de 2011 que introdujo el voto rogado y que, como bien queda especificado en su denominación, obliga a los emigrados interesados en votar a rogar un voto.

Claro que expresado así, el lector puede confundirse. De manera que es preciso señalar que el potencial votante no necesariamente se hinca de rodillas ni entrecruza las manos mientras ruega un voto (si lo hace ya es cosa suya. “De friki”, dirían los jóvenes). Sin embargo dicha ley exige al español residente en el extranjero notificar por escrito sus deseos de votar, enviarlos luego por correo al viceconsulado, para  finalmente recibir la documentación que le permitirá hacerlo. Y esto es a lo que se denomina Voto Rogado.

De modo que por escrito. Así se solicita el voto rogado o, más apropiadamente, así se ruega el voto. Por escrito. En este punto no sería casual si algún lector ya imaginase al votante sentado frente a la máquina de escribir, intentando encabezar: “Sr. Vicecónsul, me dirijo a usted para solicitarle, bajo la modalidad de voto rogado, la documentación requerida para dicho fin. De esta manera le transmito mis ansias de colaborar con el normal proceso de la democracia española....” Y entre paréntesis aclara  “(aunque ahora tanto usted como yo nos encontremos en el quinto coño...jajajaja. Es broma, vicecónsul. No estamos tan lejos....hoy en día veinte mil quilómetros no son nada)” Y para finalizar, en la línea siguiente se despide: “A la espera de haberlo rogado correctamente, y deseando que usted y su señora se encuentren bien, lo saludo atentamente…”.      

Ese trámite por escrito denominado Voto Rogado provino precisamente de aquella modificación de la ley electoral de 2011 y ha generado toda clase de rechazos por parte de las asociaciones de inmigrantes españoles, en particular del Consejo de Residentes Españoles (CRE).

Con el inconfundible talante marca PP, Alfredo Prada, Secretario Ejecutivo del Partido Popular en el Exterior, explicó a la prensa las razones del voto rogado y anunció que se seguirá aplicando: “El sistema anterior carecía de seguridad jurídica y provocaba episodios de fraude” Y añadió: “El sistema debe brindar garantías de transparencia, teniendo en cuenta que el voto exterior puede marcar el resultado de una elección”, dicho lo cual, Prada deja en claro que es de los que confían en la transparencia de este encuentro con la democracia que practicamos cada cuatro años en el cuarto oscuro; excepto, claro, los emigrados cuyos ruegos, quizás debido a  la distancia, no se oyen. 

En el quinto coño rogando un voto