viernes. 19.04.2024

Pinchos para indigentes

En Barcelona los indigentes son multados por dormir al raso; es decir que ser pobre se transforma en un delito...

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Pinchos para impedir que los indigentes duerman en la calle.

Las soluciones que plantean los gobiernos para detener la ola migratoria se traducen en una serie de medidas que a las claras hablan de la sensibilidad de algunos mandamases respecto de este asunto. Un ejemplo es esto es la colocación de cuchillas afiladas y alambres de espino que en su momento decidiera el Ministro del Interior español, Jorge Fernández Díaz. Si bien dicha medida no ha logrado amedrentar los ánimos de quienes a diario intentan dar el salto a Europa, al menos ha hecho que los responsables del Ministerio del Interior tengan la certeza de que si un inmigrante logra entrar a territorio español, lo hará con gravísimos cortes que posiblemente lo desangren de un momento a otro.

Demás está aclarar que medidas como esta no son patrimonio exclusivo de las grandes luminarias españolas; de lo contrario pecaríamos de soberbios si creyéramos que España es el único país a la vanguardia en soluciones a tamaño conflicto. En Estados Unidos, por ejemplo, algunos miembros de la derecha más amigable ya han presentado su propuesta de militarizar la frontera con México. “Se trataría solo de una acción disuasoria”, declaró en su momento un miembro del Tea Party. Aunque luego especificó que en caso de ser necesaria la intervención militar, “podría dispararse si es que así lo considera quien esté al mando”.

Grecia no se queda atrás en cuanto al diseño de un plan para la solución del problema migratorio. Amanecer Dorado, partido que ha crecido singularmente en adeptos, propone electrificar las vallas que delimitan el territorio de los antiguos pensadores. “Son simples descargas eléctricas que no provocan mayores daños”, manifestó el vocero de este grupo político autoproclamado nazi (por si algún despistado creyese que se trata de un partido ecologista). “Eso sí. Si vienen con los pies húmedos es posible que se electrocuten, pero eso ya es responsabilidad de quien intente entrar ilegalmente en territorio griego”; expresó el vocero de Amanecer Dorado con una soltura digna de un auténtico imbécil.

Estas geniales ideas han iluminado ahora a algunos mandatarios cansados de que la gente sin techo les afee sus capitales. A más de uno se le ha prendido la lamparita y ha pensado en trasladar estas iniciativas a pie de calle. Claro que por ahora no es posible desangrar, electrificar o ametrallar a un pobre; más que nada por no ponerse a cierta prensa en contra. Quizás debido a esta imposibilidad -momentánea, pero imposibilidad al fin- en algunas ciudades inglesas los mandamases han tenido que conformarse con la colocación de pinchos anti pobre. (No señora; no estoy hablando de arte culinario vasco. Me estoy refiriendo al pincho en su estricto significado. Pincho: prolongación metálica, aguda y afilada en que terminan ciertos objetos). (“Pues mira tú por dónde”, reflexionará algún vasco indocto). Dichos pinchos, colocados uno sobre otro y cubriendo grandes extensiones, tienen como finalidad imposibilitar la comodidad y el descanso del sin techo. “Pues yo estoy encantada con la colocación de estos pinchos”, decía una londinense a los medios de comunicación. “Cada vez había más gente durmiendo es estos portales y aceras. Había que estar esquivándolos y además ocupaban espacios que son públicos”, testificaba esta joven a la que se ve que nadie le ha aclarado que cuando un ser humano se queda sin techo y decide no pegarse un tiro,  normalmente se ve obligado a pernoctar en espacios públicos.

Las medidas contra la pobreza no acaban aquí. Bien se sabe que en Barcelona los indigentes son multados por dormir al raso; es decir que ser pobre se transforma en un delito, mientras que ser rico a costa de cagarse en lo que para cagarse exista, es premiado y aplaudido por cuanto retardado por metro cuadrado haya sobre la faz de este triste planeta.

Decía Goethe que no hay nada más terrible que una ignorancia activa. Y si el poeta alemán pudiese presenciar este presente, no me caben dudas de que al observar las cualidades intelectuales de quienes toman estas medidas contra inmigrantes y pobres, certificaría su parecer con un “¿Han visto? A esto mismo me refería allá 1800. Estos cabrones mantienen su ignorancia con una rigurosa actividad”.

Pinchos para indigentes