jueves. 25.04.2024

La Pesada herencia. Argentina, de Venezuela a Kenya

El triunfo de Mauricio Macri en las elecciones generales de 2015, significó un alivio para quienes estaban plenamente convencidos del ineludible destino al que el populismo arrastraría al país

Durante el proceso de gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, los medios del estabishment consiguieron instalar la idea de que el camino emprendido por el “populismo” conduciría al país hacia un inexorable destino. “Por ese camino íbamos directo a convertirnos en Venezuela”, sostienen quienes se han dejado moldear al antojo de opiniones ajenas, y repiten titulares cual coro de niños ignaros entonando una canción.

En la agenda de los medios que construyeron la imagen de Mauricio Macri para que sus 212 causas por distintos hechos de corrupción no vieran la luz, la instalación del precepto “Camino a Venezuela” fue precisa y certera.  Para la repetición constante de ésta “trágica posibilidad”, los medios supieron acompañar esta teoría mediante la opinión de expertos desinformadores seriales, que son quienes hoy reciben cuantiosas ganancias por pautas con el gobierno nacional.

El miedo caló hondo. Convertirse en Venezuela era una posibilidad tan real y tan creíble, como los planteos de esos señores de corbata que a diario aparecían en la televisión y que, si estaban allí, seguramente fuese porque acerca del tema poseían grandes conocimientos. El triunfo de Mauricio Macri en las elecciones generales de 2015, significó un alivio para quienes estaban plenamente convencidos del ineludible destino al que el populismo arrastraría al país. El mensaje de Macri había sido contundente. La promesa de “alegría” fue el ítem de su programa de gobierno mejor recibido por sus simpatizantes; pero, claro está, la propuesta de insertar a la Argentina “en el mundo”, definitivamente conquistó el voto de los temerosos del camino hacia Venezuela.

Sin embargo, y según las explicaciones del presidente, la “herencia recibida” ha hecho que la inserción en el mundo consista en la solicitud de un crédito al Fondo Monetario Internacional, entidad que con enorme gusto ha recibido la propuesta argentina.  Los medios deberían explicar ahora que aquel temor del pasado definitivamente ha sido sepultado. Argentina ya no corre el riesgo de convertirse en Venezuela, pero sí en Kenya, que junto a Iraq y a Jamaica, son los países que lograron el crédito “Stand By”, con la entidad presidida por Christina Lagarde.  

La España de Rajoy llevaba dos años de ventaja cuando Macri asumió la presidencia argentina. Para el presidente español, la “pesada herencia” se transformó casi en un modus operandi para esquivar cada uno de sus desaciertos, o mejor dicho, para implementar un programa económico, cuyas medidas cercenan derechos fundamentales.  La pesada herencia le sirvió a Rajoy para iniciar su batería de medidas impopulares, cubriéndose siempre en el trillado argumento de “la culpa es del gobierno anterior”.  Los recortes en sanidad y educación, la tasa de desempleo, el incremento de la pobreza, el éxodo de españoles en busca de oportunidades en países lejanos, y un largo etcétera que incluye represión y leyes contra el derecho a la opinión, fueron –según Rajoy- producto de “la pesada herencia”.

El miedo también la había servido a Rajoy para que sus medios afines iniciaran una campaña contra el “populismo”. Pablo Iglesias se transformó en el malo que llevaría a España a convertirse en Venezuela.

No es casual que el relato neoliberal se valga de estos artilugios discursivos.  El modo más efectivo de controlar a la opinión pública para que ésta no profundice en los escándalos de corrupción en los que miembros del PP están implicados, es insistir con la herencia y Venezuela. Herramientas que han servido a Mauricio Macri para mantener a su aletargado votante en la completa ignorancia acerca de los auténticos motivos por los cuales este empresario procesado por evasión y contrabando, se volcó a la política.

Ahora Argentina recurre al FMI, que le otorgará un crédito Stand By, para el cual el Fondo solicita a cambio una serie de medidas que, lejos de convertir a Argentina en Venezuela, la conducen directamente a destinos verdaderamente trágicos. Los países que solicitaron este mismo acuerdo, no han hecho más que sacrificar a su propia población en pos de pagar los intereses contraídos con la deuda. Sin embargo para ocultar esta realidad, la prensa militante de Macri se ha puesto en campaña. “El FMI es bueno”, señalan, repitiendo la estupidez del Ministro de Hacienda, y convencidos de que los argentinos somos todos idiotas y desmemoriados, o que no hemos sabido lo que ocurrió en Grecia, que debió vender parte de su territorio, sólo para pagar los intereses de su deuda con el FMI.

“El FMI es bueno”, repiten como loros esos mismos argentinos que, sin saberlo, serán quienes deberán pagar los costos de su propia estupidez.

La Pesada herencia. Argentina, de Venezuela a Kenya