Ahora el fascismo ya es una realidad. El capitán jubilado del ejército, Jair Bolsonaro, conocido por elogiar a dictadores, atacar a los medios, a las mujeres, a las personas negras y a los homosexuales, asumirá la presidencia del país sudamericano
Con el 55 por ciento de los votos, contra 44,6 del candidato del PT Fernando Haddad, el ultraderechista Jair Bolsonaro ganó las elecciones brasileñas.
El candidato del Partido Social Liberal, Jair Bolsonaro, ya es el nuevo presidente de Brasil. El fascismo se fortalece y Bolsonaro asumirá un país marcado por el odio, por la estigmatización y por la prepotencia de un personaje que ya había anticipado que, de no resultar electo, llamaría a las fuerzas armadas a derrocar a su opositor.
El ex presidente Lula da Silva terminó sus dos mandatos seguidos con 86% de aprobación, y en su gobierno sacó de la pobreza a más de 36 millones de personas, convirtiendo a Brasil en la sexta potencia económica mundial. El líder del PT pagó la deuda contraída con el Fondo Monetario Internacional y tuvo el acierto de ser el primer presidente que les concedió el derecho de ir a la universidad a los más humildes; algo que la elite del país no le perdonó jamás.
Ahora el fascismo ya es una realidad. El capitán jubilado del ejército, Jair Bolsonaro, conocido por elogiar a dictadores, atacar a los medios, a las mujeres, a las personas negras y a los homosexuales, asumirá la presidencia del país sudamericano que había logrado grandes avances en derechos humanos.
La estrategia de la campaña electoral del ultraderechista Bolsonaro se inspiró en la de Donald Trump. Utilizó las redes sociales para difundir noticias falsas contra sus oponentes, demonizó al líder del PT, exploró el miedo; aprovechando que Brasil es el país que más cree en noticias falsas entre 27 países encuestados a este respecto.
El fascismo ya está en el poder. Los medios de comunicación fueron esenciales para que el odio que crece en Brasil pudiera inocularse entre quienes ven en Bolsonaro a una suerte de redentor que ha dicho todo lo que el fascista necesita escuchar. El país más grande de Latinoamérica ya tiene nuevo presidente. Ganó Bolsonaro. Perdió Brasil.