sábado. 20.04.2024

Y ganó la abstención

Por Agoney Suárez Martín | Si buscamos una lectura positiva de los datos electorales, se puede valorar el aumento de la representación...

Ahora todo el mundo anda haciendo balances sobre las elecciones europeas. No me sorprende, o al menos no del todo, que el PP siga saliendo ganador. Al fin y al cabo la derecha siempre ha votado en bloque, aunque presenten a un chihuahua a las elecciones. La izquierda, en cambio, dividida como siempre y más que nunca: PSOE 14, IU 6 y Podemos 5.... Si esos 25 escaños fueran capaces de aunar fuerzas, otra izquierda cantaría. Pero lo realmente preocupante es el avance de la ultraderecha por Europa.

Si buscamos una lectura positiva de los datos electorales, se puede valorar el aumento de la representación de los partidos minoritarios. Pero hay que ser realistas, esto también tiene un lado malo, y es que el voto que se esta dividiendo es el de izquierdas. Así que, ¿los progresistas nos estamos reforzando o debilitando?

Otra cosa que siempre me llama poderosamente la atención son las abstenciones. En Canarias el porcentaje de abstención rondó el 60%. Si toda esa gente que no ha votado lo hubiese hecho a un mismo partido, le habrían dado una victoria histórica. No hablamos de que haya habido un gran aumento de la abstención, hablamos de que es una cifra habitual en los comicios europeos. Hablamos de que la gran mayoría de la gente se refugia en el consabido “para qué votar, si no sirve para nada”, y lo hacen por vagancia, por miedo a equivocarse, por desinterés o por desconocimiento…. A toda esa gente le diría que hay que ir más allá de quejarse y esperar a que otros te solucionen la papeleta. Bastaría con invertir algo de tiempo en informarse un poco y luego votar en consecuencia; todo sería muy diferente. Al menos no sería la minoría de España la que decidiera por la mayoría.

Por otra parte, dentro del 40% que acudió a las urnas, habría que ver cuantos son participantes activos de los partidos, interesados directos, y familiares. No he hecho números, pero podríamos estar hablando de que, quizás solo el 30% esté manifestando una opción meditada, basada en ideales y libre de marcas. Para que todo el mundo se haga una idea, pondré un ejemplo que puedan entender rápidamente. Imagínense que en un partido de fútbol sólo luchan cuatro de los once jugadores. ¡Vaya!, el resto no serían muy profesionales, ¿verdad? Pues aún así, a esos cuatro tendríamos  que restarles al portero. Sería un partido perdido de antemano. Si tú no juegas, otros lo harán en tu lugar, pero persiguiendo sus propios intereses y no los tuyos. Exactamente igual que en política, donde si tú no opinas, otros lo harán y tendrás que acatar lo que hayan decidido.

Entiendo que no a todo el mundo le guste estar pendiente de la política,  como no a todo el mundo le gusta el fútbol, pero ya que tenemos que jugar, vale, no te dejes la piel, pero mueve un poco al menos. Vota. Sólo eso.

No les hablo de que voten a uno u otro partido, sólo de que se informen; de que no voten a una cara sino a unas ideas y de que inviertan unos minutos en ir a votar. Sólo con que la mitad de las abstenciones descubrieran su brújula política y votara, realmente podría cambiar todo. Entonces y sólo entonces, comprobarán que sí sirve para algo.

Y ganó la abstención