jueves. 25.04.2024

¿Última prórroga o penaltis?

gobierno

Por Sonia Carrasco | El estado de alarma es para hacer frente a una pandemia y proteger la vida de las personas, o eso creemos muchos; no para fastidiar a la oposición en el Congreso de los Diputados y prorrogarla hasta el fin de las fases como pretende el Presidente Sánchez, es crucial para evitar más contagios y muertes.

El estado de alarma ha garantizado la salud pública en nuestro país, ha protegido a nuestros niños, ancianos, personas con patologías previas; a los más vulnerables, y sería un error continuar la desescalada sin ella.

Si vamos “a los penaltis”, nos podremos encontrar con un gran rebrote del coronavirus, más contagios, más muertes y todo lo que hemos hecho durante estos meses no habrá servido de nada.

Este es el panorama en otros países vecinos como Francia, donde el estado de alarma estará vigente hasta el 24 de julio o, en Italia, que continuará hasta el 31 de julio, este último muy azotado por la covid-19, al igual que España.

¿Por qué no seguir el ejemplo de estos países?

El estado de alarma es una necesidad, no un capricho del Gobierno. Y la normalidad como bien dijo el presidente no llegará hasta que exista una vacuna.

Mientras tanto, varias comunidades autónomas presionan a Sánchez cuestionando las diferentes prorrogas pero, la última prorroga del presidente incluye la cogobernanza para que los presidentes de las comunidades puedan gestionar esta crisis con mayor autonomía.

Ahora les pregunto: ¿prórroga?, para contener la pandemia durante la desescalada, o, ¿penaltis?, el caos absoluto.

Bien es cierto, que el estado de alarma no se puede mantener de manera indefinida, hay que reactivar la economía, el turismo, la hostelería, la actividad comercial; pero la manera de activarla es tener una garantía mínima de salud, y convivir con el virus con las reglas básicas de distancia física, uso de mascarillas y el lavado de las manos.

Pero sí defiendo esta última prorroga por los resultados del confinamiento. Hace dos meses la Covid-19 se propagaba a un ritmo diario de un 35%, a día de hoy el ritmo ha decrecido hasta el 0,24%.

También la defiendo porque hay que darles un respiro a nuestros sanitarios que han trabajado sin descanso, necesitan un respiro, y eso se conseguirá manteniendo el estado de alarma durante la desescalada, por lo que pueda venir después cuando lleguemos a la nueva normalidad.

Esto no se debe de convertir en una guerra entre partidos políticos, entre la izquierda y la derecha. Debe ser una decisión apoyada por la oposición por el bien de todos los ciudadanos de este país, independientemente de la ideología política.

No olviden que hablamos de salud, y lo que debería de primar antes que cualquier cosa son las vidas de todos y cada uno de nosotros.

Una vez lleguemos a la “nueva normalidad”, y les hablo a los políticos en particular, ya será el momento de pedir las responsabilidades políticas que cada cual considere convenientes, con reproches, solicitudes de dimisiones o, incluso, planteamiento de mociones de censura o de confianza.

Mientras tanto y hasta que llegue ese momento, protejan a la ciudadanía del virus hasta donde lleguen sus posibilidades y conocimientos.

Nos va la vida en ello.

¿Última prórroga o penaltis?