viernes. 29.03.2024

¿¡Quiero ser europeo!?

Por Enrique Vega Santana | El 25 M se elige mucho más que a los trajeados sentados en confortables sillones... 

Y digo bien. No se trata de una jugarreta del corrector ortográfico, ni soy una víctima de las sucesivas e interminables reformas educativas. Quiero ser europeo, pregunto y afirmo, porque el día 25 de mayo se elige mucho más que a los trajeados que vemos sentados en confortables sillones a la hora del telediario. Se elige hacia dónde queremos ir y cómo queremos hacerlo.

No me vale esta ola de euroescepticismo que parece haberse puesto de moda ahora, que Europa ha dejado de ser esa abuela caritativa que nos regalaba pastas de chocolate en forma de fondos de cohesión, para convertirse en una especie de madrastra de la ficción que castiga, impasible, obligándonos  a tomar aceite de hígado de bacalao en indigestas dosis de recortes.

Hace 28 años elegimos, y hemos de ser consecuentes con esa elección. Dijimos alto y claro que éramos un animal demasiado pequeño como para cazar solo en la sabana de la globalización que se cernía, que debíamos unirnos a una manada si no queríamos ser las futuras presas, pero unirse a una manada trae consecuencias, y que nos dejaran comer buenos trozos de carne cuando éramos poco más que cachorros podía valer en época de abundancia, interesaba vernos crecer y que nuestros dientes y garras fuesen cada vez más afilados; a fin de cuentas, de ello se beneficiaba la jauría, pero si la comida escasea, el macho dominante es el primero que come, y éste, desde Berlín enseña los colmillos y ruge, fuerte e insaciable.

Pero no debemos abandonar la manada ni conformarnos con lamer los huesos del fruto de la cacería, tenemos que decidir en las urnas si queremos ser meros capataces de un sistema capitalista y neoliberal, cada vez más caduco, o si empezamos a sentar las bases de otra Europa, en la que la cohesión social no sea una mera declaración programática y se convierta en una realidad. No podemos limitarnos a criticar la receta perversa de los ajustes sin reconocer que tras 28 años hemos podido hacer mejor las cosas.

Así pues, nos jugamos mucho el 25 de mayo, está en juego el sentar las bases de un nuevo modelo más justo y solidario, que pueda evitar dentro de una treintena de años, que unos tengan que lamer los huesos y otros puedan enseñar los colmillos. Es por todo ello que me pregunto si quiero ser europeo y es por todo ello que afirmo que sí, quiero, pero de otro modelo de Europa.    

¿¡Quiero ser europeo!?