viernes. 29.03.2024

Por un PSOE con talento

Por Gregorio Artiles | Si se acepta talento, aptitud que denota inteligencia o capacidad para desempeñar o ejercer una tarea, en este difícil momento derivado de la falta de mayoría suficiente para conformar gobierno en España, doy mi opinión sobre el talento que debe desarrollar la dirección nacional de los socialistas en España para salir de esta situación.

Parto de la idea, impuesta por determinados medios de comunicación, que dibuja un panorama de transición específica para el concepto “servicios” como si el PSOE solo se limitase a ofrecer el servicio de la noticia política en función de frases más o menos ocurrentes de algunos dirigentes, tanto de su pasado en la etapa democrática como actuales en funciones políticas específicas, quienes curiosamente aceptan su denominación como “barones” sin que se les haya escuchado manifestación alguna de protesta contra ese concepto tan feudal de su cargo o situación personal.

Solicitar abrir un debate interno justo antes de salir de vacaciones en varias federaciones regionales o proponer la celebración de tal debate sobre el “servicio” que tiene que prestar el PSOE como si no existiese, demuestra estar atrapado un sector del partido en una anarquía propia del improvisador, y estimo que debe superarse mediante la dedicación a la renovación o consolidación orgánica de la estructura PSOE a los tiempos que corren en función de una hoja de ruta cuyos puntos más destacados son los siguientes:

  1. El PSOE ha de renovarse orgánicamente sin dilación de forma que sea posible una necesaria regeneración democrática sinónimo de regeneración moral y regeneración ética resultando un cambio real. No cabe sólo la primera sin la segunda, pues tanto los valores generales como personales (el lenguaje que se utiliza en las relaciones con compañeras y compañeros de partido) tienen que cambiar si se aspira a mejorar la sociedad en su conjunto. Esta regeneración ha de hacerse sin perder tiempo por miedo a un fracaso, a la vista precisamente de que  todas las manifestaciones personales anteriores revelan miedo por necesidad, cuando lo correcto es el acierto por convicción.
  2. La tarea de renovación necesita talento y aprendizaje, tanto aptitud como actitud, y alejada con ello de tópicos como la experiencia, sinónimo de lo primero en perjuicio de lo segundo y su ausencia como hecho demostrado inverso. Las dudas iniciales internas son retos a superar y no ha de considerarse insuperable ninguna barrera, tanto interior como exterior, pues la contaminación es un riesgo que siempre va a existir.
  3. No dar carta de naturaleza a las opiniones de los analistas simbólicos, quienes alegremente califican la posición de los demás sin analizar lo que hicieron antes o lo mal que hacen ahora. La inmunidad no es patrimonio de alguien, sin que por ello se deba ir al extremo contrario de posibles faltas de respeto como descalificación sistemática de las aportaciones que en buena lógica hará cada uno.
  4. El PSOE tiene liderazgo personal y colectivo suficiente para esta tarea interna pero escaso liderazgo social. No hace falta innovar para distraer sino para convencer al mayor número posible de personas de que éste es su proyecto de partido, de sociedad y de enfoque personal en la vida por el que apuesta en función de un compromiso ético irrenunciable.
  5. Las y los socialistas lo son todo, quienes son capaces de recorrer este ciclo necesario de forma voluntaria y participativa es el activo fundamental, el motor de todo, los que no tienen miedo a que les ninguneen o pretendan cambiarles, intercambiarán ideas, las pulirán, las definirán y las aplicarán sin ningún tipo de imposición exterior, y todo ello para mejor.
  6. Huir de las nefastas proclamas históricas tipo “programa, programa, programa” que forman parte del agujero negro de la izquierda española ahora rescatado de forma bien notoria, cuando lo importante son los “valores, valores, valores” ya que las y los socialistas hemos demostrado que cambiamos el mundo precisamente para mejorarlo no solo en el fin, sino también en los medios. La ética siempre da buenos resultados y su falta produce los penosos espectáculos que vemos estos días amplificados en la opinión pública, al estilo de las campañas propagandísticas similares al “todo irá bien” que susurraba el verdugo al condenado cuando le ponía la soga al cuello, cuando se sabe de antemano para quien va a ir bien el “programa, programa, programa” de los demagogos existentes.
  7. El PSOE es imprescindible para hablar de política en España, ese es su principal activo y el que algunos tratan de dilapidar, pero el mayor activo debe acompañarse de la unidad, elemento fundamental para que aflore la superficialidad de otras formaciones políticas por su nula capacidad de aportar valor alguno claramente identificable, extremo que callan cobardemente algunos medios de comunicación metidos en la  “burbuja informativa” de los analistas simbólicos, hecho más que probado cuando incluso en programa, pretendidamente serio, se hacen quinielas sobre grupos políticos que han de formar gobierno como si se jugase solo el siguiente fin de semana una jornada más de su triste espectáculo y proponiendo, cuando no tienen razonamiento alguno para componer su quiniela, que el producto puede conseguirse “ausentándose seis o siete socialistas en el baño en el momento de la votación” sin siquiera perder la compostura.
  8. El proceso de regeneración y renovación interna del PSOE no admite, en mi modesta opinión, demora. Los retrasos injustificados aumentan rumores, incertidumbre y riesgos. Incluso si se considerase objetivamente que existiese un conflicto de intereses su lógica consecuencia es el encuentro de un punto de inflexión, punto que no puede ser otro que acometer el proceso de regeneración orgánico interno conducente a crear nuevas expectativas sociales y electorales para los socialistas en la medida que solucione ese eventual conflicto y cuya resolución, si se retrasase más, conllevaría el riesgo de consideración como dilema con lo cual no tendría solución posible.

Una vez destacado lo importante, queda, como siempre, defender la típica afirmación identificada como “una opinión no es más que un consejo” o, también, “opinar, en definitiva, se puede interpretar bien o mal en la medida que me indica por donde tengo que ir o cuando tengo que ir” y similares. Yo a esto contrapongo que, por desgracia, uno puede tomarse las cosas con más o menos prisa y la tendencia natural es solo ver los momentos iniciales pues, en caso contrario, no entendería que nadie calibrara realmente en el  tiempo y con todas sus consecuencias para España el apoyo a Mariano Rajoy para presidir un gobierno en nuestro país por parte de cuantos se limitan al dogma de la necesidad de evitar terceras elecciones achacando, sólo, la responsabilidad al PSOE respecto  su celebración o no.

El PSOE tiene un enorme reto que deriva, no de lo anterior sino de la necesidad de compartir problemas, ilusiones, capacidades y apoyos más allá de los momentos iniciales, en todas y cada una de las sucesivas fases del ciclo del socialismo que ha iniciado Pedro Sánchez al superar la concepción teórica de la tercera vía del socialismo vigente hasta hace nada, y que se producirá con total seguridad con más personas y, si es posible, con otras personas, lo cual conlleva su posible dilación en el tiempo y una cierta sensación de fracaso colectivo.

 El talento, pues, estará en conseguir un PSOE con estructura trasparente donde una organización sencilla, ligera y flexible pero muy leal y eficaz tenga redes de contacto que se movilicen en favor del propio partido para una España en plena regeneración, cosa que en la actualidad no sucede, y este obstáculo es necesario superarlo sin dilación en el tiempo, pues lo demás puede esperar ya que, en definitiva, ¿se puede aceptar apoyar en el tiempo a un gobierno en España sin ética alguna como el que implica las siglas PP en la actualidad? La respuesta es no, y como, acertadamente, defiende el Secretario General Pedro Sánchez No es No, y por mucho que intenten alterar el orden de las letras para interpretarlas en otro idioma no se va a convertir en “on” ni se habla, coloquialmente, inglés para interpretar ese otro posible significado.

Por un PSOE con talento