martes. 23.04.2024

La necesidad imperativa de fomentar la economía circular

Por Mario Regidor | Atravesamos un período cronológico lleno de profundos cambios y, entre lo malo y lo peor, parece que se acerca uno que puede ser muy positivo. Nos referimos a la llamada Economía Circular (en adelante, E.C.)

En la actualidad, gran parte de los procesos productivos y de generación de actividad económica se regulan siguiendo los viejos postulados de la llamada Economía Lineal (en adelante, E.L.). Se basa, en esencia, en la fabricación de un producto y, cuando éste se deteriora, se rompe o directamente, no puede cumplir su cometido, sustituirlo por otro.

Esta simple cronología respecto al “funcionamiento” del objeto o producto en cuestión, parecía responder a las necesidades de un capitalismo totalmente utilitarista que parecía satisfacer tanto al trabajador, como al fabricante y al usuario ya que el trabajador gozaba de una carga de trabajo prácticamente sostenido en el tiempo y que, por lo tanto, teóricamente, permitía mantener su puesto de trabajo, el fabricante veía, por su lado, no disminuir sus pedidos y continuar fabricando y el usuario renovaba su producto y lo modernizaba cuando la situación lo requería.

No obstante, este sistema escondía muchos vicios a pesar de su simplicidad. Para empezar, no es sostenible desde un punto de vista medioambiental. La cantidad de recursos que se gastan en la fabricación de dicho producto o en la realización de dicho servicio, implican un coste tan alto que, si bien es posible que no pague el comprador directo del mismo, sí que lo pagamos todos los ciudadanos por el deterioro ecológico que padecemos.

Por todo lo anterior, parece que tanto los poderes públicos como la propia conciencia moral del ser humano va fomentando y afianzando formas de entender el ciclo económico y productivo mucho más sostenibles y en este punto es donde cobra absoluta vigencia la E.C.

Esta filosofía económica que recibe múltiples nomenclaturas como Economía Azul, Ecología Industrial, Economía del rendimiento, Diseño Regenerativo o Cradle to Cradle, se basa en un ciclo productivo donde el producto se fabrica pero, cuando llega al fin de su ciclo productivo, se reutiliza, se le da nuevas funcionalidades y se recicla para convertirlo en otros productos u objetos de tal manera que el coste, en esencia, es mucho menor que con el anterior sistema.

En un entorno donde el crecimiento vegetativo de la población mundial va “in crescendo” y los recursos naturales van menguando casi con igual rápidez, formas alternativas de desarrollo económico que no estén ligadas al malgasto de los recursos se convierten en indispensables si no queremos que nuestra calidad de vida se reduzca con igual rapidez.

Además, en el ciclo de desecho, el material ya inservible si queremos eliminarlo es causante de una huella ecológica que va degradando el entorno que le rodea (quemándolo mediante incineradoras por ejemplo) y, sino, ocupando gran parte del espacio de las ciudades (vertederos, por ejemplo). En este aspecto, a pesar de las directivas comunitarias que inciden en la desaparición de aquellos vertederos ilegales y con altos índices de contaminación y su sustitución por los llamados Ecoparques con una menor huella ecológica y donde se prioriza el reciclaje y la reutilización de aquellos materiales útiles para la fabricación de nuevos productos, observamos, todavía, que en España el cumplimiento de dicha normativa es muy deficitaria.

En definitiva, se trata de contraponer el ciclo de desechar lo que ya no sirve, imperante hasta la actualidad y no sostenible en el tiempo, por aquél en el que, sin renunciar a un nivel de bienestar que ya consideramos prácticamente adquirido, sí sustituímos el santo y seña del anterior modelo (desechar) por una nueva vía de progreso económico y de sostenibilidad ambiental (reciclar y reutilizar).

Por todo lo anterior, desde Voces Transversales nos es grato comprobar que en la Ponencia del PSOE para el Congreso que va a tener lugar a mediados de junio y donde se debatirá entre los militantes, ocupa un lugar destacado dentro de su apartado económico la E.C. como una vía para cambiar nuestro modelo productivo con el fin de que se convierta en mucho más diversificado y no tan intensivo en mano de obra y en la utilización de recursos que, a fin de cuentas, no hacen sino empobrecer nuestro entorno y comprometer su futuro cara a las generaciones que continuarán nuestro legado.

La necesidad imperativa de fomentar la economía circular