jueves. 18.04.2024

Juguetes = Jugar

Por Patricia Pérez Rivero | Érase una vez una ciudad con luces en sus calles y casas, árboles gigantescos llenos de colores y personas con ilusión porque se estaba acercando la navidad. Una época que esta envuelta de deseos y magia para todos pero, en especial, para los más pequeños de la casa.

Los niños y niñas de la ciudad estaban felices por esta maravillosa época que para ellos es como una gran fiesta en donde un día recibirán regalos de los Reyes Magos y alguno incluso recibirá un presente del mismísimo Papá Noel. Cada niño y niña debían escribir su carta para que estos seres mágicos supieran que les gustaría tener para jugar estas navidades con sus familias y amigos. En ella tenían qué escribir su nombre, como se habían portado ese año y el juguete que más le gustaría tener.

A escasos días del día de Reyes, los colegios aprovecharon para explicar a los pequeños qué era la navidad y por qué era tan importante para todos. Así que comenzaron preguntando a cada niño o niña qué significaba para ellos la Navidad. Muchas de las respuestas que daban en cada colegio los pequeños eran prácticamente las mismas. La Navidad para ellos era ver muchas luces, hacer un árbol decorado con bolas de colores y recibir los regalos de los reyes magos.

Esta respuesta no fue ninguna sorpresa para los profesores dado que los niños actúan según ven a los adultos. Cada centro recogió la información para ponerlas en conocimiento de los otros colegios para ver las diferentes respuestas que podrían existir y como enfocar el tema de la Navidad.

Todos los colegios se reunieron y vieron que las respuestas coincidían, más del 80% del alumnado creía que la navidad es una época donde todo esta lleno de luces, las personas van cargados de bolsas con regalos, se decoran árboles y los reyes magos traen regalos para todos los niños que se porten bien.

Después de analizar las respuestas y exponer que lo primordial era transmitir a los niños y niñas que una navidad era más que una luz brillante o estar llenó de regalos por portarse bien, intentaron hacerles comprender que consistía en estar con personas que queremos mucho, compartiendo tiempo con ellos, ayudando a personas que no tienen un lugar donde celebrar la navidad y donando juguetes para que fueran entregados a niños y niñas que no tendrían ya que es mucho trabajo para los Reyes Magos.

Con estos conceptos claros cada centro llevo a cabo una campaña de navidad en la que cada alumno debía donar un alimento perecedero y un juguete un buen estado para ayudar y con esos presentes lograr que con nuestro acto de compartir lo que tenemos creamos la Navidad.

El día de las donaciones fue un éxito y los colegios lograron que los pequeños ampliaran su concepto de navidad donando para que de este modo cada familia recibiera un toque de alegría y esperanza en una época que para todos a veces se nos hace cuesta arriba.

En el colegio más grande de la ciudad aparte de donar, ese día en clase se explicó que no solo hay que portarse bien porque sea Navidad sino porque a medida que crecemos vamos aprendiendo que cada cosa tiene su momento y que portarse bien es sentirse bien con uno mismo y con los demás, siempre ayudando y colaborando para ser más niños grandes. También se aprovechó para que las clases fueran pensando que les gustaría pedir para reyes. Muchos niños lo tenían claro, otros querían tanto que no sabían que pedir y algunos por temor a la burla no pedían nada. A la hora del patio de los más pequeños, las profesoras sacaron juguetes para compartir. Entre ellos había: legos, cuentos, animales, coches, carros con peluches y muñecos. Todos al ver los juguetes se lanzaron a por ellos pero hubo un niño que no se acercó a ninguno. Su profesora se aproximó y le preguntó porque no jugaba con sus compañeros, el no respondía solo miraba el piso. La profesora un poco preocupada intentó empatizar con él y se sentó a su lado.

Profesora: ¿Quieres jugar en el recreo mirando al piso? No sé… Yo creo que es más divertido hacer una torre de legos, ver un cuento con tus amigos o coger el carro y sacar a los muñecos de paseo para que vean el cole.

Niño: Sí, esto es aburrido pero no puedo ir tengo vergüenza de jugar.

Profesora: ¡Vergüenza! ¿De jugar y pasarlo bien? No, no… voy contigo y verás que cuando te levantes del piso la vergüenza se irá.

Niño: No puedo… Yo quiero jugar con el carrito pero si lo hago se reían de mi, las niñas siempre juegan con él.

Profesora: Eso no pasará y si sucede piensa qué es lo que te gusta más estar aquí o allí con ese carro dando una vuelta con los muñecos. Si vas allí todos lo pasarán bien.

Niño: ¡Vale profe! Jugaré…

El niño se levantó y a medida que fue caminando iba levantando la cabeza, se acercó al carro que lo habían dejado de usar y comenzó a jugar con él. Al rato se había olvidado de su timidez y jugaba sin cesar hasta que se escuchó: ¡Eso es un carro de niña! ¡Pareces una niña!

El niño al escuchar eso soltó el carro y se fue corriendo a esconderse en el baño de su clase. En ese momento sonó el timbre y tuvo que volver a clase.

Dentro del aula la profesora lo fue a buscar al baño y habló con todos de lo sucedido en el patio. Hoy sacamos los juguetes para que todos los pasamos bien pero me da que no me hicieron caso.  Los juguetes son para jugar y aprender a compartirlos. Si yo juego con ustedes al pilla pilla, ¿soy una niña o niño? preguntó el niño que ofendió al niño que jugó con el carro. Le respondió una niña. ¿Y si yo y Manuel jugamos con un coche somos los dos niños?. El niño respondió que no, tu eres una niña con un coche y Manuel un niño con un coche. Entonces, ¿si Manuel juega con un carro es un niño pasándolo bien con un carro y sus muñecos no? El niño respondió que si. Y la profesora dijo: Lo que pasa es que cada uno elige con qué jugar o lo más que le guste y no a todos nos gusta lo mismo. Conclusión: cada uno que juegue con lo que más le guste siempre.

Pero después de su explicación Manuel le preguntó si eso era así porque cuando él mira las revistas de juguetes siempre en los carros con muñecos salen solo niñas. La profesora ante esto no supo responderle, pero le dijo que cada uno pide lo que quiera para jugar que no importaba nada más. Al acabar el día la profesora habló con los padres de Manuel y les puso al corriente de todo para trabajar, entre todos, la duda de Manuel y ahora el turno era el de los padres. Así que decidieron que esa misma tarde Manuel escribiría las cartas viendo previamente una revista.

Cerca del árbol gigantesco había una casa en donde vivía Manuel, sus padres le fueron a buscar a su cuarto para ayudarle a escribir la carta para los Reyes Magos.

Los padres preguntaron al niño qué quería para esta Navidad y como el niño quería muchos juguetes porque todos les gustaban y no sabía con cual quedarse, los padres le dieron las revistas de juguetes para que los viera uno a uno y se decidiera.

Mirando el niño con sus ojos abiertos a tanto juguete, vio uno que le encantaba pero, por timidez, no lo decía. El padre se dio cuenta de como miraba ese juguete sin parar y le preguntó si lo quería. El niño miró hacia abajo y muy bajito respondió que sí. La madre qué estaba callada mirando la situación habló con su hijo:

Madre: Si ese te gusta mucho, lo ponemos en la carta. ¿Quieres?

Manuel: Sí me gusta mamá pero no es para mi, es para niñas. Yo no lo puedo pedir, seguiré mirando.

Madre: ¿Qué es para niñas? ¿Quién te dijo eso cielo?

Manuel: Un niño en el colegio y lo pone en la revista también mira… Si es rosa siempre es de niña y lo que me gusta a mi es el carro rosa con el bebé qué está dormido. En la foto lo lleva una niña, por eso no lo pido. Yo no soy una niña.

Ambos padres se miraron perplejos al ver qué su hijo rechazaba lo que le gustaba porque en los catálogos marcaban un estereotipo social que hace que niños como su hijo piensen que cada género tiene sus propios juguetes. Con lo simple que era escribir la carta, y lo complicado que estaba resultando ahora. Los padres le dejaron viendo los juguetes y se fueron de la sala para pensar qué podían hacer.

Después de un rato analizando la situación, llegaron a una idea para hacerle entender a su hijo que no importa lo que una revista diga sino lo que crees tú. Si te gusta, pídelo. No es cuestión de ser niño o niña solo se trata de jugar y compartir lo que más te gusta con las personas de tu alrededor. 

Así que cerraron la revista, se vistieron y fueron a la tienda de juguetes. Una vez allí la madre le comentó: Cariño, cuando eliges un juguete es porque te gusta mucho y deseas jugar con él, enseñarlo a tus amigos y compartirlo. No hay juguetes para niñas o niños, solo muchísimos juguetes esperando a que un niño como tú juegue con ellos. Así que todo lo que ves es para jugar y no olvides que cuando juegas, haces feliz a tu corazón y al juguete por elegirlo.

Finalmente, el niño vio ese carro que tanto quería, se acercó, lo tocó y dijo en alto: “Mamá, papá, este carro lo quiero para reyes. Así que cuándo lleguemos a casa hay que escribirlo”

Colorín, Colorado, este cuento se ha acabado y con él demostramos que no hay género en juguetes sino un sinfín de sonrisas esperando a que cada niño elija con el corazón lo que más le guste.

Juguetes = Jugar