jueves. 25.04.2024

Un gobierno xenófobo: Italia en la encrucijada

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No es la primera vez que Italia viola la Convención Europea de Derechos Humanos, ya en 2012, había sido condenada por interceptar y enviar de vuelta a Libia a migrantes eritreos y somalíes

Por Sonia Carrasco | El nuevo Gobierno italiano ha llegado para instaurar la xenofobia en el país; la mano ejecutora, Matteo Salvini, en relación al barco Aquarius, ha llegado a decir lindezas como que está trabajando para “recuperar siete años de retrasos y buenismo” o que “la expulsión de inmigrantes salva vidas”.

Ante palabras como estas, mi fe en una Europa solidaria cae precipitadamente.

En la “guerra” entre Italia y Malta, ante el caso del Aquarius, ¿dónde estaba Bruselas? ¿Lavándose las manos?

Bruselas aseguraba no tener competencias, mientras Italia podría violar los artículos 2 y 3 de la Convención Europea de Derechos Humanos, los cuales dicen que es obligatorio prestar asistencia a personas que requieran auxilio urgente o elementos de primera necesidad; Italia, con increíble audacia y suprema mala leche, enviaba fruta (mucha de ella podrida) y médicos al Aquarius.

Parece que no han entendido que estas personas huyen del hambre y de la guerra, mientras que Giuseppe Conte habla de un aumento de la inmigración a causa de una “falsa solidaridad”; ¿falsa solidaridad es rescatar a personas de una muerte segura?

No es la primera vez que Italia viola la Convención Europea de Derechos Humanos, ya en 2012, había sido condenada por interceptar y enviar de vuelta a Libia a migrantes eritreos y somalíes.

¿En qué quedan estas condenas para que Italia pueda volver a ser tan insolidaria con el caso del Aquarius? ¿En multas económicas? ¿En tirones de orejas? Está visto que no sirven para nada estas condenas para una Italia xenófoba y que irá a más ante la “mano dura” que el Gobierno de Conte prometió en su investidura.

La inmigración es un problema que la Unión Europea tiene que abordar de forma razonable en su conjunto, no valen las acciones puntuales como la del Aquarius para dar una solución perdurable a miles de personas que huyen de sus países en busca de una vida mejor.

Con el Gobierno italiano solo estoy de acuerdo ante la afirmación: “La vida es sagrada”; y por ello, la Unión Europea tiene que enfrentarse de nuevo al reto de la inmigración aportando soluciones que garanticen la vida de los inmigrantes y la convivencia en los países miembros.

De todos modos, que quede bien clara una cuestión, este artículo trata de denunciar una postura de un gobierno europeo concreto, lamentablemente mimetizada con comportamientos igual de deleznables por parte de otros gobiernos de marcado tinte xenófobo y populista. La población italiana, al igual que la española, ha dado probadas muestras en épocas más duras de un sentido de la generosidad y de la compasión humana legendaria a lo largo de los tiempos pero que, ahora más que nunca, es necesario empoderar.

Un gobierno xenófobo: Italia en la encrucijada