viernes. 19.04.2024

Frenar el imparable aumento de la pobreza en España

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El gobierno de Mariano Rajoy ha aumentado de forma notoria el llamado círculo de desamparo, no solo por los datos concernientes al aumento de la desigualdad en términos de polarización, sino además con la llamada precarización de las clases medias

Por Gregorio Artiles | En España, actualmente y cara al futuro no sólo próximo sino en medio plazo de cinco años, se plantea un reto histórico que por el momento nadie acierta a adivinar el camino de superarlo y el reto no es otro que frenar primero y eliminar, en la medida de lo posible, el imparable aumento de la pobreza colectiva que se extiende como una plaga día a día por todo el país.

Ya no queda duda alguna que el llamado crecimiento del PIB como sinónimo de superación del período de crisis económica tradicional ha quedado en un mito, habida cuenta de que la llamada huella ecológica ha desmoronado este credo histórico reciente. España en general sufre un gravísimo deterioro climático que hace peligrar la estabilidad ecológica de la sociedad residente. El aumento del calor, la sequía  y la grave deforestación revelan la consolidación de una tendencia que ya deviene en un pesimismo colectivo de difícil superación.

Por otra parte, la percepción de un gobierno ineficaz, producto de una filosofía política articulada mediante una formación emparentada con supuestos de corrupción evidentes y de gran repercusión en todo el país dibujan si cabe, en el plano personal, un panorama de desconfianza de difícil medida, lo que se une a la constatación de que los esfuerzos personales de la sociedad en materia de consumo son más que notorios, y por desgracia su único efecto es el aumento de la desigualdad social.

España tiene una evolución favorable enmarcada, no olvidemos, dentro de un contexto general de evolución favorable a su vez por eliminación de los riesgos tradicionales que condicionaban su economía: evolución del precio del petróleo, del número de turistas reales o potenciales, tipo de interés bancario y evolución de precios de consumo. Estos datos macroeconómicos no inciden hoy directamente en los niveles de empleo y calidad del mismo, al ser compatibles con un pequeño aumento de la tasa de pobreza (llega al 22,3%) así como también incremento en hogares con dificultades para llegar a fin de mes (33,9%) y un estancamiento de la tasa de privación material severa en el 6,4%.

Esta favorable evolución de los datos macroeconómicos se traduce en que, apenas un 9% de los hogares bajo el umbral de la pobreza, (hogares con ingresos bajos en relación al conjunto de la población) percibe hoy día la recuperación económica en sus condiciones de vida. El dato oscilante de la cifra de empleos no debe hacernos olvidar que estamos ante 648.300 hogares que no tienen ningún ingreso por salario o prestación pública (sin contar las rentas mínimas autonómicas). Por ello, la mejor medida de la capacidad de gran parte de nuestra población en superar este muy largo período de crisis es observar, a su vez, la evolución de la llamada red de seguridad que les sirve a través de numerosos indicadores (diecisiete) para conocer si pueden afrontar situaciones adversas futuras.

El porcentaje de población familiar ha mejorado con relación a 2008 en su llamada red de protección para hacer frente a una eventual situación de resurgimiento de la crisis económica que supone que un 7,6% del total de familias pudieran entrar en crisis, mientras permanece inalterada para un porcentaje de poco más del 42% restante lo cual deja en el fatídico porcentaje de la mitad el empeoramiento colectivo familiar.

Demoledor dato que revela el recurso a las familias se debilita notoriamente, y por tanto diez años después nos encontramos con una mitad de unidades familiares con menos capacidad de ahorro, con menor capacidad para hacer frente a una reforma necesaria en la vivienda, menor capacidad para comprar suministros y de resistencia eventual ante una nueva crisis económica general, entre otros datos importantes.

El famoso demagogo que ocupa La Moncloa, cuya famosa frase “comprar televisores de plasma” es tan patética como su sueño de “una niña que juega feliz porque sus padres tienen un empleo les permite vivir” nos remonta al recuerdo de cualquier personaje de “La Fundación” donde Isaac Asimov haciendo manejo del concepto psicohistoria predecía comportamientos colectivos mucho más elaborados que los manifestados por este incompetente Rajoy.

Tenemos un Presidente de Gobierno que no se entera, pero lo peor es no quiere enterarse y nos tememos que nadie le recuerda que las familias lo han intentado casi todo, desde la reducción del 5% en gastos como electricidad, agua, gas –calefacción-, y en general todo cuanto se relacione con la vivienda, incluyendo comida, hasta el 10% en materia de transportes. También hemos de destacar el nivel de ocultación de determinados datos reveladores como el grado de acogimiento a familiares empobrecidos por la crisis en otros hogares familiares (para no reconocer la imposibilidad de vivir de forma independiente hoy día en numerosos casos) y no pagar a terceras personas para cuidar a familiares o afectados por enfermedad o por el cuidado de hijos. Poderosos indicadores son los que revelan que un 40% de las personas han aceptado en algún momento trabajos muy mal remunerados que incluso son del 29% cuando incluso el mismo era sin contrato de trabajo.

La llamada década perdida arrojará datos a su vez que muestran lo peligroso que es tener a un incapaz al frente de un gobierno, si con el porcentaje real superior al 15% de familias se han mudado a un hogar más económico que llega a ser cercano al 20% en la renuncia al vehículo propio ¿A qué porcentaje se habrá de llegar de aceptación de trabajos mal pagados, o sin contrato alguno, renuncia de coche propio y mudanza a casas más baratas para que este Presidente de Gobierno considere probado que todos los que compraron televisores de plasma sin poder pagarlo están en su adecuado nivel de vida? La respuesta aventuro que puede ser terrorífica.

El gobierno de Mariano Rajoy ha aumentado de forma notoria el llamado círculo de desamparo, no solo por los datos concernientes al aumento de la desigualdad en términos de polarización, sino además con la llamada precarización de las clases medias, que hemos analizado en sus aspectos más reconocibles, porque incluso hoy suena baladí que algunos otros aspectos que también han empeorado, como la pérdida de período de vacaciones o el aumento de solicitudes de crédito de carácter personal para afrontar los efectos de esta crisis, entre otros, lo que no oculta que quienes precisamente hacen una valoración más positiva cara a “descartar” un empeoramiento de su situación personal en los próximos cinco años sea en su mayoría del colectivo de residentes nuevos procedentes de países fuera de la Unión Europea que, por comparación, parten de una situación siempre peor a la que hoy, afortunadamente, disfrutan aquí.

Por tanto, una vez cumplida la década perdida, cinco años más pueden ser un período demasiado largo para afrontarse con la misma filosofía que nos ha llevado a esta situación. El calendario está con importantes citas en las urnas y de nosotros depende probar si hemos aprendido la lección.      

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