jueves. 28.03.2024

Esclavos de la Tecnología

Eduardo Serrano

Estaba, no hace mucho, almorzando en un restaurante con la familia cuando mi dispositivo se quedó sin batería, y sinceramente, lo que vi cuando levante la vista me dejo como menos preocupado, no siendo hasta ese momento consciente del hecho que les paso a comentar.

El 90% de los clientes del restaurante no levantaban su vista de sus teléfonos móviles. Además, reinaba un silencio sepulcral, y solo se alcanzaba a oír el cliqueo frenético de los dedos en las distintas pantallas de los terminales. Pero lo que llamaba por encima del todo la atención era la falta de comunicación con la persona que tienes enfrente.

Les animo a hacer un experimento social. Dejen sus terminales apagados por 3 días, o desactiven los datos móviles, para que solo puedan recibir o hacer llamadas telefónicas

Una vez acabada la cena, se te acerca un frio camarero al cual los enganchados de sus terminales no miran ni a los ojos, observan rápido lo que han de pagar y con los propios terminales realizan el pago acercándolo al datafono, se levantan y como un conjunto de zombies que nada envidiarían a los films del memorable George Romero, salen del recinto sin levantar la vista y tambaleándose, pero sin soltar su vicio tecnológico.

Caminando para volver a mi casa, te encuentras una escena cuanto menos cómica y preocupante a la vez. Ya no son los dueños los que pasean a sus perros, son ellos los paseados por sus mascotas, van por la calle sin mirar, ni levantar la vista, siendo llevados a golpe de tirón de su leal compañero.

Bueno estos casos son llevados a cabo por adultos, y en su responsabilidad y consciencia queda, pero esas costumbres llevadas a cabo por menores e incluso infantes, ya roza lo que podríamos calificar, futuros problemas de conducta, adicciones y problemas psicológicos. Nuestros menores usan las tecnologías para grabar y colgar en redes sociales, los casos de moobing, bromas e irresponsabilidades de todo tipo por conseguir unos ‘likes’ o como se definan en las distintas redes sociales en las que se encuentran apuntados. Generando con ello hijos y familias antisociales, sin comunicación, sin valores familiares, donde el ciber-coleguismo es la nota común.

Es digno de mención observar como ejemplo en los distintos lugares, como estos menores y adultos se acercan desesperadamente a los terminales de carga o a los enchufes para recargar sus terminales, quedándose al lado sin soltar su terminal y continuar con su navegación por la red de redes.

Les animo a hacer un experimento social. Dejen sus terminales apagados por 3 días, o desactiven los datos móviles, para que solo puedan recibir o hacer llamadas telefónicas, hay muchos y muchas a los que la adicción a lo virtual no se lo permite, pero en otros casos les aseguro que es toda una experiencia. Usar los ojos en vez de sacar fotos, escuchar en vez oír, hablar en vez de escribir.

Así lograremos romper una cadena de nuestra esclavitud tecnológica. Si seguimos por este camino de dependencia tecnológica, como seres pensantes y grupales, no nos llevara a nada bueno, surgirán nuevas patologías mentales, adicciones en algunos casos declaradas más duras que las propias drogas. Es más, según algunos grupos de psicólogos, la dependencia tecnológica es calificada al mismo nivel que la ludopatía, el alcoholismo, el tabaquismo y drogadicción.

Como en las dependencias, se debe comenzar por la propia educación cívica en casa, no como ocurre en bastantes hogares que dejan al menor con su terminal móvil, consola y demás artilugios electrónicos sin control, ya que así “no molesta” y está en casa tranquilo. Por favor, todo en su justa medida.

Bueno no les mareo más con mis reflexiones y hechos, pero si me gustaría que realizaran una autocrítica e intentaran pensar en lo que he intentado hacerles llegar.


 

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