viernes. 29.03.2024

La dificultad de decidir en política (el camino correcto)

José Montesdeoca | El resultado electoral arrojado por las urnas el pasado 20D, vino a disipar todo tipo de presagios, dudas e incertidumbre pre-electoralista, sobre quien sería la fuerza política más votada.

José Montesdeoca | El resultado electoral arrojado por las urnas el pasado 20D, vino a disipar todo tipo de presagios, dudas e incertidumbre pre-electoralista, sobre quien sería la fuerza política más votada.

Tanto la opción, como el pronunciamiento de los españoles y españolas fue claro, apostar por una pluralidad política hasta ahora desconocida en estos casi cuarenta años de Democracia que nos contemplan. Ello lleva inmerso y de forma irrefutable, un cambio tanto en las formas, como en los planteamientos a la hora de desarrollar las nuevas políticas emergentes. Nos encontramos a las puertas de lo desconocido políticamente hablando.

Tal situación, no debe suponer para los/as verdaderos demócratas una situación de intriga y mucho menos de miedo o preocupación de cara al futuro político, social y económico en nuestro país. Todo lo contrario, lo debemos percibir como un halo de esperanza e ilusión, ya que estamos abocados hacia una pluralidad tanto ideológica como dialéctica, que motivada y sostenida desde el respeto, tenderá por un lado, al enriquecimiento del debate desde las distintas bancadas del arco parlamentarista, y por otro, fortalecerá, como no puede ser de otra forma los valores y principios de la Democracia.

Es evidente, que una de las virtudes de la política contemporánea es el arte del “saber” negociar, que no debe confundirse con el “poder” negociar, cuestiones éstas antagónicas entre sí.

Observamos en estas últimas fechas la dificultad existente para poder formar un Gobierno de garantías y pleno de estabilidad en nuestro suelo patrio. Hemos comprobado como los intentos de investidura presidencial han resultado fallidos, no sólo para los intereses del Partido Socialista Obrero Español, sino también lo ha sido para la inmensa mayoría de españoles y españolas.

En qué se ha fallado? En el fondo, es decir en el “saber” negociar? O quizás en las formas? No podemos negar tanto la dedicación como el sobreesfuerzo realizado por nuestro Secretario General en pro de conformar un Gobierno de mínima estabilidad, a sabiendas de que tanto la aritmética como las matemáticas no le eran favorables.

Posiblemente el fallo de Pedro Sánchez y de forma coyuntural de todo el PSOE fue llegar al debate de investidura hipotecado por un unos acuerdos y pactos previos con la nueva derecha española.

Estoy convencido, que en política como en muchos órdenes de la vida, por mucho que se intente, por innumerables que sean los puentes que se extiendan para fomentar el diálogo, es imposible poder contentar a todos los sectores sociales y políticos. Como igual de cierto es, que no todo medio vale para alcanzar el objetivo final.

No dudo ni un ápice, que en su fuero interno nuestro Secretario General desea a toda costa acuerdos y pactos de gobernabilidad de índole progresistas  y de izquierdas, pero  ¡¡¡ ay ¡!!  Queridos amigos y amigas, que difícil debe ser, tener que tomar decisiones de esta índole cuando se reciben presiones externas de la oligarquía españolas, la banca y el IBEX-35 entre otro, acrecentada por los bombardeos e imposiciones internas que sin ningún tipo de reparo intentan sacar adelante la “baronía” socialista.

Viene a colación lo dicho hasta ahora, porque entiendo que un pacto con un híbrido ideológico y político como lo es el partido Ciudadanos, no favorece en nada a los intereses del Partido Socialista Obrero Español y mucho menos las políticas de cambios sociales, educativas, culturales y económicas que demanda la ciudadanía española. Ir cogidos de la mano con dicha fuerza política nos abocaría sencillamente a desarrollar políticas continuistas, opción totalmente contraria a propuestas electorales progresistas, que como tal, es un compromiso adquirido con la ciudadanía (derogación de la reforma laboral. Derogación de la Ley Wert, reformas económicas…entre otras).  No es procedente, de cara al futuro presencial del PSOE, si aspira a seguir siendo actor principal de la vida social y política en nuestro país, traicionar de forma solapada y ambigua a su electorado.

En otro orden de cosas, sería conveniente que los negociadores socialistas, se hicieran ver las políticas progresistas y reformadoras que este centenario partido ha llevado a cabo a lo largo de su historia, cuando ha tenido la responsabilidad de gobernar. Señalaré sólo algunas:

Fue el Partido Socialista Obrero Español (y no otro), el que durante el quinquenio de la II República Española, trajo a este país y por primera vez el derecho a voto de la mujer a través de la figura de Clara Campoamor. Fue el PSOE el que, a través de esa gran plaza pública que conocemos como Espacio Público Político, le dimos voz y al mismo tiempo protagonismo a los sectores sociales más desfavorecidos del momento. Sin olvidar la creación del Ministerio de Instrucción Pública y la posterior construcción de 25.000 escuelas en el ámbito rural.

En épocas más recientes y con los distintos gobiernos de Felipe González Márquez, se volvió a dar muestras de desarrollo e implementación de políticas públicas progresistas y no precisamente las de tipo simbólico (que es una modalidad de las mismas), sino aquellas que llamamos de tipo efectivo ( que vienen a satisfacer y complacer las necesidades de la mayor parte de la población), tales como la instauración de un servicio sanitario universal y gratuito.  O bien, el desarrollo de políticas culturales hasta límites insospechados, y desconocido hasta ese momento en España.

Además, se desarrollaron políticas sociales y al mismo tiempo comprometidas con el pensamiento socialista, con los distintos Gobiernos de José Luis Rodríguez Zapatero. Se desarrollaron leyes encaminadas hacia el ámbito de la igualdad de género. Los derechos y libertades de los ciudadanos y ciudadanas que fueron objetivos  constantes durante las dos legislaturas, al igual que nuestra apuesta por un cambio en el sistema educativo, queda fuera de toda duda (Educación para la Ciudadanía).

Creemos sinceramente qué ante un hipotético acuerdo de gobernabilidad con la nueva derecha de Ciudadanos, se podría desarrollar políticas ni tan siquiera similares a las anteriormente reseñadas?  ¡¡¡ Lo dudo!!!

Tenemos precedentes tanto como partido, como institución de Gobierno, que nos reporta una excelente carta de presentación para poder llegar a acuerdos de gobernabilidad con las fuerzas políticas de izquierdas, desde posicionamientos y planteamientos coherentes.

Me gustaría plantear una cuestión, tanto para el debate, como para la reflexión. ¿Por qué en Portugal, país con el que mantenemos ciertas similitudes en lo social, en lo económico, en lo cultural e inclusive, en lo poblacional, ha sido factible un pacto de gobierno de izquierdas (PSP, PCP y Ecologistas) y en España dicha posibilidad por momentos se desvanece? ¿Por qué en Portugal si y en España no?

Observo con cierta incredulidad el temor, miedo y rechazo que en ciertos representantes socialistas se suscita ante la posibilidad de llegar a acuerdos con formaciones políticas tales como Podemos o Izquierda Unida (sobre todo con la primera), cuando entiendo que debería ser todo lo contrario y no dejando de reconocer que a veces a la formación morada le ha perdido las formas, pero no por ello el contenido de su discurso.

Quizás dicho rechazo hacia Podemos venga precedido por la falta de autocrítica interna y el no querer reconocer por una parte del PSOE que los “podemistas” han venido a ocupar el espacio físico (la calle) y el espacio ideológico que nuestro partido abandonó hace décadas.

Se me antoja que ya es demasiado tarde para las lamentaciones y el rasgado de vestiduras. Han sido demasiadas las veces en las cuales el socialismo español ha incurrido en “dejación de funciones”, como así se puso de manifiesto, por ejemplo, con la derogación del 135 de Texto Constitucional, aderezado con dosis de nocturnidad y alevosía. Decisiones como ésta, son las que han puesto en cuestión su credibilidad y fiabilidad política. No obstante, entiendo que aún existe el tiempo y espacio necesario para restañar errores pretéritos.

Hemos escuchado de forma reiterada a Secretario General socialista decir aquello de: “son más las cuestiones que nos une a Podemos, que aquellas que nos separa”.  Dicha afirmación no es gratuita. Nada más lejos de la realidad.  Pedro Sánchez, sabe perfectamente, que al escuchar el discurso de Podemos, estamos escuchando el discurso del PSOE de finales de los años 70 y principios de los 80 del pasado siglo XX. Ver gesticular  a Pablo Iglesias Turrión o al mismísimo Errejón,  es como si hubiésemos atravesado el túnel del tiempo y estuviéramos viendo al Felipe González y al Alfonso Guerra de dicha época. Y por si fuera foco, el ideario podemista es un plagio cuasi perfecto del Programa Máximo socialista.

Es cierto que existe una línea roja casi insalvable, y reitero el “casi”, porque entiendo que no debe ser una barrera definitiva y mucho menos limitadora para llegar a futuros acuerdos. Me estoy refiriendo a la cuestión catalanista y al cacareado asunto del “derecho a decidir”.

Existe una vía intermedia y al mismo tiempo resolutiva para abordar la problemática catalana y al mismo tiempo sirva como instrumento interpretativo de cara a lo que debe suponer la  pluralidad de los territorios y por ende, como estímulo para el acercamiento y acuerdos con las distintas fuerzas políticas.

Desde la Corriente de Opinión Izquierda Socialista, se han elevado propuestas tanto a la Ejecutiva Federal del partido como a la comisión negociadora, a través de los dos últimos Comité Federales, apostando y al mismo tiempo entendiendo que un Federalismo Plurinacional pudiera ser la opción más plausible para contentar a todas las partes. Por un lado, estaríamos aportando una solución efectiva, pero posiblemente no definitiva a la problemática catalana, y por el otro serviría al PSOE para salvar diferencias en el ámbito de la negociación tanto con Izquierda Unida como con Podemos.

En definitiva, nos encontramos en un momento histórico, donde debemos tomar decisiones desde la calma, la mesura y la reflexión. Debemos ser lo suficientemente inteligentes como para no intentar buscar la cuadratura de círculo, ya que ello nos llevaría a la ridiculez política.  No debemos buscar la sinrazón del equilibrio, ya que ello nos abocaría a la incoherencia y a la ambigüedad. La historia como partido del PSOE y su experiencia institucional nos debe indicar el camino que debemos elegir, y éste sin duda será que esté ubicado a la izquierda.

La dificultad de decidir en política (el camino correcto)